Quién nos ha visto y quién nos ve. Aporte a la reflexión / Por J.J.Ferrite


Diversos eventos en Uruguay motivan estas líneas como un aporte más a la reflexión, mirada con la perspectiva sesgada que dan la distancia y el tiempo.
Afincado en estas tierras después de aquel aciago 1973, como miles y sin proponérnoslo, conformamos el grupo más numeroso de migrantes uruguayos.
Migrantes en su mayoría trabajadores y de ellos los más pobres, migrantes invisibilizados en el discurso oficial, migrantes ensalzados por sus virtudes cívicas y cada cinco años convocados por candidatos, sin importar pertenencia ni color partidario a viajar y participar en las elecciones presidenciales.
Hemos sido poco menos que barridos por los vientos de la modernidad, pero a la hora de votar hay que viajar, no existe el voto consular ni ningún otro. Y tal están las cosas que cada vez son menos los que cruzan el charco con la vocación cívica de otrora. Si le dicen que cruzaron veinte mil dude, si le dicen treinta mil tenga certeza que le mienten.
Dicho sin rencor, somos migrantes ninguneados en el imaginario de “la patria peregrina”. No hay tal cosa, más bien trabajadores que echan raíces y se incorporan, unos más otros menos, al devenir político social del lugar que le toca en suerte.

Hubo una vez un sueño que de a poco cobró fuerza política y se llamó Frente Amplio, con mayúsculas. Un comienzo sustentado en el compromiso y la ética militante que fue tronchado a poco de nacer por el golpe cívico militar.
La región, Latinoamérica, fue conmovida por sucesos de variado tenor que fueron de la Revolución Cubana a la vía pacífica al socialismo de Salvador Allende. Los uruguayos no estuvimos ausentes al clamor de entonces.
Pero bastó poco más de una década para que la reacción de los reaccionarios fructificase en nuevas dictaduras, con el claro y sangriento mensaje de que las mayorías poco importábamos para los grupos de poder.

La frase, “la única verdad es la realidad” además de atribuírsela al general Juan D. Perón permite develar asuntos aparentemente confusos.
Existe una dudosa épica atribuible a los orientales incluyendo “la garra charrúa” que se pierde en el fondo de los tiempos. Veamos.
A partir de 1985 y el retorno de la democracia, en elecciones libres y democráticas fueron elegidos durante dos décadas gobernantes del Partido Colorado y del Partido Nacional, de cuño liberal y neoliberal, alguno de ellos fervientes defensores de la dictadura. Recién después, la izquierda obtiene el favor de las mayorías y con ello, la presidencia de la república.
Pero para entonces la fuerza política había mutado a la vista de todos para convertirse en el frente amplio, con minúsculas.
El discurso opositor del frente amplio y el PIT-CNT, sustentado por innumerables razones a la instalación de la fábrica de pasta de celulosa (Botnia) en Fray Bentos a poco devino en lo contrario apenas iniciado el gobierno del Dr. Tabaré Vázquez en 2005.
En otro plano, bajo la presidencia de Pepe Mujica, nos fue permitido advertir la dilación en materia de Derechos Humanos con nuevos elementos de análisis como los exabruptos sobre el particular del ministro Fernández Huidobro, la emblemática visita hospitalaria del presidente ex tupamaro al represor general Dalmao, pasando por las recientes cartas del ignoto Amodio Pérez que si no son demostrativas de un pacto entre los antiguos  jefes de las fuerzas en pugna, a la vista de todos quedan en el presente como relaciones amigables…
Innecesario decir que el marco democrático y la fortaleza institucional, son la garantía de las mayorías que demandan trabajo digno, salud y educación pública, y programas de inclusión social a los más desprotegidos. Dicho esto por si algún distraído interpreta estas líneas como disociadoras o alocadas.

Los asuntos no saldados por los gobiernos del frente amplio cosecharon  resultados electorales portadores de gran valor simbólico y una advertencia a un discurso oficial reñido con la realidad. Quizá por eso, doce departamentos eligieron intendentes Blancos y en la capital la hegemonía frentista pasa a ser un dato del pasado.
La pregunta es obligatoria ¿volvemos como pueblo a las expectativas conservadoras del período 1985-2005? ¿Reafirman los gobiernos del frente amplio las políticas neoliberales de los ’90?

Leíamos en este blog una nota de José Rocca donde dice de modo señero: “Las cifras de la industria en el primer cuatrimestre de 2015, indican un aumento de 8% de volumen físico respecto los primeros meses de 2015. Y un descenso de casi 6% en la ocupación generada por el sector. El crecimiento del producto se concentra esencialmente en la producción de celulosa y químicos en zonas francas”.
La estrategia defendida por el super ministro D.Astori es tan clara como liberal, un país exportador-importador  con un puerto hub que comercie desde Montevideo con un Mercosur de puertas y piernas  abiertas, presumiendo contar con un mercado sin injerencia de Estado alguno. En definitiva se asume arteramente convertir al país soberano en un enclave colonial y al puerto de Montevideo en la cabecera.
Los Frenteamplistas con mayúsculas nos debemos una proseada…

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