Nuestros primos los griegos. Por J.J.Ferrite
No sabré nunca si es cierto que de allá venimos, pero
no me quedan casi dudas que hacia allá vamos. Más precisamente al modelo griego
moderno, muy alejado si se quiere de las maravillas fílmicas de Pasolini.
No se trata de establecer comparaciones caprichosas o
miradas tangenciales que no tienen que ver con el fondo del asunto.
Estamos si se quiere en mundos diferentes, a saber, Grecia
está en la “zona euro” a un paso de Turquía y Rusia, a dos pasos de Medio
Oriente y EEUU.
Un verdadero polvorín geopolítico donde las potencias
dirimen sus intereses y el control del gas para no morir de frío en el invierno
septentrional.
Nuestros problemas pasan por consolidar espacios como
el Mercosur o la Unasur, o la alianza
del Pacífico y el grado de soberanía o subordinación a EEUU y en otra medida
con los europeos. Tenemos otros asuntos delicados como industrializarnos para
agregar valor y superar el horizonte de la producción primaria; la cuestión de
la dependencia económico-financiera que deuda externa mediante estrangula la
mínima posibilidad de crecimiento sustentable; y un asunto insoslayable como es
la desigualdad social que junto al des-empleo son la madre de muchos de nuestros
males colectivos.
A mero título de poner en contexto, transcribo los
datos del PBI/2013 publicados por el FMI. Los países fueron elegidos de modo
arbitrario porque la mayoría son países hermanos, otros primos salvo uno.
Permite en una rápida mirada percibir dónde estamos parados, cuestión que no es
poca cosa, porque los medios desinformativos y ciertas parodias políticas nos
sumen sistemáticamente en el error y las miasmas.
PBI en miles de millones de dólares, año 2013, fuente
FMI.
Recordamos, PBI es la sigla de Producto Bruto Interno,
conjunto de los bienes y servicios producidos en un país durante un año.
Alemania 3.635
Brasil 2.242
España 1.358
Argentina 448
Grecia
241
Uruguay
56
Paraguay
28
Como dice mi amigo Pancho, a diferencia de las
palabras que pueden ser buenas o malas, los números son eso, números. Están allí
anotados para que cada uno los mire como le venga en ganas.
Si los griegos son nuestros primos y a nadie ofende,
pretendo sin ningún objeto cierto señalar algunos rasgos comunes por sobre las
diferencias, en parte ya señaladas.
Y qué mejor que citar algunos párrafos del “acuerdo”
impuesto por la troika a los griegos después que su primer ministro, Alexis
Tsipras enterrara la palabra empeñada en las últimas elecciones.
La crisis política no demoró y en cuestión de horas
llevó a la renuncia de algunos de sus compañeros de ruta y al estado de conmoción
pública por la zozobra social que se
avecina.
Para poder consensuar el nuevo Memorándum de
Entendimiento (MOU) Grecia deberá impulsar otra serie de reformas: nuevos
cambios en el régimen de jubilaciones, aplicación de la cláusula de déficit
cero antes de octubre de 2015, mayor desregulación del mercado de servicios
(incluyendo desde los horarios de atención de los comercios hasta la apertura
del transporte marítimo), privatización del operador de la red de transmisión
eléctrica Admie, flexibilización del mercado laboral, fortalecimiento del
sector financiero y reducción de costos en la administración pública.
Como usted comprende, leído de un tirón es tan trágico
como doloroso.
En 2011, el gobierno de Giorgos Papandreu creó una
sociedad anónima de la República Helénica a la que se le transfirieron todas
las firmas que se pusieron en venta: proveedoras de agua, telefonía, gas,
electricidad, trenes, aeropuertos, la lotería, el correo, los principales
puertos y miles de propiedades y tierras públicas, incluyendo las islas de los
afiches turísticos.
Pensaban recaudar 50 mil millones de euros en cuatro
años pero ingreso apenas el 10%, 5 mil millones.
Sería suficiente para ilustrar el drama de nuestros
primos, pero la troika quiere acelerar el proceso de desguace y más allá de lo
que se recaude, el documento prevé que el 50% será para recapitalizar bancos,
un 25% para pagar deuda y el 25% restante para inversiones. Por eso decía que
no todos son nuestros primos y ya hay analistas que señalan a Alemania con el
comportamiento desatinado que la caracterizó previo a las dos grandes guerras
del siglo XX.
No es el momento, pero ¿no le parece que hay parecidos
que espantan?
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