ESCRIBE MAURICIO ROSENCOF: Tirando piedras. Caras y Caretas. Uruguay


“Yo lo escuché”, me dijo el Negro Pamento. “Lo escuché clarito. Clarito. En la radio, el hijo de Sarthou le recordó al doctor Ramella que durante Pacheco habían asesinado a estudiantes, que habían matado a Susana Pintos, a Líber Arce, a Hugo de los Santos. Y este hombre, que fue el vocero de Jorge Batlle .......

“Yo lo escuché”, me dijo el Negro Pamento. “Lo escuché clarito. Clarito. En la radio, el hijo de Sarthou le recordó al doctor Ramella que durante Pacheco habían asesinado a estudiantes, que habían matado a Susana Pintos, a Líber Arce, a Hugo de los Santos. Y este hombre, que fue el vocero de Jorge Batlle en la Comisión para la Paz, va y lo interrumpe para decir: “Porque los mandaron a tirar piedras”.
Es decir que el pachecato y la instauración del bordaberrismo como culminación están justificados porque los estudiantes tiraron piedras contra las medidas prontas de seguridad que se habían instalado como desinstitucionalidad crónica en el país. El fusilamiento a mansalva de estudiantes quedaba justificado: que tiraran piedras en las calles era suficiente como para matarlos a tiros.
“¿Dónde está el batllismo de Batlle? ¿Qué carajo tienen que ver estos soldaditos de plomo, civiles de la dictadura cívico-militar?”
Tranquilo, Negro, tranquilo. Tenés que ser más comprensivo. Están nerviosos, calientes, porque no levantan, porque además caen. Y los blancos están desconfiados con el pacto del rabanito por el quilombo interno o intestino que tienen los colorados. Fijate que un tipo bien como Ope Pasquet va y dice con altura en la asamblea general que su partido, el Partido Colorado, tiene responsabilidad en el golpe del 27, porque Bordaberry padre fue elegido por el Partido Colorado, y fue quien luego dictó el decreto de disolución de las cámaras. Y Jorge Batlle, en un extremo agudo de desacato verbal, va y lo insulta, le dice, como quien no quiere la cosa, que es un idiota, que cómo va a decir eso. Entonces Jorge repite con Sanguinetti, ministro de Cultura del bordaberreador mayor, que no, que el buen hombre que llevaron a la presidencia era un buen anticomunista, aunque no muy demócrata. Eso es todo. Sanguinetti no dice una sola palabra de que él y su presidente estaban al tanto (¡cómo no iban a estarlo!) de la existencia del Escuadrón de la Muerte: conocían sus nombres, sus actividades, y uno se pregunta hoy hasta qué punto fueron ajenos a su creación.
Y los nombres los sabían, porque un integrante del Escuadrón, que hoy está recluido, se entrevistó con el senador demócrata cristiano doctor Juan Pablo Terra, y éste, a su vez, se entrevistó con Sanguinetti y le proporcionó toda la información, y Sanguinetti le dijo que lo sabía y que se lo comunicaría al presidente, pero que no era para tanto. Cuando Terra se retira, Sanguinetti le dice: “Acá no se habló de nada”, y Juan Pablo Terra le responde: “Pero se oyó todo”.
Hay un cuento de Quiroga que se titula ‘Juan Darien’, y lo traigo al tapete porque relata una dramática demanda hacia el protagonista para que muestre las rayas. Decían, creían, que era un yaguareté. “¡Muestra las rayas, Juan Darien!” Lo recuerdo porque los personajes que recordamos en esta nota con el Negro Pamento, personajes que como diría el tango son “pobres gatos de albañal”, han mostrado las uñas, tan bien cuidadas y guardadas, sin que nadie los acose. Se muestran como son, muestran lo que son, justifican con total convicción y desparpajo que las muertes a balazos de los estudiantes durante el pachecato fueron “porque los mandaron a tirar piedras”.
El Partido Colorado consagró a Bordaberry como su líder y presidente de la República (en comicios que Wilson denunció como espurios), porque el bordaberreador mayor tenia chapa de anticomunista.
Pienso en Larrañaga, que lo convencieron a última hora de desdibujarse en el pacto del rabanito, con estos colorados que fueron los próceres cívicos de la dictadura. Y te recuerdo nomás al doctor Juan Carlos Blanco, canciller responsable de las muertes de Zelmar y el Toba, que hoy cumple su cana, y que después de finalizado el proceso fue ilustre senador, ¿de quién?, del Partido Colorado.

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