Días pasados, un grupo muy numeroso de personas se movilizó manifestando diferentes críticas al gobierno argentino. El éxito de la marcha alentó a los organizadores a preparar una nueva manifestación para los próximos días. Frente a esto, nuestro compromiso a favor de los pobres nos invita a dar nuestra opinión:
Eduardo de la Serna, Marcelo Ciaramella, Roberto Murall y Juan Carlos Baigorrí *
1.
Nos parece muy positivo que la población se manifieste activamente para
expresar acuerdos o desacuerdos. La desmovilización y despolitización
fueron herederas del miedo impuesto por la dictadura de fines de los
años ’70 y se vieron reforzadas por las políticas de la década de los
’90.
2.
Lamentamos de la marcha pasada y alentamos a los organizadores a
evitarlo en las eventuales marchas subsiguientes, toda manifestación
violenta, desde banderas nazis hasta cánticos deseando la muerte a la
Presidenta, la falta de respeto a las Madres y las Abuelas, el desprecio
profundo a los pobres o cosas semejantes, de las cuales no hemos
escuchado rechazo por parte de organizadores u opositores. Nos parece
que esas manifestaciones desvirtúan toda propuesta o crítica si pretende
ser constructiva, lo que en principio desearíamos. A la vez,
cuestionamos las generalizaciones indiscriminadas o el “ninguneo” a toda
crítica por parte de sectores del oficialismo.
3.
Repudiamos sin el más mínimo atisbo de duda cualquier declaración que
aluda al actual gobierno como “dictadura”. Se podrá manifestar
desacuerdo con diferentes medidas, y es justo expresarse públicamente y
acorde a derecho hacerlo, pero una dictadura –como la dictadura
cívico-militar que hemos padecido y muchas de cuyas consecuencias
todavía padecemos– es algo muy diferente al modo actual de ejercicio del
gobierno, gobierno constitucional que además fue elegido recientemente
con el 54 por ciento de los votos.
4.
Lamentamos que las más variadas –y hasta opuestas– críticas al Gobierno
confluyan en una misma marcha, ya que de ese modo no es claro qué es lo
que se propone o contra qué medida específica de gobierno se manifiesta
y si los reclamos son veraces o deformados. En esas condiciones no es
fácil el diálogo o el debate, ya que no se entiende qué aspecto se
quiere resaltar o con cuál se quiere debatir.
5.
Invitamos a los organizadores a expresar públicamente una “profesión de
fe” democrática para desalentar cualquier amago de actitud
destituyente, que siempre estará sobrevolando en estos actos, y que
algunos medios alientan.
6.
Invitamos, finalmente, tanto a los organizadores como a los
participantes, a mirar con grandeza, dejando de lado eventuales
actitudes y reclamos preocupados únicamente con su propio bie-nestar,
comodidad o deseos, y a mirar con equidad particularmente las medidas de
gobierno o propuestas políticas que más beneficien a los pobres,
teniendo en cuenta a los más desfavorecidos de la sociedad en la actual
situación internacional y según las actuales posibilidades concretas.
* Presbíteros. Esta declaración de curas, religiosos, cristianos y no cristianos ya recibió el apoyo de otros 260 firmantes.
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