por
Hugo Bruschi
Pocos días antes a la invasión a IRAQ , un niño pregunta a su padre en
EEUU: " Papá, porqué los árabes tienen nuestro petróleo"? A lo que el
padre responde: "Es inadmisible hijo, pero ya están viajando nuestros
muchachos a poner las cosas en su lugar". Es evidente que el niño no
creía en armas de "destrucción masiva" como se informó a lo ancho y
largo del planeta.
Supongamos - que con otro argumento - decidan atacar a Venezuela en
busca de "su" petróleo. Han pensado Uds. amigos lectores que posición
adoptaría el gobierno uruguayo? Si aún no lo han hecho, es hora de ir
pensando, pues la idea no es tan descabellada, aunque lo parezca. La
lista de invasiones y los motivos, son interminables.
Los lazos de amistad de nuestro gobierno con Venezuela, no van más allá
de los dólares por concepto de intercambio y donaciones. A Chávez lo
recuerdan por los mangos que le aportó al país. Lo demás son versos, pues
si así no fuera, como se entiende que Uruguay representa todo lo
contrario a lo que Chávez representaba? Inexplicable.
En estos días visita nuestro país, el presidente Maduro, titular de un
gobierno reconocido por todo el mundo, menos por los EEUU, Capriles y
algunos políticos uruguayos. Estos políticos aconsejaban no entregar las
llaves de la ciudad, hasta tanto (los amos no reconozcan al gobierno de
Venezuela) no se verifiquen las famosas elecciones.
Yo pienso que el mejor favor que esta gente puede hacerle al FA, es
hablar. Pareciera que padecen de un mál congénito y que todos llegan al
mundo con un cerebro directamente conectado al intestino grueso. De ahí
que cuando piensan y hablan, se producen estos resultados tan
desagradables. Seguramente que en la próxima elección, se pondrá de
manifiesto aquello que decía Perón: "no ganamos por ser tan buenos, sino
porque nuestros rivales son peores" Palabras más o menos. O sea, la
teoría del mal menor. Para bien de nuestro destino, quisiera estar
equivocado mil veces.
Al igual que sucedió con Chávez, a Maduro lo recordarán por los dólares
que le dejó al país. Y como confío en la madurez de Maduro, descuento
que sabe muy bien con quien está tratando, aunque lo disimule en forma
elegante, llenando de elogios a su consejero espiritual.
Alguien puede creer que estos vaivenes a que nos tiene acostumbrados
esta gente, pueden pasar desapercibidos? Si Argentina toma medidas sin
pedirnos permiso, decimos que las relaciones andan muy mal, y nos
arrimamos al Brasil a ver que podemos "pescar". Si el Mercosur no
satisface nuestras pretensiones, le hacemos los deberes al imperio y
comenzamos a descalificarlo y dejamos la puerta abierta a cualquier otro
tratado comercial. En fin estamos pero no estamos, que somos amigos de
Venezuela mientras vengan los dólares y también somos amigos de los
enemigos de Venezuela.
Como decía Discépolo, "el amor se ahogó en la sopa, la panza es reina y el dinero Dios".
En fin, esta gente hizo una traducción equivocada del Martín Fierro y
para ellos "los hermanos sean unidos" sólo es válida si esos hermanos
vienen con mangos.
Ahora le toca el turno a Ecuador, que quiere ingresar al Mercosur, ya
les llegará la hora de ponerse. Y pobre del que no lo haga.Pero Ecuador
ya conoce el terreno y sabe que no es tierra firme.En una oportunidad
les envió petróleo para palear el duro invierno de la población y éstos
se lo vendieron a precio de mercado.
Estos son los valores que exhiben en el contexto latinoamericano. El de
un país manguero y quejumbroso. Que posa de víctima cuando lo conviene,
pero nunca el de defender principios, por aquello que decía Artigas de
no vender el rico patrimonio al vil precio de la necesidad.
Y estas conductas y valores, se van incorporando al espíritu nacional,
al extremo de parecer normales.Toda una sociedad se está educando en esa
falta de principios, en lo que lo mismo da una cosa como la otra, en la
pérdida de identidad, en aquello que describe "el cambalache", o sea en
el ocaso moral de una sociedad. En donde Dignidad ha pasado a ser un
sentimiento, una actitud en vias de extinción.Este es el legado que se
le va dejando a las generaciones que vendrán.
Lo único positivo que rescatamos de todo esto, es que cuando se toca el fondo, sólo nos queda emerger a la superficie.
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