Entrevista con Iván Eginsson Eysturland, un uruguayo más EL ORIENTAL DEL NORTE / Sala de Redacción Julio Castro



Un viaje a Chile por negocios,lo conectó nuevamente con Uruguay. Desde Punta Arena viajó hasta Puerto Madrin en auto, y se tomó un avión hacia Montevideo, para encontrarse por octava vez con el país que tanto quiere, “por supuesto que no me podía perder el partido contra Chile. Y más después de lo sucedido en la Copa América”. El día después de la victoria de la selección uruguaya frente a la chilena en el Centenario por las Eliminatorias Rusia 2018, me encontré con él para realizarle la entrevista. Con una remera del mundial de 1930 y una gigantesca sonrisa, Iván estaba sentado junto a su esposa, y entre los dos un pequeño muñeco del 9 del Barcelona. Nuestras primeras palabras fueron “Luis Suárez”, y las risas invadieron el ambiente.

Estaba feliz por el resultado del día anterior, “el juego tal vez no fue perfecto. Pero en defensa estuvo bien, especialmente en el segundo tiempo. El resultado por supuesto estuvo grandioso. Estamos todos muy felices por eso”.

Eginsson Eysturland nació en Rusia, pero se mudó de adolescente a las Islas Feroe, un país autónomo del Reino de Dinamarca, un archipiélago ubicado en el Atlántico Norte. “Feroe tiene tan solo 49.000 habitantes. Es menos la población que la capacidad del Estadio Centenario”, expresó sorprendido. Más de 11.000 km de distancia separan a Uruguay de las Islas Feroe, pero el fútbol se vive con la misma intensidad y la misma pasión; “solo hay dos países con tanta pasión por el fútbol, y esos son uruguay e Islas Feroe”, manifestó entre risas.

Su fanatismo por la selección uruguaya y por el país comenzó hace muchísimos años atrás. Hace 34 largos años, tuvo la primera noción de la existencia del pequeño territorio charrúa. “Cuanto tenía 7 años conocía todos los países del mundo y sus capitales”, pero Uruguay le llamó la atención. Años después, en los 80, comentó que conoció a la selección uruguaya, en el Mundial de México, pero no le gustó el juego. Sin embargo, la llegada del Maestro Tabárez a la selección provocó el “flechazo” con “La Celeste”, y desde ese entonces se ha convertido en un incansable seguidor del equipo.

El fútbol ocupa un lugar muy importante en su vida, pero su trabajo le consume muchísimo tiempo. Todos los días de su vida son diferentes, “no hay días regulares, porque viajo mucho, vendo embarcaciones y viajo a diferentes países. Pero si estoy en casa trabajo con mi computadora”. Leer libros era una gran pasión, pero “ahora es todo información vieja. Todo se puede encontrar en Internet”. Sus tiempos libres se los pasa en su computadora buscando información, y viajando. “Nos encanta la geografía, ver lugares nuevos. Hemos estado como en 85 países”, comentó.

Su pequeño país también tiene una selección, “creo que juegan bien. Por supuesto que pierden la mayoría de los partidos. En estas eliminatorias por Europa ganamos dos veces contra Grecia. El segundo partido jugamos contra Sergio Markarián, y el equipo dirigido por él, perdió de local contra nosotros”. El fútbol en las Islas Feroe es amateur, pero cuenta con 24 equipos en cuatro divisiones, tiene seis o siete jugadores en otros países, y agregó que “el 10% de la población asiste a los partidos”.

-¿Cómo encontrás al equipo de Uruguay actualmente?

-El equipo de Uruguay hoy es genial. Me gusta mucho el Maestro Tabárez. Mucha gente lo critica, especialmente en el extranjero, porque no cambia jugadores, pero creo que este equipo tiene mucho potencial, especialmente porque Suárez regresa. Pienso que las posibilidades para ir a Rusia son muy buenas. Y me gustaría tal vez asistir a ver a Uruguay porque hablo ruso y conozco todas las situaciones. Tengo buenos contactos en Rusia. Ayer tuve una reunión con AUF, tal vez me contraten para el mundial”.

Además de la pasión por el fútbol, estos dos países comparten, según Eginsson, algo más. “Al ser países tan pequeños, todos se conocen. Todas las personas están conectadas”. Sus compañeros de la isla “están encantados, y muy fascinados. Esto es por la complejidad del pequeño país, porque la mayoría de la gente apoya a grandes equipos de grandes países como Argentina, España, Italia y Alemania. Y los pequeños países como Uruguay no reciben tanto apoyo, por eso están encantados, porque no están acostumbrados a eso”.

Se despierta de madrugada para ver a Uruguay, tiene en su casa una pintura de Artigas, su pasión trasciende un mero partido de fútbol. Y su pareja, Kinga Eysturland, contó cómo lo vive: “No es fácil, yo lo tolero y todavía piensoque es mejor que las drogas o hacer algo malo. Iván pasa mucho tiempo leyendo de Uruguay. Y pasa horas eninternet leyendo biografías de jugadores. Consume mucho tiempo. Y de alguna forma se volvió parte de nuestravidas. Se volvió tan natural para mi, no estaba realmente interesada, pero vi tantos juegos en vivo, y escuchotanto de estos jugadores, que aprendí los nombre a la fuerza”.

Su interés por el fútbol existió siempre. En Rusia de joven fue periodista deportivo, y años después,  cuando se mudó a Feroe, lo siguió haciendo por algún tiempo. Sin embargo no sigue los clubes de fútbol, “para mi es comercial, no es interesante. Y otra cosa, si estuviera interesado en un club de fútbol, como con la selección nacional, no tendría tiempo para hacer otra cosa en mi vida”, expresó entre risas y Kinga, su pareja, asintió con la cabeza.

En 2008 fue la primera vez que viajó a Uruguay, y fue también la primera vez que vio a la selección jugar en un estadio. “Invité a un amigo, que es jugador de la selección de las Isla Feroe. Vinimos a ver Uruguay contra Venezuela y Perú. Para mi fue un sueño hecho realidad, después de tantos años tuve la posibilidad de viajar a Uruguay y ver a la selección”. El interés, la emoción y la pasión que sentía por la selección charrúa aumentó; “supe que era la primera vez, pero no la última. Y ahora esta es mi octava visita. Pero también estuve en Sudáfrica por el mundial, a Brasil, a España, Qatar, Rumania y Rusia” y agregó que ha ido a ver a la selección uruguaya más de 20 veces.



Cada vez que viaja a Sudamérica por negocios, planea una escapada hacia Uruguay, “siempre está en mis planes cuando vengo al continente”, manifestó y esbozó una sonrisa. De Uruguay conoce todos los departamentos, no pudo recorrer todas las capitales, pero sí ciudades pequeñas. Para él “Uruguay es interesante y emocionante. Francamente me gusta todo”. Pero si algún día les toca vivir en Uruguay, Maldonado sería el departamento elegido.

-¿Vendrían a vivir a Uruguay?

-Todavía no lo sabemos, depende de mi profesión y economía. Pero nos gustaría tratar de vivir en Uruguay por un tiempo, para aprender el idioma y vivir una nueva experiencia. Realmente nos gustaría y esperemos que se pueda dar esta posibilidad dentro de un tiempo.

Detrás del apellido, Eysturland, que comparte con su pareja, hay una gran historia. Cuando le pregunté por el significado se lo notó ansioso y feliz, y ambos sonrieron mirándose a los ojos. Cuenta que en las Islas Feroe es posible tener otro apellido, ya que el 10% o 15% de la población tiene el mismo;  “la posibilidad de cambiárselo se vuelve tentadora”. “Elegimos ese apellido, porque tiene muchos significados”, agregó, pero el más importante está inspirado en Uruguay. “Eysturland”, quiere decir en español “Tierra Oriental”, y para ellos “Uruguay es la Tierra Oriental”.

Con esa respuesta dimos por finalizada la entrevista. El sol comenzaba a esconderse, y ellos aún tenían muchas personas por visitar. Escritores, adolescentes, jugadores, todos amigos que conoció por su pasión por el fútbol, y en especial por su locura irremediable por la selección uruguaya, que congenia perfectamente con la de todos los “orientales”, y que le permite pasar entre las multitudes como un uruguayo más.

Valentina Caredio

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