SALARIOS Y AJUSTES. HISTORIAS REPETIDAS. / José Rocca



La historia de las crisis en Uruguay durante los últimos cincuenta años demuestra que su costo recayó esencialmente sobre los trabajadores.
Los ciclos económicos con fases de retraso del tipo de cambio, expansión exagerada del consumo, incremento de deudas públicas y privadas, revirtieron posteriormente en menor demanda, crisis productivas y financieras que golpearon los salarios reales.
La crisis y ruptura de la “tablita” – creada a finales de los setenta utilizando el retraso del precio del dólar como ancla del IPC – fue encarada por el Estado mediante el rescate a bancos quebrados y grandes empresas. Se tradujo en rebaja del ingreso de los trabajadores e incremento de la deuda pública, los primeros años de los ochenta. Los índices oficiales registran un descenso del poder de compra de los asalariados cercano al 33%.i
Una nueva versión de la vieja “película” se reeditó en los noventa y engendró la crisis de comienzos del nuevo siglo. El festín importador, fruto del retraso del tipo de cambio culminó con recesión y dificultades del sistema financiero jugado a la especulación y el vaciamiento. El resultado fue el saqueo a las billeteras de los trabajadores mediante un descenso del salario real que rondó el 20%.ii
En síntesis, las estrategias económicas determinadas desde los grandes organismos internacionales implicaron un incremento brutal de las tasas de explotación a los trabajadoresiii, que paralelamente agravó los obstáculos estructurales al desarrollo económico. En 2017 las cifras derivadas de los índices oficiales respecto al poder de compra de los asalariados exhiben registros claramente inferiores a los vigentes a comienzos de los setenta.iv Ni que hablar del porcentaje que representan los salarios dentro de los ingresos globales.
En este marco las actividades productivas en Uruguay se encuentran en crecientes dificultades. Las exportaciones pierden rentabilidad. El cierre o reducción de la actividad de unidades productivas golpea la ocupación. El retraso del tipo de cambio fomenta especulación financiera, crédito al consumo, importaciones que compiten con diversos rubros volcados al mercado interno. Las góndolas se inundan de productos sofisticados cuyo consumo se sustenta en la concentración de ingresos y o incremento de deudas privadas.
La deuda pública agobia las finanzas del Estado. Las altas tasas de interés medidas en dólares y subsidios abiertos o encubiertos al gran capital germinan déficit que amenazan crecer en la medida que la crisis productiva afecte los ingresos del sector público que descansan en los impuestos al consumo y los salarios.
El discurso más primitivo del neoliberalismo más rancio sale a la palestra. Se pretende combatir el desempleo,el déficit fiscal, la inflación reduciendo el poder de compra de los trabajadores con el viejo verso de equilibrar cuentas del Estado y mejorar la rentabilidad privada.
Las pautas que expone el gobierno ubicadas entre el 6.5% y el 8.5% implican congelar o reducir los salarios reales. Ni siquiera cubren sus previsiones optimistas sobre evolución de precios.v Además de ser real su proyección de aumento del PBI los frutos del incremento serían exclusivamente para el capital.
La mitología liberal “olvida” que los salarios forman parte de la demanda. Suponer que el descenso de los costos laboralesvi incentiva la producción y el empleo significa desconocer que el descenso del consumo de los trabajadores puede acentuar la crisis productiva especialmente en momentos que las encuestas de la Cámara de industrias verifican que el problema central que perciben los empresarios es la insuficiencia de demanda. Además el retroceso de los salarios reales puede reducir la recaudación del sector público como consecuencia de la menor actividad económica.
Los datos oficiales de los dos primeros meses del 2018 ubican los aumentos del IPC prácticamente en la mitad del rango establecido para todo el año pese a que los precios de las mercancías que consumen los trabajadores son generalmente mayores a los promedios del INE. Los salarios tornan a ser “variable de ajuste”. Profunda injusticia que agravará los problemas de fondo de la economía oriental. Es hora que las crisis la paguen los privilegiados de siempre. El cambio de rumbo constituye una necesidad.
GOTITAS DE ECONOMÍA
  • El IPC calculado por el INE registra un incremento de 0.88 % para febrero de 2018 respecto a enero. En los dos primeros meses los datos oficiales ya reconocen aumentos promedio de precio que llegan a 3.62%.
  • Informa el MOVUS que Petrel Energy que explora la existencia de petróleo en Uruguay se encuentra en situación económica comprometida. Sus acciones en Australia tienen un precio simbólico. El segundo pozo realizado por la empresa en Cerro Padilla se desmoronó. En esas manos se encuentra el paisaje oriental.
  • Episodios de vertidos de UPM de sustancias tóxicas en el río Uruguay superaron los niveles permitidos y la dirección de medio ambiente le impuso una multa de 533.000 pesos uruguayos según informó la Ministra Eneida de León en TV Ciudad. El valor de la calidad de la naturaleza y la vida es insignificante para el gobierno uruguayo.
  • Informes de prensavii indican que la empresa Rush Teleflex productora de sondas plásticas para intervenciones médico quirúrgicas instalada en Uruguay desde hace 40 años despidió a 160 trabajadoras supuestamente por por no poder competir con las importaciones desde China. Atraso del tipo de cambio y ausencia de protección a la actividades locales siguen provocando desmantelamiento industrial.
  • El gobierno uruguayo se encuentra en default desde 2012 por su deuda con los trabajadores judiciales. Supuestamente ahora pagaría pero con una quita. Mientras “honra” todas las deudas con el sistema financiero nternacional.
  • Incrementan los pagos por intereses de deuda pública. En porcentaje del PBI pasaron de 3.2% en noviembre de 2017 a 3.4% en enero de 2018. Casi 2000 millones de dólares por año. Un monto casi idéntico al déficit fiscal. Solamente el aumento registrado significa 120 millones de dólares.
  • El precio del dólar en Argentina se eleva lentamente y ya supera los $ 20.
  • El gobierno de Estados Unidos impone aranceles de 10% para la importación de aluminio y 25% al acero. Afecta fundamentalmente algunos de los principales exportadores de estos productos como China, Brasil, la Comunidad europea, Guínea. Una continuidad del proteccionismo del mencionado país acentuado por el gobierno de Trump. Mientras gobiernos del sur compran la decadente utopía de la globalización y libre comercio.
i De un índice superior a 180 a comienzos de los setenta, los valores habían descendido a 125 en 1980. La crisis lo redujo a 83.5 en 1984 tomando como referencia los datos del INE.
ii El índice de 110 en el 2000 se convirtió en 86 en el 2004.
iii De un porcentaje superior al 40% del ingreso global anual, la participación de los salarios se redujo a un entorno del 20%. Aún tomando como base las cifras oficiales y en términos muy gruesos la tasa de plusvalía pasó de aproximadamente 150% a superar el 400%
iv De un entorno de 180 a comienzos de los setenta a 140 en la actualidad.
v El “gatillo” recién a los 18 meses si los precios se ubican por encima de las pautas, parece simplemente un chiste que no hace gracia.
vi Una cuota muy menor de los costos industriales.
vii Caras y Caretas marzo 2018.

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