Sobre dichos de Pepe

Comunicación telefónica con Guillermo Macció. Viernes 21 de setiembre de 2012. “Y es más alto aún porque el sentido común de cualquier ciudadano intrascendente anónimo cotidiano no tiene mucha consecuencia. Pero el sentido común como un nutriente para el ejercicio del poder puede transformarse en verdad revelada y actuar en función de ella como un cruzado y eso lo torna en un riesgo y un peligro muy alto para la sociedad. Los dichos sobre el tema transgénicos me parecen absolutamente erróneos. Primero, confundir la transgénesis de la naturaleza, con sus ritmos, sus dimensiones y sus hecatombes, nada tiene que ver con la transgénesis”


Escuche aquí el audio completo de esta nota:
http://www.poderato.com/andresitovera/maccio-responde-a-mujica



Diego: Hace algo más de 2 semanas Mujica hacía unas declaraciones públicas bastante rimbombantes en medio de una reunión, de una comida con la ARU ahí en la rural del Prado hablando sobre diferentes temas, sobre el conocimiento, hablando sobre el tema de Rocha y creo que estaba inaugurando también un local de la Intendencia de Rocha en la rural del Prado. Y hablando también sobre el tema de los transgénicos.
Vamos a repasar ese audio y después le vamos a pedir a alguien que para nosotros es siempre muy importante escuchar y que siempre lo tenemos como referencia, Guillermo Macció, para que explique lo que estaba diciendo Mujica en esta alocución...
Mujica: ...agradecerle a la Intendencia de Rocha, a la gente que acompañó el esfuerzo intelectual de hacer una perspectiva de lo que puede ser el derrotero socio-económico de este departamento.
Apenas decirles, amigos, este es un departamento casi nacido para la diversidad, la única gran diferencia es que el hombre puede transformar la diversidad en contradictorio. La ley más fundamental que existe arriba del planeta la diversidad, el hombre por esquematismo es capaz de transformarlo en una cosa contradictoria.
Hay un viejo autor por ahí que dice: “no le temo a los ignorantes extremos, a los analfabetos, tampoco le temo a los sabios, les tengo terror a los bachilleres que como saben un poquito ya se creen que lo saben todo.”
 El hombre verdaderamente sabio es humilde porque en el fondo sabe que sabe muy poco, que casi no sabe nada. Y el hombre que no sabe nada, chau, tampoco, el problema es el que está en el medio.
Hablábamos contra los transgénicos, ah, qué horrible, qué espantoso. En todo caso lo espantoso puede ser la multinacional que hay atrás, de eso tenés que cuidarte, pero la transgénesis es más vieja que el agujero del mate. Cuando comemos una papa, la papa es tetraploide, en toda la naturaleza son diploides, acá en el Uruguay existen papas, ahí en Colonia como un yuyito, son diploides. ¿Qué pasó? Algo pasó. No sabemos quién lo pudo observar, lo apartó y nos llegó la papa de cultivo que hoy conocemos. Toda la naturaleza está llena de esas cosas, tenemos la barbarie de desechar las cosas porque lo dice una revista o lo dice alguien al grito.
La propia naturaleza puede ser devastadora. El desierto de Sahara no es producto del hombre, es producto en gran medida de sobre pastoreo de los animales pastores y el fracaso de los depredadores, de los animales carniceros.
La naturaleza es tremendamente rica pero tiene una ley, cambia, cambia, cambia, permanentemente. El agua que viste pasar no la volverás a ver. En la naturaleza no existe la nostalgia, existe la renovación permanente y permanente. Por eso, este departamento tiene una potencialidad tremenda, ahí hay que organizar el turismo y no desechar el turismo, pero también hay años que no viene ni el loro. Los más viejos de mi edad, acuérdense de los líos con Perón y 6 años que no venía nadie, 5 años, nos encajaron la romana.
Cuanto más diversificado estés, mejor vas a soportar porque tenés variables. Y hay que cuidar el turismo, hay que cuidar el puerto, hay que cuidar la agricultura y hay que cuidar el tambo. Y yo nunca pensé, sinceramente porque también genera uno prejuicios, que el olivo se diera en Rocha, pero ahí está. Ahí está.
Pero hay una cosa y me detengo, es la última, si usted tiene un kiosco en 18 y Ejido, de repente las chapas del kiosco no valen nada, la mesa del kiosco no vale nada, pero lo que vale es el punto, está en 18 y Ejido.
Bueno, Rocha tiene con respecto al Río de la Plata eso, está en un lugar clavado y eso es un formidable recurso natural. Porque el océano que es caprichoso tiene los canales más profundos, se arriman a la costa en esa parte y eso no se repite en otro lugar.
Eso le da un recurso potencial, los barcos que van a venir precisan 40 ó 50 km. para dar vuelta. En cuanto se pueda ensanchar el Canal de Panamá vamos a ver mastodontes en el gran transporte de los mares que van a bajar el precio de los fletes.
Y así como el camión grane no eliminó a la camioneta, los grandes barcos y los puertos profundos no eliminan sino que son complementaros con lo otro.
Y geopolítico porque he visto que se hace un análisis de la economía uruguaya sin entender lo que es la región y lo que es la integración. Cuando se planteó la idea de la hidrovía hace muchos años la planteó Brasil. Y el planteo de Brasil era unir puerto Cáceres con el Río de la Plata. Porque ya Brasil sacaba las cuentas que sacar la producción de Mato Grosso y del centro de Brasil era mucho más barata sacarla aguas abajo que sacarla a la costa vía ferrocarril o vía camiones. Es decir, una obra de integración es siempre obra a favor de los costos aprovechando las ventajas y los desafíos que puede dar la naturaleza.
Rocha tiene la llave y nadie más tiene la llave que Rocha. No se puede hacer un puerto de aguas profundas en cualquier lugar, o se hace ahí o no se hace en esa zona. Pero un puerto de esa naturaleza, yo no lo voy a ver porque soy un viejo, soy un veterano, es como fundar una nueva capital del Uruguay en término de 20, 30 ó 40 años.
No le podemos negar al provenir lo que tenemos que hacer hoy y eso depende de la visión que podamos tener y el grado de compromiso.
Gracias.
Diego: Bueno, le damos la bienvenida a Guillermo Macció, demógrafo, amigo nuestro...
Ángeles: Que cuando dijo esto Mujica estaba en Perú...
Diego: Exactamente, y no lo pudo escuchar directamente pero queríamos tener una referencia con él.
¿Qué tal? Buen día Guillermo...
Macció: Buen día Ángeles, buen día Diego...
Ángeles: Buen día.
Macció: Estaba escuchando atentamente por segunda vez esta exposición y a mí me cuesta mucho trabajo reflexionar sobre los dichos del ciudadano Mujica y del presidente Mujica porque mi tono tiene que ser distinto. Yo no puedo sustraerme a dejar de pensar que quien está hablando es el presidente de una República y que sus dichos en consecuencia trascienden el ámbito personal y se instalan en lo institucional. Y eso me crea un conflicto.
Yo voy a retener de todo lo que dijo, un reguero de temas, el tema relacionado con los transgénicos. Quiero decir antes que cada vez que habla el presidente Mujica viene en el pensamiento a René Descartes, ese filósofo, matemático y físico del siglo XVII que escribió una obra fundamental que transformó el pensamiento de las civilización occidental con la obra “El discurso del método” que todos de alguna manera, cuando pasamos por la Secundaria, alguien nos lo mencionó.
Y resulta que Descartes decía que la cosa mejor repartida del mundo era el sentido común, porque él nunca había escuchado a nadie quejarse de que le faltaba el sentido común. Ese juicio cartesiano puro, que tiene un contenido de ironía, creo que se aplica al caso que estamos tratando porque, con todo respeto, el señor presidente recurre a la biblioteca principal que es la de su sentido común. Y claro, cuando uno aplica el sentido común en cosas altamente complejas, el riesgo de error es muy alto.
Y es más alto aun porque el sentido común de cualquier ciudadano intrascendente anónimo cotidiano no tiene mucha consecuencia. Pero el sentido común como un nutriente para el ejercicio del poder puede transformarse en verdad revelada y actuar en función de ella como un cruzado y eso lo torna en un riesgo y un peligro muy alto para la sociedad.
Los dichos sobre el tema transgénicos me parecen absolutamente erróneos. Primero, confundir la transgénesis de la naturaleza, con sus ritmos, sus dimensiones y sus hecatombes, nada tiene que ver con la transgénesis moderna que hoy se aplica para la modificación de organismos animales y vegetales. Son 2 cosas absolutamente distintas que tienen ciclos diferentes y que tienen consecuencias diferentes.
Entonces, me parece equívoco hablar de transgénesis en la naturaleza, como por ejemplo, la extinción de los dinosaurios, el desvío de ríos, el desplazamiento de poblaciones, la modificación del Río de la Plata que tenía una extensión mucho mayor que la actual, para poner casos cercanos, con la producción de elementos transgenéticos, genéticamente modificados destinados a la alimentación humana.
Y ahí está el punto donde el sentido común se convierte en verdad revelada. Y esa verdad revelada, ejerciendo el poder, puede producir consecuencias catastróficas para la sociedad contemporánea. Que es lo que ha pasado en Méjico donde la introducción del maíz genético rompió los mecanismos de subsistencia de la época de los aztecas y dejó a los campesinos mejicanos sin semillas para producir el alimento básico que es la tortilla de maíz. Porque el transgénico tiene como característica que la semilla no puede reproducirse, hay que comprarla cada año al productor de semillas que es el que maneja el secreto transgénico.
Y es lo que está pasando en Paraguay como componente de la ruptura de las economías de subsistencia o de la seguridad alimentaria de millones de personas. Y es lo que está pasando en la India con la introducción del algodón transgénico, cuya defensa del algodón natural es el liderazgo de Mahatma Gandhi.
Y no es casual que en el Perú en este mes se haya vuelto a declarar la moratoria por 15 años de la producción transgénica alimentaria. Porque los peruanos saben que la comida que viene de la sierra, especialmente la papa de la cual el Perú tiene 37 variedades originarias, es la base de sustentación de la población campesina del Perú que sigue siendo el 70% de la población del país.
Entonces, hablar con tanta ligereza de los transgénicos en este país que ya los tenemos, tenemos papa transgénica, zanahoria transgénica, tomate transgénico. Cualquier ama de casa sabe que la papa uruguaya no sabe a nada, es aguachenta, pierde valor nutritivo y tiene un olor fétido. Cualquier ama de casa sabe que los tomates de la feria parecen de plástico, son insípidos y hacen recordar a productos de plástico, porque hay producción transgénica.
La producción transgénica además, en el caso de Costa Rica, ha producido alteraciones en el comportamiento sexual de los hombres que manipulan los cargamentos de banano en la costa del Atlántico.
Es decir, hay toda una cadena de consecuencias que conspiran drásticamente contra la seguridad alimentaria. Y aunque parezca mentira, es una de las espadas de Damocles que están pendientes sobre la sociedad humana. Hay que defenderse a muerte de los productos alimenticios transgénicos. Nosotros ya los tenemos en el Uruguay.
Ángeles: Claro, en la forma de hablar de Mujica, donde además él distingue los que saben, los que no saben y los bachilleres...
Macció: Sí, yo agregaría una cuarta categoría, porque a veces hay que tener temor de sí mismo, y esa es la categoría de peligro más escasa...
Ángeles: Una categoría más a tener en cuenta.
Pero él cuando habla de esto y se refiere a las papas, que es alimento básico en el Uruguay, uno hasta llega a escuchar el comentario de que los transgénicos no son malos porque ya los estamos consumiendo y sin embargo no nos hicieron mal. Como que fuera, yo qué sé, me como una torta con mucha crema y me hizo mal al hígado...
Macció: Exacto.
Ángeles: ¿De qué tipo de daños estamos hablando? ¿De qué peligros cuando hablamos de transgénicos?
Macció: Primero, no tenemos mediciones de consecuencias a largo plazo de efectos degenerativos en la salud humana. Pero hay consecuencias socio-económicas porque el productor papero del Uruguay, es una gran empresa, las conozco personalmente, que acumula miles y miles de hectáreas y liquidó al papero de calidad de papa tradicional de papa de calidad que guardaba su semilla para el año siguiente en ceniza y la producía y sobrevivía. Ese papero migró a otra producción o se convirtió en asalariado del papero multinacional, que tiene todos los años que  comprarle a Monsanto la semilla. Es decir, un producto transgénico no es capaz de reproducirse por sí mismo, tiene que ser regenerado.
Ángeles: Claro, genera dependencia...
Macció: Genera dependencia acorta la seguridad alimentaria porque la seguridad alimentaria de los pueblos campesinos dependen del mercado. Miles y millones de campesinos pasan a ser regidos por leyes del mercado porque ellos no pueden asegurar la reposición de sus plantas. Y entonces es un formidable dominio del mercado sobre un componente básico de la existencia humana que es la alimentación.
Y hay exagerada producción de alimento transgénico para ganado y hay déficit alimentario para la alimentación humana, hay que ver los precios de los alimentos en el Uruguay. Las amas de casa verán cuánto cuesta el tomate, el zapallo, las zanahorias y las papas transgénicas.
Eso genera una dependencia, elimina medios de subsistencia de millones de campesinos. Eliminan al campesinado y al productor pequeño. Hay que preguntarle a los granjeros del Uruguay qué les pasa con sus productos ¿verdad?
Ángeles: Claro, claro.
Diego: ¿La competencia del transgénico con el producto natural es solamente de precio o también hace que cuando aparece el transgénico elimine desde el punto de vista biológico a la semilla natural?
Macció: Elimina al producto natural.
Pero elimina no solamente al producto natural sino elimina componentes de la fauna. Porque, por ejemplo, toda la micro fauna que vive en los 10 cm. de capa fértil de los campos nuestros, con las dosis y los petardos de agroquímicos para el transgénico es eliminada. Porque el transgénico es una única planta, en un campo de soja o en un campo de tomate no hay absolutamente nada más que la planta de soja o la planta de tomate o la planta de papa. Toda la competencia y toda la convivencia del ciclo biológico del subsuelo cercano se muere, porque esa es la ley, un solo producto, contra la biodiversidad.
En cambio yo conozco la producción de papa en las sierras del Perú y el campesino peruano planta junto la papa, la arveja y el maní porque son complementarios en el uso de los minerales del suelo.
Y hay, repito, 37 variedades de papa, lo mismo pasa con el maíz, hay 5 variedades de papas originales que se cuidan celosamente.
Diego: O sea que esto que hace Mujica de tratar de asociar lo transgénico al progreso, al avance, vincularlo con el puerto de aguas profundas como una cuestión de ir en contra de quienes son conservadores, por decir de alguna manera, no se puede emparentar con la diversidad que también plantea en el discurso, porque cuando está lo transgénico se elimina lo diverso...
Macció: Es un error garrafal, para ser reprobado por falta de conocimiento básico. Los productos transgénicos conspiran contra la biodiversidad del planeta. Pero es una cosa que la sabe todo el mundo, en Méjico, en El Salvador, en Perú, en Brasil, en Uruguay, en Paraguay. El transgénico acaba con la biodiversidad del territorio que ocupa. Biodiversidad biológica en todo el sentido de la palabra, semillas, plantas, pájaros, insectos, todo. No hay más lechuzas en los campos del Uruguay porque murieron envenenadas por el glifosato. Y se cortaron cadenas de vida de las lechuzas, las cucarachas, los ratoncitos, todas las cadenas que dependen del ciclo del crecimiento de la planta se mueren.
Es tan simple como eso. Entonces, por eso repito, yo me cuido mucho cuando habla el presidente porque no puedo separar lo que dice como hombre de lo que dice como gobernante, y son 2 grados de responsabilidad diferentes.
Yo que soy un ciudadano cualquiera puedo opinar porque me comprometo frente a mí mismo. Él no puede opinar cuando de sus opiniones se derivan acciones cuyas consecuencias ni siquiera sabemos qué alcance tendrán.
Diego: Por último, Macció, el paquete tecnológico que está en todo este marco de lo transgénico viene también con el pesticida asociado ¿no?
Macció: Claro, es un paquete tecnológico donde uno compra la semilla transgénica, el producto para combatir a los enemigos de esa planta y luego cuando cultiva vende y otra vez tiene que repetir el ciclo. Es un ciclo cerrado donde el productor queda prisionero y no sale de eso porque el ciclo es perverso. Es un paquete cerrado donde, primero el campesino termina dejando de producir porque está concebido para grandes empresas, para grandes superficies. Hay que recorrer a 50 km. de San José los grandes productores de papa tienen miles de hectáreas y son 2 ó 3 familias que liquidaron a todos los productores pequeños. Y hay papa uniforme, del mismo olor, del mismo tamaño, del mismo sabor. Las variedades que habían acá que venían del Canadá, semillas canadienses, desaparecieron. Cualquiera lo sabe.
Entonces, es tan evidente que no se quiere ver por simple tozudez, por verdad revelada, ejercicio del poder en base al sentido común cartesiano desde el punto de vista filosófico o teórico.
Diego: Macció, me comprometo a volverlo a convocar para hablar de este tema, separado incluso de las palabras del presidente porque nos parece muy importante que la gente conozca los efectos que tiene el comer alimentos transgénicos y además productos animales de animales que hayan comido alimentos transgénicos, cómo puede repercutir en la salud de la población...
Macció: Claro, acuérdese la audiencia que yo soy un productor agropecuario de ganado en pastura natural y tengo experiencia personal y directa sobre las consecuencias de la alimentación artificial en un rubro productivo que es bastante simple como la cría de ganado. La agricultura es mucho más compleja que la ganadería en este tema.
Diego: Macció, le mando un abrazo apretado y obviamente nos vamos a ver en pocos días...
Macció: Bueno, muchas gracias a ambos y a la audiencia.

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