Los usos de la pobreza . Por Horacio Verbitsky
LA IGLESIA REITERA LA PRESION AL GOBIERNO EN AÑO ELECTORAL
Pobreza cero, dice la Iglesia, que colecta 32
millones para los pobres y retira 31 en subsidios. El gobierno invierte
34.000 millones, en el mayor programa de reducción de la pobreza, que
bajó la desigualdad de 35 a 11 veces, con la transparencia que no tienen
las opacas cuentas episcopales. El Papa Francisco analizó la pobreza
con un especialista: su amigo Jerónimo Venegas, cuyo gremio mantiene el
mayor nivel de informalidad laboral. Enroque ministerial y exterminio de
los ornitorrincos.
El
sábado y el domingo próximos se realizará la colecta anual de Caritas el
organismo de beneficencia de la Iglesia Católica, cuya publicidad
gráfica y audiovisual anuncia: “Apuntamos alto. Pobreza cero”. Esto
coincide con la primera homilía que pronunció al asumir su cátedra el
nuevo arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, y con la que leyó
el 25 de mayo el arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani. Poli
proclamó, con apreciable economía de palabras, su “amor a los pobres,
sufrientes y excluidos”. Radrizzani enhebró cinco homilías pasadas de
Jorge Mario Bergoglio, para sostener que “la Argentina de hoy tiene
demasiados pobres y excluidos, los cuente quien los contare”. Esas
palabras, elegidas por La Nación y por Clarín para encabezar sus
respectivas crónicas, fueron proferidas por el ahora papa Francisco en
la conmemoración del Bicentenario de 2010, a la que CFK eligió no
asistir. Tres años después se las repitió en las resignadas narices
presidenciales el miembro del Episcopado que el gobierno considera menos
inamistoso. La misma intención campeó en el aviso de convocatoria del
Arzobispado porteño a la procesión de ayer hacia la Catedral para
celebrar la presencia del cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía.
Su título dice “Pan para la misión”, y junto a un Cristo tradicional,
se ve una imagen más parecida a un pan de campo que a una hostia
consagrada.
Menos del uno por mil
De este modo la Iglesia Católica ratifica la línea maestra de ataque al gobierno, con un tema que llama a la unanimidad, ya que cualquier nivel de pobreza en un país superabundante es una ofensa inadmisible, pero que en este caso encubre otras motivaciones. Así como un alimento cotidiano puede confundirse con la hostia sacramental, lo mismo ocurre con las diversas acepciones de la caridad, que van desde la virtud teologal del amor a Dios y al prójimo hasta la terrenal limosna a los necesitados. Caritas es una comisión integrada por tres obispos, de la que dependen una Caritas Nacional, 66 Caritas diocesanas, una por obispado, y 3500 Caritas parroquiales en todo el país. Entre 2003 y 2012 recaudó en total 93 millones de pesos. Esos datos surgen de las coberturas periodísticas de La Nación y Clarín, ya que no figura una rendición de cuentas en la página oficial de la institución. La recaudación se divide en tres tercios. El primero lo retiene la parroquia, que lo utiliza “para la tarea pastoral del día a día”, es decir gastos propios. El segundo lo conserva cada una de las 66 diócesis, que redistribuye los fondos en programas concretos o asistiendo a las parroquias o zonas que lo requieran. El último tercio va para Caritas Nacional, que lo invierte en planes de educación (Plan Educativo Emaús), trabajo (Plan Economía Solidaria), ciudadanía (Foro Solidario), vivienda (Programa de Autoconstrucción de Viviendas, junto al Ministerio de Planificación), y “ayuda inmediata” (ropa y alimentos a personas en situación de calle). En 2012 se obtuvieron 22,5 millones de pesos. La ejecución del presupuesto nacional de ese mismo año incluyó 11.691 millones de pesos para el pago de las Asignaciones Universales por Hijo a casi 3,5 millones de personas y 12.000 millones de asignaciones familiares a más de 4 millones de hijos de trabajadores formales, es decir 1053 veces más. Este año, las AUH llegarán a 18.750 millones y las asignaciones familiares a 15.000 millones. Para mantener la misma proporción, Caritas debería colectar 32 millones de pesos. En ese caso aportaría para aliviar la pobreza algo menos del uno por mil de lo que el Estado invierte en esa tarea, sin considerar ningún otro de sus muchos gastos sociales.Quita y pon
El alocado serrucho de la pobreza que tala la credibilidad de la Universidad Católica.
Fuente: Artemio López
Fuente: Artemio López
Un milagro
La referencia de Bergoglio-Radrizzani a quién cuenta el número de pobres y excluidos alude al debate por el Observatorio de la Deuda Social de la Pontificia Universidad Católica Argentina, cuyo Gran Canciller era en aquel momento el propio Bergoglio. Desde esa posición azuzó al gobierno con el aguijón del Observatorio, con la coincidencia tomista de razón y fe. El mismo López se refirió así a esas mediciones:“La utilización del discurso opositor bajo el formato estadístico es otro fetichismo corriente en estos días donde no existe oposición político-partidaria sólida y capaz de argumentar. Es la Iglesia la que divulga cifras referidas a la pobreza generadas en la universidad privada UCA, aprovechando el imaginario tradicional que supone a la institución católica “comprometida con los que menos tienen”. Nada más arbitrario y contradictorio con la historia reciente de la cúpula eclesial, protagonista de cuanto proyecto conservador y excluyente existió en el país.
Para esta “consultora opositora”, en noviembre de 2011 existía “un 34,9 por ciento de pobres en la región metropolitana. Esto es un nivel similar de pobreza que el de 2004, más precisamente la existente en el segundo semestre de aquel año, cuando la pobreza, según el impoluto Indec de entonces, ascendía a 37,7 por ciento en el Gran Buenos Aires. En ese momento concurrían tres factores que, analizados en conjunto, desbaratan de raíz el cálculo falaz del Observatorio de la Deuda Social:
1 La desocupación, que hoy es de 7,3 por ciento en el GBA, ascendía en 2004 al 15,3 por ciento.
2 El trabajo informal, que hoy asciende al 34,5 por ciento, en 2004 llegaba al 47,7.
3 Hoy existe la Asignación Universal por Hijo, que transfiere el equivalente a 440 pesos por hogar beneficiario, de alto impacto en el universo de ciudadanos bajo la línea de pobreza, cuando en 2004 simplemente no existía.
Recapitulando, según Caritas tendríamos a fines del año 2011 los mismos niveles de pobreza que en el segundo semestre de 2004, cuando se observaba el doble de desempleo abierto, un 30 por ciento más de trabajo informal que en la actualidad y aún no existía la Asignación Universal por Hijo. Un disparate por donde se lo mire”.
A mediados de 2012, el mismo Observatorio adujo que casi el 22 por ciento de la población vivía aún bajo la línea de pobreza, con un núcleo duro de indigencia del 5,4 por ciento. López desmenuzó en términos lapidarios esas nuevas cifras de aquel Observatorio: “No existe ningún ejemplo planetario de reducción tan drástica de la pobreza en tan corto lapso como el que señalan los informes de la UCA: ¡de 34,9 a 22 por ciento de la población en un semestre! Trece puntos de pobreza menos en seis meses. El Observatorio de la UCA pretende decirnos que abandonaron la pobreza en 180 días el equivalente a 5,2 millones de personas. A razón de 860.000 pobres menos por mes, 28.600 por día, 1192 por hora, casi 20 por minuto. Record Mundial, Medalla de Oro Olímpico en desempobrecimiento, si fuera cierto, claro. En fin, que ahora, en materia de baja de la pobreza, el Indec no está solo. El Observatorio de la Deuda Social de la UCA, o sea lo más cercano a Dios en materia de medición de pobreza, lo acompaña”. El último día de marzo de este año Clarín tituló su tapa con un nuevo relevamiento de la Universidad Católica, en el que decía que a fines de 2012, es decir en otro semestre, la pobreza había vuelto a crecer cinco puntos, hasta llegar al 26,9 por ciento de la población. López acompañó este análisis con un gráfico en el que las estimaciones del Observatorio episcopal aparecen como un alocado serrucho, con el que tala su propia credibilidad.
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