Votamos ¿y...?


Por Esteban Valenti.
A los uruguayos nos gusta votar. Somos voteros. Refunfuñamos, pensamos, meditamos y al final nos armamos del poderoso instrumento político: algún documento y, nos vamos a votar. En este caso eran elecciones internas, por primera vez elegíamos al presidente del FA y otras cinco instancias electivas más. Un record.
La campaña electoral fue intensa, al menos en publicidad, en atención de los medios de prensa, en actividades conjuntas, pero escasa en participación. Sobre todo si se la compara con la tradicional participación de los ciudadanos de izquierda en las otras campañas electorales o grandes movilizaciones. ¿Los tiempos? ¿Expresión de malestares? ¿Qué nos sucede, vida...?(click en el título para nota completa)

Yo espero el resultado. En este orden:
1. Cuántos participaron en las elecciones. Para comparar con las anteriores.
2. Quién ganó la presidencia y por cuántos votos.
3. Cómo votaron los diferentes partidos, listas y grupos.
4. Cuántos votos tuvieron los delegados de base.
5. Cuántos votos hubo por departamento.
6. Hay alguna figura emergente, nueva, alguna sorpresa.
Pasarán unos cuantos días para conocer la mayoría de los datos. Podemos saber cuántos votaron y sacar algunas conclusiones.
Participaron en total 170.770 votantes (falta el exterior y lo supimos 14 horas después de cerradas las urnas.)
En Montevideo: 78.776
En Canelones: 23.016
En el resto del país, 68.446
En el exterior: 2.500 (estimados)
Por departamento: Maldonado 7761, Salto 7565, Paysandú 5821, Artigas 4988, Colonia 4686, Cerro Largo 4536, Tacuarembó 4254, San José, 4225, Florida 4107, Rocha 3896, Soriano 3393, Rivera 2998, Treinta y Tres 2824, Lavalleja 2582, Río Negro 2382, Durazno 1542, Flores 906.
En esta oportunidad interrumpimos un proceso de crecimiento constante desde que se realizan estas elecciones a padrón abierto y con afiliación simultanea. Al contrario: se redujo nuestra participación. En 1997 participaron 143.575 votantes, en el 2002 lo hicieron 195.702, en el año 2006 un total de 222.795 ciudadanos. El domingo votaron 170.770 personas. 55 mil menos que hace 6 años.
Los números no siempre sirven para explicar la política, pero en este caso es obvio que debemos considerarlos. Y esta inversión de tendencia en la que dejamos de crecer es un síntoma, es un mensaje, una señal. Cada uno tiene derecho a explicarla de la manera que le plazca, pero allí está, dura, testaruda.
Entre 1997 y 2006, en 9 años, de los cuales los últimos dos gobernando el país crecimos 55% en el número de votantes. Entre el 2006 y el 2012, en 6 años, todos ellos ocupando el gobierno nacional los votantes se redujeron en 55.025, un 24.4% menos.
¿Es para preocuparse? ¿Hay razones de clima, de humores, de picazones?
Lo primero que tenemos que decir es que en ninguna de las anteriores oportunidades hubo tanta campaña electoral, tanta publicidad, tanta información a la ciudadanía sobre las internas del Frente Amplio.
Creo que la primera causa de esta inversión de la tendencia al crecimiento entre el sector más cercano al Frente, de las personas que tienen vínculos más estrechos en el universo de los votantes o del pueblo frenteamplista es la crisis que vive nuestro FA.
Y si no resolvemos esta crisis, si no tenemos un profundo sentido autocrítico, si no tomamos las medidas adecuadas esto se reflejará en las próximas elecciones. Y no serán internas....y peor aún se reflejará en todo el proceso de gobierno y en nuestra capacidad de gobernar y seguir construyendo el cambio.
¿La gestión del gobierno tiene algo que ver? Sí y no. Es obvio que los entusiasmos, las adhesiones, el empuje de participación no viene sólo de aspectos funcionales u organizativos, sino políticos y que por lo tanto los resultados de nuestro gobierno influyen en nuestro estado de ánimo. Pero no son la causa principal, ni de lejos. Las encuestas nos dan como el gobierno del FA tiene un alto nivel de apoyo ciudadano, siempre por encima del 48%, por lo tanto más de un millón de personas tienen una relación positiva con el gobierno, algo menos se manifiestan dispuestos a votar nuevamente al FA. No logramos convocar a una mayoría significativa de esos ciudadanos.
Creo que se combinaron varios factores. La gente no percibió que lo que se estaba definiendo tenía que ver con su vida material y espiritual, con la marcha del país, con la orientación del gobierno. Y por otro lado las tensiones políticas y anímicas que se necesitaban para una gran participación no se dieron, no las logramos.
No hay duda que el gobierno - que sabiamente no participó con sus ministros, de esta contienda en forma directa - no sale por cierto fortalecido, pero tampoco muy golpeado.
Las cosas van por otro andarivel. También con lo negativo que esta afirmación contiene.
En comparación con los temores - fundados en algunas encuestas - que esperaban un resultado muy inferior, 171 mil votos no es un dato despreciable, ni mucho menos, demuestra que la lectura deber contener todos los matices. Existen las condiciones para avanzar y superar la crisis, y la base fundamental son los votantes y las miles de personas que se movilizaron el día de las elecciones, voluntariamente, desde temprano, cargando urnas, papeletas, inscribiendo adherentes, integrando las mesas. Sin esa gente nada sería posible. El cambio es posible, pero sobre todo necesario.
La crisis del FA se expresa en la falta de una definición clara de su papel político, su relación con el gobierno, su elaboración programática permanente para dar respuesta a los nuevos problemas de la región, del país, de la sociedad uruguaya, algunos creados por nosotros mismos, por los cambios que se han operado. Es una crisis política que impacta en la relación con los ciudadanos.
La crisis del FA se expresa en el funcionamiento de sus estructuras y su peso político en el país y ante la gente. La baja de la militancia, de las diversas formas de militancia, de las pasiones y las emociones en el frenteamplista de a pié y en los de a caballo o los que vuelan. Todos.
Uno de los factores más preocupantes es que ya no somos la abrumadora mayoría en las nuevas generaciones, al menos en una participación evidente, clara, explícita. Confiamos en algunas encuestas, pero incluso esas no muestran más, que por el simple recambio biológico, la izquierda crece imparable en el Uruguay. Ya no.
La campaña no logró revertir esta situación. Para algunos seguramente porque tendríamos que haber recurrido al candidato único y para otros porque no fuimos suficientemente firmes en una candidatura múltiple pero única en su discurso y en sus acciones. Pienso exactamente lo contrario, creo que era necesario otro nivel de debate, más rico, más a fondo, más transparente. Si, transparente, porque me consta - y a la gente también - que los candidatos y los partidos del FA piensan cosas diferentes sobre temas importantes, incluso sobre la interna del FA. Ese debate no estuvo.
¿Nos hubiera debilitado ese debate ante la derecha? Basta de tratarnos como débiles mentales, somos todos creciditos y nadie se cuece en un primer hervor, se pueden debatir ideas con altura, con serenidad, sin descalificativos. Claro, si lo que no pretendemos es silenciar a los otros nos haremos daño, pero si nos respetamos y reafirmamos que nos necesitamos entre todos para seguir cambiando este país, el debate es parte de las mejores tradiciones de la izquierda.
¿Discutimos sobre los principales problemas de la agenda nacional? ¿Sobre la economía, la distribución de la riqueza, la inseguridad, la enseñanza, las relaciones exteriores, el socialismo, la democracia, la justicia y la brecha social y cultural?
¿Discutimos sobre como debería ser el funcionamiento del FA para superar su crisis, para ser un fuerte factor de impulso a los cambios, para dar la batalla cultural e ideal en la sociedad uruguaya?
¿Discutimos de modelos, proyectos de gestión municipal progresista, sobre la descentralización y los resultados, en Montevideo, en Canelones, en todo el país?
¿Discutimos sobre algún tema de fondo? Que cada uno conteste a su gusto.
¿Cuándo se formó el Frente Amplio, en la izquierda discutíamos sobre el socialismo y los socialismos, la democracia, la política económica, las diferencias filosóficas, las interpretaciones históricas, las vías de la revolución? Recuerden uruguayos, recuerden.
¿Y? Ahora esperamos...que salgan los resultados. Nada menos.

A los uruguayos nos gusta votar. Somos voteros. Refunfuñamos, pensamos, meditamos y al final nos armamos del poderoso instrumento político: algún documento y, nos vamos a votar. En este caso eran elecciones internas, por primera vez elegíamos al presidente del FA y otras cinco instancias electivas más. Un record.
La campaña electoral fue intensa, al menos en publicidad, en atención de los medios de prensa, en actividades conjuntas, pero escasa en participación. Sobre todo si se la compara con la tradicional participación de los ciudadanos de izquierda en las otras campañas electorales o grandes movilizaciones. ¿Los tiempos? ¿Expresión de malestares? ¿Qué nos sucede, vida...?
Yo espero el resultado. En este orden:
1. Cuántos participaron en las elecciones. Para comparar con las anteriores.
2. Quién ganó la presidencia y por cuántos votos.
3. Cómo votaron los diferentes partidos, listas y grupos.
4. Cuántos votos tuvieron los delegados de base.
5. Cuántos votos hubo por departamento.
6. Hay alguna figura emergente, nueva, alguna sorpresa.
Pasarán unos cuantos días para conocer la mayoría de los datos. Podemos saber cuántos votaron y sacar algunas conclusiones.
Participaron en total 170.770 votantes (falta el exterior y lo supimos 14 horas después de cerradas las urnas.)
En Montevideo: 78.776
En Canelones: 23.016
En el resto del país, 68.446
En el exterior: 2.500 (estimados)
Por departamento: Maldonado 7761, Salto 7565, Paysandú 5821, Artigas 4988, Colonia 4686, Cerro Largo 4536, Tacuarembó 4254, San José, 4225, Florida 4107, Rocha 3896, Soriano 3393, Rivera 2998, Treinta y Tres 2824, Lavalleja 2582, Río Negro 2382, Durazno 1542, Flores 906.
En esta oportunidad interrumpimos un proceso de crecimiento constante desde que se realizan estas elecciones a padrón abierto y con afiliación simultanea. Al contrario: se redujo nuestra participación. En 1997 participaron 143.575 votantes, en el 2002 lo hicieron 195.702, en el año 2006 un total de 222.795 ciudadanos. El domingo votaron 170.770 personas. 55 mil menos que hace 6 años.
Los números no siempre sirven para explicar la política, pero en este caso es obvio que debemos considerarlos. Y esta inversión de tendencia en la que dejamos de crecer es un síntoma, es un mensaje, una señal. Cada uno tiene derecho a explicarla de la manera que le plazca, pero allí está, dura, testaruda.
Entre 1997 y 2006, en 9 años, de los cuales los últimos dos gobernando el país crecimos 55% en el número de votantes. Entre el 2006 y el 2012, en 6 años, todos ellos ocupando el gobierno nacional los votantes se redujeron en 55.025, un 24.4% menos.
¿Es para preocuparse? ¿Hay razones de clima, de humores, de picazones?
Lo primero que tenemos que decir es que en ninguna de las anteriores oportunidades hubo tanta campaña electoral, tanta publicidad, tanta información a la ciudadanía sobre las internas del Frente Amplio.
Creo que la primera causa de esta inversión de la tendencia al crecimiento entre el sector más cercano al Frente, de las personas que tienen vínculos más estrechos en el universo de los votantes o del pueblo frenteamplista es la crisis que vive nuestro FA.
Y si no resolvemos esta crisis, si no tenemos un profundo sentido autocrítico, si no tomamos las medidas adecuadas esto se reflejará en las próximas elecciones. Y no serán internas....y peor aún se reflejará en todo el proceso de gobierno y en nuestra capacidad de gobernar y seguir construyendo el cambio.
¿La gestión del gobierno tiene algo que ver? Sí y no. Es obvio que los entusiasmos, las adhesiones, el empuje de participación no viene sólo de aspectos funcionales u organizativos, sino políticos y que por lo tanto los resultados de nuestro gobierno influyen en nuestro estado de ánimo. Pero no son la causa principal, ni de lejos. Las encuestas nos dan como el gobierno del FA tiene un alto nivel de apoyo ciudadano, siempre por encima del 48%, por lo tanto más de un millón de personas tienen una relación positiva con el gobierno, algo menos se manifiestan dispuestos a votar nuevamente al FA. No logramos convocar a una mayoría significativa de esos ciudadanos.
Creo que se combinaron varios factores. La gente no percibió que lo que se estaba definiendo tenía que ver con su vida material y espiritual, con la marcha del país, con la orientación del gobierno. Y por otro lado las tensiones políticas y anímicas que se necesitaban para una gran participación no se dieron, no las logramos.
No hay duda que el gobierno - que sabiamente no participó con sus ministros, de esta contienda en forma directa - no sale por cierto fortalecido, pero tampoco muy golpeado.
Las cosas van por otro andarivel. También con lo negativo que esta afirmación contiene.
En comparación con los temores - fundados en algunas encuestas - que esperaban un resultado muy inferior, 171 mil votos no es un dato despreciable, ni mucho menos, demuestra que la lectura deber contener todos los matices. Existen las condiciones para avanzar y superar la crisis, y la base fundamental son los votantes y las miles de personas que se movilizaron el día de las elecciones, voluntariamente, desde temprano, cargando urnas, papeletas, inscribiendo adherentes, integrando las mesas. Sin esa gente nada sería posible. El cambio es posible, pero sobre todo necesario.
La crisis del FA se expresa en la falta de una definición clara de su papel político, su relación con el gobierno, su elaboración programática permanente para dar respuesta a los nuevos problemas de la región, del país, de la sociedad uruguaya, algunos creados por nosotros mismos, por los cambios que se han operado. Es una crisis política que impacta en la relación con los ciudadanos.
La crisis del FA se expresa en el funcionamiento de sus estructuras y su peso político en el país y ante la gente. La baja de la militancia, de las diversas formas de militancia, de las pasiones y las emociones en el frenteamplista de a pié y en los de a caballo o los que vuelan. Todos.
Uno de los factores más preocupantes es que ya no somos la abrumadora mayoría en las nuevas generaciones, al menos en una participación evidente, clara, explícita. Confiamos en algunas encuestas, pero incluso esas no muestran más, que por el simple recambio biológico, la izquierda crece imparable en el Uruguay. Ya no.
La campaña no logró revertir esta situación. Para algunos seguramente porque tendríamos que haber recurrido al candidato único y para otros porque no fuimos suficientemente firmes en una candidatura múltiple pero única en su discurso y en sus acciones. Pienso exactamente lo contrario, creo que era necesario otro nivel de debate, más rico, más a fondo, más transparente. Si, transparente, porque me consta - y a la gente también - que los candidatos y los partidos del FA piensan cosas diferentes sobre temas importantes, incluso sobre la interna del FA. Ese debate no estuvo.
¿Nos hubiera debilitado ese debate ante la derecha? Basta de tratarnos como débiles mentales, somos todos creciditos y nadie se cuece en un primer hervor, se pueden debatir ideas con altura, con serenidad, sin descalificativos. Claro, si lo que no pretendemos es silenciar a los otros nos haremos daño, pero si nos respetamos y reafirmamos que nos necesitamos entre todos para seguir cambiando este país, el debate es parte de las mejores tradiciones de la izquierda.
¿Discutimos sobre los principales problemas de la agenda nacional? ¿Sobre la economía, la distribución de la riqueza, la inseguridad, la enseñanza, las relaciones exteriores, el socialismo, la democracia, la justicia y la brecha social y cultural?
¿Discutimos sobre como debería ser el funcionamiento del FA para superar su crisis, para ser un fuerte factor de impulso a los cambios, para dar la batalla cultural e ideal en la sociedad uruguaya?
¿Discutimos de modelos, proyectos de gestión municipal progresista, sobre la descentralización y los resultados, en Montevideo, en Canelones, en todo el país?
¿Discutimos sobre algún tema de fondo? Que cada uno conteste a su gusto.
¿Cuándo se formó el Frente Amplio, en la izquierda discutíamos sobre el socialismo y los socialismos, la democracia, la política económica, las diferencias filosóficas, las interpretaciones históricas, las vías de la revolución? Recuerden uruguayos, recuerden.
¿Y? Ahora esperamos...que salgan los resultados. Nada menos.

Comentarios

Entradas populares