Y SIN EMBARGO, SE MUEVE Escrito por Gabriel Fernández
Alguien recuerda que hace 4 meses el maquinista Leonardo Andrada, uno de los testigos en la causa judicial sobre la tragedia de Once, fue asesinado con cuatro balazos por la espalda?
Nosotros si
Apuntes al evaluar datos tras un día agitado
Y SIN EMBARGO, SE MUEVE
Por Gabriel Fernández*
Hay una brisa tenue con frío en su
interior. Buen momento para sentir, lentamente, el sabor de un mate y
observar por la ventana el renacer de un otoño postergado. Y pensar.
El jueves 13 de junio ha sido un día
caluroso y demasiado cargado de información. Esto es, de trabajo. Ahora,
que trasciende la medianoche, es preciso un razonar algo más etéreo,
lejos de la reacción que impone la novedad.
Un tren nuevo, con frenos nuevos,
atraviesa señales de desaceleración sin tomarlas en cuenta. Nadie,
maquinista o acompañante, informa al menos que la máquina ha pasado por
esas indicaciones.
El motorman de la formación en marcha
–apreciables 62 kilómetros por hora- salió ileso. No hay valuación moral
en la observación, sino descripción: el eventual desmayo que se barajó
como probabilidad no le impidió reaccionar a tiempo con rápidos
reflejos. Felizmente.
¿Alguien recuerda hoy que hace cuatro
meses exactamente el maquinista Leonardo Andrada, uno de los testigos en
la causa judicial sobre la tragedia ferroviaria de Once, fue asesinado
con cuatro balazos por la espalda? Nosotros si.
Seguimos mateando. El pensar se torna
vaporoso. Quizás uno de los grandes enemigos de los seres humanos sea el
auto boicot. En algunos casos, sencillo, directo: creerse menos,
tirarse atrás. Cosas así.
En otros, sofisticado: emprender proyectos
escogiendo mal a socios y colaboradores. No hablamos de alianzas
políticas difusas o cuestionables. Más bien de zorros a quienes se les
ordena cuidar el gallinero.
Después de la tragedia de Once, el
gobierno reaccionó de modo curioso. Intervino la concesionaria, pero
sostuvo el área de reparaciones en manos de Cirigliano. A un tiempo, le
recortó los subsidios. Lo castigó, brindándole la herramienta para
patalear.
Vale la observación: acotar subsidios a un
empresario argentino implica ofenderlo en lo más íntimo. Por algún
motivo, el conjunto del empresariado privado de cierta relevancia
económica estima que, tragedias o no, el sentido de la existencia del
Estado no es otro que brindarle apoyo sin exigir nada.
Seguimos. La persistencia de las
concesiones ferroviarias siempre fue injustificada. Desde mucho antes de
Once, hasta el presente. Cuál es el motivo que ha llevado al gobierno
argentino a destinar cifras salvajes a sostener firmas improductivas e
ineficientes, es un misterio que da pie a las elucubraciones de los
medios opositores.
Injusto misterio, pues le brinda la
oportunidad de protestar y acusar, justamente a quienes promovieron
–estructuralmente- los actos de corrupción más importantes de la
historia nacional: las privatizaciones.
Somos unos cuantos pero nos conocemos
bastante: familias y compañías que han vivido despotricando contra la
intervención del Estado en la economía, gozan de de una riqueza
sorprendente gracias a los negocios que establecieron con esa denostada
insitución.
La brisa se mantiene con un equilibrio
envidiable. No se atenúa, no deviene en ventarrón. Es tiempo del cigarro
y la evocación: Bernardo Neustadt “denunciando” por la tele que los
ferrocarriles argentinos en manos del Estado dan pérdidas.
No dice que en todos los demás lugares del
mundo, también. Pues se trata de una inversión social que la comunidad
se otorga para transportar los elementos que sí están destinados a la
ganancia: la carga y la mano de obra. El leve olvido informativo
transmuta una verdad en una mentira plena.
Abrimos el celular y vemos el mensaje de
un colega: no olviden que un accidente en un transporte público es, de
cualquier modo, responsabilidad del Estado. No lo olvidamos. Venimos
duros al respecto. En muchas áreas –vale evocar el Editorial del lunes,
por caso-. Pero es que la investigación de toda la jornada nos lleva a
conclusiones ríspidas.
Y si hay algo que no aceptamos es el timón
fijo. Pero claro está: el humo no releva el vaporcito que mana del
verde placer, y a cambiar la yerba. La preparación del mate demanda un
tiempo interno, una suerte de recreo sereno, que invita a pensar con más
ramificaciones. Aún más.
Esta yerba está buena porque no genera
acidez. El hincha baleado en La Plata no era de barra brava alguna, sino
que se caracterizaba por evitar los conflictos y facilitar soluciones
para los traperos granates. A los amigos de Lanús que consultamos les
quedó una sensación: la policía fue a matar, hubiera incidentes o no.
Las bombillas que hace Cesar no se tapan.
Es asombroso, pero es así. Qué curioso el apellido Rawson. De dónde
vendrá. Por lo pronto, el hombre es del Pro, así que algún antepasado,
sonríe. ¿Qué dijo la mamá de la pobre piba? Norma lo recuerda: “no estoy
enojada”. ¡Cuánta madurez! Y qué lío que armaron los medios.
Pero ya está. Vuelvo con el hermoso
cilindro de madera rebosante de yerba y listo para humear sanamente.
Basta de divagues, a ver si todavía se piensa que estoy narrando una
concatenación de hechos destinados a enrarecer el ambiente cuando mal
que bien se inicia un nuevo ciclo de recuperación económica que puede
desembocar en una victoria electoral del oficialismo.
Pero qué cosas se me ocurren ¿me habré vuelto de La Cámpora?
Vamos a fondo para objetar el propio
planteo: otro colega nos ha señalado “lo que dijo DElía es una locura,
un disparate”. Un oyente se enojó, a la tarde: “en medio del dolor es
una falta de respeto hablar de conspiraciones. ¿Pretenden echarle la
culpa a Magnetto?”.
En la misma línea, pero más sesudo, un
militante afirmó “las teorías conspirativas son paranoicas, no explican
los procesos, perjudican el análisis”. Y nosotros, que pensamos que en
la vida individual los paranoicos se equivocan y que el dicho “piensa
mal y acertarás” es propio de imbéciles, seguimos mirando lo ocurrido en
este caso; y no hay manera.
Por fin, la ayuda nos llega desde
Ensenada: “¿y porque no choca el Ferrocarril Roca que es un desastre?
¿Porqué chocan trenes en una línea especialmente equipada por el Estado
en los últimos meses?”. Alguien llama desde Castelar: “tomo el tren
todos los días, el servicio mejoró mucho. Hay lugar para frenar, como lo
hacen todos los días. Parece que no hubieran querido”.
Ya que hacemos un texto cuestionable,
vamos a quedar bien. Lo que hay que decir en estos casos es: debemos
esperar el veredicto de la Justicia. (Dicho sea de paso, estamos a favor
de la democratización, para que las empresas tengan, al menos,
dificultades para coimear jueces; así nomás). Pero claro que hay que
esperar el contenido de la caja negra, de la cámara de la cabina. De
todas las pericias.
Todo bien. Y sin embargo, reiniciamos la
computadora y le escribimos al colega que lanzó aquél puntapié inicial:
fue un atentado. Pensá, seguí los datos existentes. Somos críticos de la
ausencia de una política ferroviaria nacional, pero lo de este jueves
no cierra por ningún lado. Y lo que a nosotros nos parece poco, a Ellos
les parece un horror.
Este gobierno tiene unas cuantas fallas;
qué duda cabe. Algunas están en este artículo. Pero no merece el
lanzamiento de mierda descomunal que recibe a diario. Y más vale que
Sobrero no se enoje tanto con DElía. A ver si todavía Moyano tiene que
sacar una solicitada en defensa de la libertad sindical.
Finalmente, una aclaración cuya necesidad
habla del candor de nuestra gente. Ante el interrogante de “pero ¿serán
capaces de hacer algo así?”, vale recordar que las empresas más
importantes han desaparecido, torturado y asesinado a 30 mil argentinos
en aquél proceso militar - liberal.
¿Tres pasajeros de origen popular? ¿Qué representan para Ellos?
A la hora de hacer la pregunta “¿A quién
beneficia?”, abrimos Perfil y vemos una Cristina sonriente, con títulos
que sugieren que se acongojó poquito y que a su entender las cosas
pasan, que son las paradojas de la vida. Debajo, una larga lista de
previsibles lectores indignados por la “insensibilidad” de la jefa de
Estado y su irrefrenable inclinación a la corruptela.
Entonces publicamos esta nota. Sin buscar respaldo alguno.
*Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica.
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