Adios al amigo

España: sentida despedida en Madrid al histórico dirigente comunista Santiago Carrillo

Cientos de personas desfilan ante la capilla ardiente instalada en la sede de Comisiones Obreras para darle el último adiós. Las cenizas del ex dirigente serán esparcidas mañana en el mar Cantábrico.
España despide hoy al histórico líder comunista Santiago Carrillo, hombre clave en la transición democrática del país, con cientos de personas desfilando por la capilla ardiente del ex secretario general del Partido Comunista (PCE) instalada en el centro de Madrid.
El auditorio que el sindicato Comisiones Obreras (CCOO) tiene en su sede del centro de la capital española, se convirtió en el escenario de una masiva despedida de ciudadanos y políticos que quisieron dar su último adiós a una de las figuras clave en el siglo XX español.
"Todos los demócratas le deben mucho a Carrillo, más allá de las discrepancias políticas", manifestó Adolfo Suárez Illana, hijo del presidente del gobierno Adolfo Suárez, quien en 1977, en medio de la transición iniciada tras la muerte del dictador Francisco Franco, legalizó al PCE luego de negociar con el líder comunista.

"Es Carrillo quien legitima el proceso de la transición desde la izquierda", añadió, según informa la agencia de noticias DPA.
El hijo del presidente Suárez, que hizo llegar a la familia un abrazo en nombre de su padre, enfermo de Alzheimer, fue uno de los primeros en acudir a la capilla ardiente, que abrió sus puertas por la mañana, el día después de que el histórico líder comunista falleciera en su casa de Madrid a los 97 años.
Sobre el escenario del auditorio, se encuentra el féretro de Carrillo, abierto y flanqueado por varias banderas, entre ellas la comunista y sobre el ataúd, su foto, cigarrillo en mano, y una frase suya: "El capitalismo puede llegar a destruir la especie humana".
Los tres hijos del ex secretario general del PCE y su mujer recibieron a un gran número de políticos que quisieron transmitirles sus condolencias en persona, entre ellos el socialista Adolfo Guerra, vicepresidente en los gobiernos de Felipe González, y la ministra de Trabajo, Fátima Báñez.
Los líderes de los dos grandes sindicatos del país, Ignacio Fernández-Toxo (CCOO) y Cándido Méndez de la Unión General de Trabajadores (UGT), también dijeron presente.
Hasta la capilla ardiente se desplazaron asimismo intelectuales y artistas, entre ellos los cantantes Ana Belén y Víctor Manuel, y miles de ciudadanos anónimos. La fila para acceder se extendió pronto por el cercano Paseo del Prado.
Los restos mortales de Carrillo serán incinerados mañana en el cementerio madrileño de La Almudena y desde allí, su familia los llevará a Gijón, la ciudad asturiana que lo vio nacer, para esparcir las cenizas en el mar Cantábrico, como era su deseo.

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