MARTA JARA, GERENTE GENERAL DE GAS SAYAGO: La regasificadora es un proyecto importante para la marca país publicado a la‎(s)‎ 07/07/2013 16:12 por Semanario Voces [ actualizado el 07/07/2013 16:14 ]

Nos habían dicho que valía la pena entrevistarla, por su trayectoria y por sus conocimientos en la materia. Es una uruguaya que ocupó cargos muy altos a nivel gerencial en una multinacional petrolífera y decide volver al país a colaborar con el proyecto de la planta regasificadora. Concurrimos a su oficina en el piso 10 de la calle La Cumparsita y nos sacamos todas las dudas sobre el tema. No se guíe por prejuicios, detrás de esa cara bonita, hay una cabeza con una capacidad tremenda de planificación y mando.


Por Alfredo García/ fotos Rodrigo López

¿Lugar de nacimiento?
Montevideo. Mi papá nació en Rivera y creció en Colonia y nos fuimos a Buenos Aires cuando yo tenía siete años.
Enrique Jara, mi padre, fue periodista de La Mañana y El Diario y se fue de acá con treinta años.

¿Te formaste en Argentina?
Allí fui a la universidad para hacer ingeniería química. Estudié en la UBA. En la época del liceo fui un año de estudiante a Alemania, y después por el trabajo de mi padre en Reuters lo enviaron a Italia y ahí estuvimos casi tres años. Así que desde chica fui bastante nómade. Ni bien salí de la facultad, me casé con un argentino y mis hijos nacieron allí. Entré en Shell en la refinería de Buenos Aires y en el 99 me invitaron a salir, que teóricamente era por dos años, pero nunca más volví a Argentina.

¿Dónde fuiste?
Trabajé en Londres. Ahí me pasé de refinación a gas natural. Fue un negocio que me apasionó sobre todo por el crecimiento que ha tenido desde el 2000 y dentro del gas natural el gas natural licuado (GNL). Trabajé dentro del área estrategia y portafolio de esa unidad llamada Gas y Energía. Luego tuve la oportunidad de ir al desarrollo de la planta de Altamira, en México, la primera regasificadora de América. Fue un éxito, porque fue una licitación bastante complicada con la Comisión Nacional de Electricidad y la ganó Shell. Después fui a Venezuela y luego volví a México para otra regasificadora y me quedé como presidenta de Shell en México.

¿Cómo surge la idea de volver?
Empecé a escuchar los planes en Uruguay y ya tenía ganas de hacer un cambio de carrera porque veinte años en una multinacional es mucho tiempo. Es muy rico porque se aprende mucho, pero  implica que cuando estás empezando a sentirte cómoda en un lugar, armas tu red profesional y de amigos y ya tenés que empezar a pensar en irte. No queríamos más eso. A nuestra familia le asombró que quisiéramos venir a Uruguay pero lo hicimos por elección. Es un país estable.

¿Qué edad tienen tus hijos?
Veinticinco y veintitrés años pero ya no los cuento como parte del núcleo familiar. Tengo una hija que está conmigo y un varón que está en Buenos Aires. Les ha tocado eso de las mudanzas y tampoco tienen un lugar obvio. Está mi esposo conmigo y estamos contentos. Para mí este es el trabajo soñado porque hago algo que en teoría lo puedo hacer. Tengo herramientas porque ya hice algo muy parecido, pero con un propósito que me parece mucho más apasionante que trabajar para un accionista holandés o inglés.

¿Te enteraste que Uruguay estaba desarrollando esto?
Me enteré y me puse a disposición. Hice algunos contactos y muy pronto me vinieron a decir si quería de verdad y empezamos a tener entrevistas. Siento mucho cariño por la empresa que me formó y tenía una obligación con mi gente, el equipo y los proyectos en curso. Me llevó casi un año poder desprenderme pero llegué justo en agosto -cuando estaba por salir la convocatoria a la calificación-, y genial.

¿Tu marido vino contigo?
Sí, me sigue. Tengo veinticinco años de casada, ya está a prueba de todo. Mi marido ahora está incursionando en la agricultura.

¿Te sentís argentina?
No. Viví la mitad de mi vida en Argentina. Me siento uruguaya y hemos aprendido a integrarnos y la única manera de hacerlo es con compromiso y cariño. Hemos sido muy felices en México, en Inglaterra, pero venimos a Uruguay con la perspectiva de quedarnos. De hecho, nunca me nacionalicé argentina ni de otro país. Por elección reafirmé mis ganas de ser uruguaya, de volver y de echar raíces acá.

¿Habías venido en estos años? ¿Tenés familia acá?
Sí. Tengo un hermano que vive en Nueva Helvecia. Mis padres viven en Buenos Aires, tengo una hermana en Nueva York y otra en Málaga (España).

¿Cómo ves al Uruguay?
Creo que es un país con muchísimas virtudes. Sobre todo me gusta mucho el orden, el Estado de Derecho, la seguridad… que te llamará la atención que diga esto, pero yo viví en lugares con serios problemas de seguridad y esto es muy diferente.

¿En México estabas en el DF?
Estaba en el Distrito Federal pero dirigía operaciones en Altamira y en Tijuana, y una de las pocas cosas que me quitaba el sueño era que me llamaran para decirme que tuvimos problemas con alguna persona. Las cuestiones técnicas siempre tienen solución, los otros temas son los complicados.

¿Te resulta seguro Montevideo?
Si, acá podes salir de noche a caminar por la rambla.

Siendo una de las cincuenta mujeres más poderosas de México, según una revista económica, no te debería ser fácil caminar sola por la calle.

No. Sobre ese tema teníamos entrenamiento de cómo cuidarnos. No podíamos salir con el auto e irnos a Acapulco el fin de semana sin avisar. Es impagable poder estar en un lugar donde te movés y tus hijos entran y salen, vas al supermercado, tomás empleados y no les hacés un chequeo de historial policial, etc. Es muy diferente. Una de las cosas lindas de Uruguay también es eso… como no hay mucho anonimato por ser una sociedad chica, es otra confianza y otro contexto. Creo que también ayuda a que en el sector, las decisiones son bastante ágiles a pesar de lo que… ¡el uruguayo se flagela!

Es interesante esa visión tuya.
México y Venezuela son países más burocráticos y en ellos es más difícil tomar decisiones porque son estructuras más grandes. Incluso que una gran multinacional tomara una decisión de algo, una compañía como Shell era matricial. El ambiente de trabajo aquí es bastante refrescante.

Vos caíste en una empresa que funciona muy dinámicamente.
Sí.

¿De quién dependés jerárquicamente?
Tengo un directorio que está formado por directores de UTE y de Ancap. El presidente del directorio es el vicepresidente de UTE, el ingeniero César Briozzo; el vicepresidente es el vicepresidente de Ancap, Germán Riet. Me da muchísimo gusto que en el directorio las otras dos titulares son mujeres. Tenemos por UTE a Cristina Arca y de Ancap a Elena Baldoira.

¿Es machista la sociedad uruguaya a nivel empresarial?
Si se miran las cuotas, creo que las mujeres todavía no están muy representadas. En lo personal, no tengo problemas y, en general, creo que se respeta a la gente por su experiencia, capacidad, por lo que objetivamente es. No veo al género como un gran obstáculo. Incluso, la legislación uruguaya en general, ha sido siempre bastante avanzada en proteger y garantizar la igualdad a la mujer.

¿Es un hecho la viabilidad del proyecto de la regasificadora?
Sí.

Hablemos del proceso del llamado, ¿habían puesto barreras muy altas de exigencia?
Sí, eran cerca de veinte las que se presentaron a calificar. Se hizo un llamado abierto y este proyecto es particular en el sentido de que es una regasificadora flotante y, entonces, implica una obra civil de abrigo de dimensiones importantes. Lo que se pedía era que cada oferente -fuera un consorcio o empresa- tenía que abarcar todos esos elementos del proyecto. Entonces, no hay tantas empresas que pueden hacer eso. Para nosotros representaba algo muy importante porque muchas veces en los proyectos los problemas surgen en las interfases. Al nosotros poder contratar con una sola parte que integrara todo, tiene muchas ventajas. Estas empresas tuvieron que encontrar la manera de agregar cada una en un grupo (para presentarse como un oferente) todas esas capacidades.
Quedaron cuatro que son de primer nivel. Por ejemplo, el Consorcio Asiático que tenía Corea Gas (Compañía Coreana de Gas) y es el importador número dos del mundo de GNL, un operador enorme con muchas plantas grandes. Höegh es uno de los pioneros de plantas flotantes. Enagás es el operador de todo el sistema de gas español, con muchas plantas de regasificación que ya tienen décadas. Es un operador con buena reputación y GDF Suez también es el mayor proveedor de GNL del Atlántico, y es una compañía de muchísimos años y de primer nivel.

Se habló de Gas de France y se la vinculaba con la empresa que estaba accionando acá. Hubo un cambio de accionistas… esta empresa no es la misma empresa.
Para empezar no se llama Gas de France, se llama GDF Suez. Aproximadamente por el 2005 que se hizo la fusión entre Gas de France y Suez (que era una compañía de agua). En el medio, hubo compra de una compañía de electricidad. Antes de eso hubo una entrada a la Bolsa de Gas de France… todo posterior a la existencia de Gas de France en Montevideo. Todo eso va cambiando el perfil de una compañía. Ahora, es una compañía llamada GDF Suez y la gente con la que tratamos la parte técnica está toda manejada desde Bélgica. Es una empresa que ha evolucionado. Son otras personas, otros directivos. Tiene todo el componente de Suez nuevo y, además, es una empresa que, al cotizar en Bolsa y demás, va cambiando incluso los requisitos de gestión.

Todo el proceso de calificación empieza en agosto de 2012. De las veinte, califican cuatro y luego se hace el estudio de la propuesta de las cuatro.
Una vez que califican, se les entrega a todos los oferentes un pliego que contiene todas las especificaciones, qué tipo de contrato queremos hacer, un montón de información de base que Gas Sayago fue comprando o adquiriendo, estudios geotécnicos, diseño conceptual, marítimo, etc.
Luego, esos cuatro oferentes empiezan a desarrollar su oferta. Lo que se especifica es un servicio y se ofrece una solución conceptual que ya está identificada, pero no está optimizada. El trabajo de las empresas consiste en ver cómo pueden diferenciarse ofreciendo el servicio que quiere el cliente de la manera más eficiente, económica y óptima. Eso es lo que desarrollan las empresas durante aproximadamente seis meses. Durante ese proceso interactúan con el equipo técnico de Gas Sayago para ir calibrando las posibilidades, porque nosotros somos los que vamos a comprar y, si el concepto se desvía de lo conceptual, es lógico que queramos saberlo y decir si nos parece bien. Aquí hay un elemento de riesgo, por veinte años esto tiene que funcionar. Tenemos que estar seguros que vamos a tener esta planta y pensar que el sistema uruguayo consiste en un ducto y una reserva estratégica. Tiene que ser una instalación muy robusta con un servicio muy confiable.

Todo este estudio lo realizan los técnicos de Gas Sayago.
Está toda esa interacción y el 18 de abril presentan su propuesta. En un período que fue bastante corto porque se había venido hablando con ellos y no estaban todos los elementos económicos ni todas las cartas sobre la mesa, porque las empresas son celosas y no revelan todo lo que tienen. Cuando ellos presentan todo, se evalúa con técnicos no solo de de Gas Sayago, había un grupo de casi cuarenta personas (veinte estrictamente técnicos de ingeniería). Había gente de Gas Sayago, de UTE, de Ancap, ANP, Hidrografía, la UdelaR e incluso, hicimos venir expertos internacionales para ver aspectos específicos del proyecto. Los  metimos como en la capilla Sixtina para estudiar todo. Estuvieron dos semanas revisando y buscando aclarar los puntos que no estaban del todo claros con las empresas. Luego se vio que GDF Suez se perfilaba como la más conveniente. Me refiero a una evaluación económico-riesgos. Se llevó a cabo un período de negociación para tratar de acercarla lo más posible a lo óptimo y a tratar de buscar una ventaja para el Uruguay.

En términos económicos: ¿la inversión total que hay que hacer es de mil cien millones de dólares?
Correcto. Gas Sayago hace la infraestructura, el gas lo compran UTE y  Ancap. Ese monto es la inversión necesaria para poner el equipo que hace falta para importar el gas, regasificarlo y entregarlo a la red. El proyecto que manejamos tiene tres componentes: primero, es el dragado de apertura porque hay un canal que hay que ensanchar y profundizar un poco. Además, hay un nuevo canal que conecta el existente -que va hasta Montevideo-, seis kilómetros más hasta la zona de Punta Sayago donde está la planta. Después hay toda una zona de maniobras donde entra y gira el barco para entrar y salir de la terminal, que también hay que dragarla a la misma profundidad que tiene el canal. El dragado son aproximadamente cuarenta millones de dólares.

Después, está la terminal.
En eso no invertimos nosotros. El esquema es que el contratista hace la inversión y la cobra junto con sus costos de operación y su margen durante los veinte años que brinda el servicio. Después hay otro componente, (el último), que es el gasoducto, que conecta la terminal con el gasoducto Cruz del Sur, que es el troncal existente. Ese lo hace Gas Sayago y son otros cuarenta millones de dólares. La estimación de costos de este proyecto todavía no está cerrada porque estamos en la fase de ingeniería.

¿Por qué se opta por el barco y no la planta regasificadora en tierra?
Esa decisión es de un par de años atrás. Lo que se logra con una planta offshore es plazos más cortos, mayor flexibilidad y mayor facilidad de localización porque tenés la planta en el río y es más fácil mantener las distancias de seguridad que haciéndolo en tierra.

¿El barco no se compra?
El barco no se compra porque el barco tiene una vida útil que excede el tiempo del horizonte del proyecto. Lo que vamos a pagar equivale a la mitad de la vida útil. De hecho, las ofertas venían con opciones de compra, pero el mandato que tenemos es no comprometernos por más tiempo.

¿Cuál es el canon que se le pagaría a la empresa?
Catorce millones de dólares por todo. El canon es por un servicio. Está dividido en tres, pero en realidad, es por el servicio completo.

La regasificadora tiene posibilidades de licuar diez millones de metros cúbicos diarios. ¿Eso excede el consumo del Uruguay?
Sí, es correcto.

¿Eso significa que es el límite de lo que se puede llegar a hacer, pero no es lo que se hace necesariamente?
Correcto. Los principales parámetros de la planta son la ventana operativa para todas las otras acciones: descargar el GNL del barco metanero que lo trae al tanque que lo almacena. La otra, es seguir regasificando y lo que interesa es poder hacer eso casi el 100% del tiempo en las condiciones meteorológicas que prevalecen en el Río de la Plata. Ese es uno de los parámetros: la ventana operativa respecto a las condiciones meteorológicas y marítimas. La otra, es la capacidad de almacenamiento. Esta es la reserva estratégica de gas del Uruguay. Entonces, necesitamos tener un inventario importante porque con eso mitigamos sequías y todo lo que tiene que ver con las energías renovables que son nuestra base. Esta es nuestra reserva de energía. El tercer parámetro es con qué cantidad diaria opero esta planta. Qué tasa de regasificación. Desde el punto de vista económico, para garantizar la ventana operativa necesito hacer una escollera. Esa es la parte más pesada de la inversión.
Después viene el almacenamiento… es el aislamiento de los buques. Esa es la segunda parte más pesada de la inversión. La tercera, la regasificación, se logra bombeando agua que como está a 10º C y el GNL está a -160º C, el agua le transmite calor al GNL. Pasan por el intercambiador de calor (cubos con paredes por donde los fluidos pasan unos de un lado y otros del otro, y bombas y compresores). Eso es una parte, mínima de la inversión. Por una cuestión lógica de eficiencia de escala, si se tiene una escollera grande, un almacenamiento grande, por qué te vas a limitar en las bombas. Aumentamos 3% la inversión y tenemos una flexibilidad enorme y eventualmente podemos exportar gas y de esa manera contribuir a todos los otros costos fijos. Es una lógica bastante sencilla. La planta puede llegar a dar diez millones de metros cúbicos por día. Tenemos que pagar todos los costos fijos de esa inversión y tenemos esa capacidad disponible. No quiere decir que la tengamos que utilizar ni mucho menos. Si pasamos poco o mucho gas es nuestro problema. Para el proveedor de la planta es totalmente indiferente.

Es la reserva estratégica de la energía, ¿el depósito de gas es equivalente a una represa?
A Salto Grande.

¿Es verdad que el costo de las sequías en energía ha sido tan grande?
Sale en los números oficiales de UTE. La inversión no la desembolsamos hoy. Es un cálculo financiero que equivale a decir que el canon que voy a pagar en veinte años, si lo pagara hoy al contado, más la inversión que hace Gas Sayago (el dragado y el gasoducto), serían mil cien millones, pero en realidad, el grueso de todo eso está repartido en veinte años.

¿La posibilidad de exportación es cierta?
Técnicamente sí.

¿Hay necesidad de gas en la región como para obtener mercados?
Basta mirar las estadísticas y sacar las conclusiones. Sí.

¿Esto genera autonomía energética para el país?... las fuentes de suministro de gas son muchas.
Sí, una independencia relativa porque un país que no tiene hidrocarburos, va a seguir dependiendo de… Por ahora, no tenemos hidrocarburos, por lo tanto la estrategia lógica es diversificar y tratar de valorizar y abastecerse de energéticos autóctonos (los renovables son nuestros, esa es la base), pero hay una parte que hay que complementar con combustibles fósiles. Se optó por el gas por todas las ventajas conocidas. Si elegimos gas, la forma estratégicamente más diversificada es el GNL, porque el gasoducto te ata uno a uno. Acá hay una variedad de fuentes, de opciones de contratación. El gasoducto también tiende a hacer contratos a largo plazo. El GNL se puede comprar a largo plazo. Hay contratos a cinco, de quince años. Siempre se puede salir al mercado y comprar al mejor postor para los próximos meses.

A nivel mundial, ¿quiénes son los mayores proveedores de GNL?
En el Atlántico, GDF Suez, Shell (es uno de los mayores proveedores), BP y después hay una serie muy grande de otras compañías.

¿Cuáles son los mayores países productores de gas natural en el Atlántico?
Nigeria es un proveedor que tiene unos cuantos años. Guinea Ecuatorial, Angola, Trinidad y Tobago. También están, en el Medio Oriente, Qatar y, en la zona del Golfo árabe, está Yemen, Abu Dabi, Libia, Argelia, Egipto, etc.

¿A nivel energético el gas es el sustituto natural del petróleo?
Sí, si se miran las estadísticas, el gas está ganando participación a expensas del petróleo. El carbón también está ganando participación porque hay grandes consumidores que tienen carbón autóctono y que -a pesar de todos los temas medioambientales- apuestan por una cuestión de que lo tienen en su propio territorio y, en todos esos casos, hay que ver también la logística.

Shell tiene hoy más gas que petróleo.
Creo que Shell es una de las más gasíferas.

¿Qué capacidad tenía la planta de Altamira?
De almacenamiento tenía un poco más de lo que va a tener esta y de resgasificación como cuatro veces más.

¿O sea que tenés experiencia en plantas mayores que esta?
Pero eran onshore. La de Altamira y la de Baja California, en las que trabajé, estaban en tierra. Para mí lo nuevo es que esta es offshore, porque esta modalidad es posterior, vino después.

El gas también da autonomía, porque con un camión lo llevás a un lugar concreto y, si tenés cañerías, podés distribuirlo.
Ese es un punto interesante para Uruguay y es uno de los desarrollos que más se están moviendo últimamente. Se llaman gasoductos virtuales. Si quiero abastecer, por ejemplo, Durazno y es un mercado chico, es muy difícil justificar un gasoducto para mercados chicos; entonces, lo que se puede hacer es unir desde donde está el gas licuado al mercado con camiones. Entonces, se transforma como en un gasoducto virtual. Se transporta por carretera, se almacena líquido donde esté el mercado y, a partir de ahí, se va regasificando localmente. Uno de los últimos proyectos que dejé funcionando en México era que querían llevar gas desde Altamira a un lugar distante a quinientos kilómetros. Se puede ir sembrando mercados. No hay demanda de gas si no hay oferta. Si se empieza a ofrecer y hay posibilidad de ir sustituyendo otros energéticos por gas y si en algún momento hay mucha demanda, se puede pensar en un gasoducto.

¿Se visualiza la tendencia a nivel mundial de que el precio del gas se va a mantener o va a fluctuar?
Hay muchas predicciones y es difícil aventurar eso porque siempre hay escenarios que no se pueden prever. Lo que se hace en todos los ejercicios de planeación es ver qué plantas están en cartera del lado de la producción (en fase de construcción), cuáles están en fase de desarrollo y se le pone algún factor de éxito a las que están en desarrollo. Las que están en construcción se dan por hechas y entonces se puede armar más o menos el portafolio que vamos a ver a nivel mundial de acá en adelante. Se está viendo que hay una cierta escasez en el muy corto plazo y después se tiende a balancear. Cuando se balancea, los precios se acomodan a la baja. Esa es la expectativa. Acá hay escenarios que pueden hacer que el mercado se ponga más del lado de los compradores o de los vendedores. Hay una variable en particular que estamos todos siguiendo mucho que es en qué momento Estados Unidos se vuelve exportador. En Estados Unidos hay superávit de gas, hay recursos que pueden producirse muy económicamente y hay restricciones para exportar (hay una gran cantidad de permisos en el Departamento de Energía, que es el que da las licencias para exportar), porque lo ven como recurso estratégico. Vienen de décadas en las que el gas faltó o su precio estaba alto porque había que explotar recursos que no eran económicos. Era gas caro porque costaba producirlo. Cuando hubo este quiebre tecnológico que permite producir grandes cantidades a costos bastante bajos ahora hay un superávit.

¿Cuándo se produce el quiebre tecnológico?
Empezó en el 2007-2008. En el 2008 todavía tuvo picos altos pero luego se empezó a desinflar el precio. El precio lo fija el mercado con la oferta y la demanda. Hay gente que dice que el precio de equilibrio no puede estar por debajo de tres dólares y medio o cuatro pero ha estado más abajo.

¿El GNL abre las posibilidades de su uso a nivel domiciliario?
Sí. La abundancia de un recurso permite que su uso se pueda generalizar. Hay un tema de confianza. No se puede promover las bondades del gas si no hay suficiente respaldo para garantizar que se puede seguir creciendo en ese mercado.

La otra es a nivel automotriz.
A nivel automotriz también hay gas natural comprimido y también es interesante la aplicación de GNL para flotas de mayor porte (fluviales, camiones, etc.).

¿Uno de los objetivos es que la central de Punta del Tigre empiece a funcionar con gas?
Esa es una central de ciclo combinado que debería funcionar con gas. El gas es lo que menos mantenimiento le va a imponer a la central, comparado con el diesel, y es más barato.

¿Esto va a generar que la energía sea más barata en Uruguay?
Sí. Lo que está detrás de todo esto es un beneficio económico total-país que se tiene que hacer también evidente para los usuarios. En algún momento, se tiene que trasladar y ser también una mejora para los usuarios.

Desde el punto de vista medioambiental, ¿es más positivo que los otros hidrocarburos?
De los combustibles fósiles, el gas tiene dos ventajas, una a nivel planeta, que es que tiene menos emisiones de gases de efecto invernadero (menor contenido de carbono de todos los fósiles). Además, en las centrales de ciclo combinado tiene mejor rendimiento, por lo tanto, es menos lo que se desperdicia porque por unidad de energía utilizada tiene menos impacto. Y el otro, es a nivel de calidad local del aire. El gas, y sobre todo el GNL, es muy puro porque en el proceso de licuefacción (cambio de estado que ocurre cuando una sustancia pasa del estado gaseoso al líquido, por disminución de la temperatura y el aumento de presión, llegando a una sobrepresión elevada) hay que limpiar las impurezas porque si no perjudican el proceso. El gas que se quema lo único que produce es gas carbónico y agua. No hay partículas, compuestos de azufre, de nitrógeno… para la calidad local del aire, es lo mejor.

¿Va a afectar la zona de Sayago la instalación de la planta de la regasificadora?
La instalación de la planta no va a afectar a los habitantes de la zona porque está a dos kilómetros costa afuera. Hay un período de construcción donde lógicamente todo el traslado de materiales va a tener algún impacto en la zona. Estamos trabajando con ese tema para mitigar y ver que sea lo menos molesto para los vecinos.

Como medida de seguridad, siempre se pide ochocientos metros de distancia de centros poblados.
Esto tiene más de dos kilómetros. Hay todo un estudio de instancias de seguridad que se hizo antes de recibir las ofertas para confirmar la viabilidad de la localización y demás. Estamos perfectos con ese tema.

¿Qué es el tema del agua fría?
Normalmente asociamos el agua con la idea de enfriar. El agua entra en la refinería y se usa para enfriar. Tomás agua del río, la utilizás en el proceso y cuando vuelve al río, vuelve un poquito más caliente. En este caso es al revés, utilizamos el agua para calentar. Entonces, tomamos el agua del río, la usamos en el proceso y cuando vuelve al río, vuelve un poquito más fría. Hay normas que dicen cuánto más fría puede volver el agua al río. Hablamos de unos pocos grados. Eso, en la enorme masa del Río de la Plata, a cien metros ya volvió a la temperatura de todo el medio porque es algo que se diluye.

¿Han encontrado oposiciones medioambientalistas a la instalación de la regasificadora?
Todos los proyectos de esta naturaleza generan opiniones, debates, preguntas… es normal e, incluso, está previsto en los procedimientos de la misma Dinama. Estamos trabajando para poder dar todas las respuestas. Hemos hecho y estamos haciendo todos los estudios. Son requerimientos regulatorios e, incluso, de las entidades que financian el proyecto. Además, nosotros somos un vehículo de UTE y Ancap, y las dos compañías madre están comprometidas con los estándares y con proteger nuestro patrimonio que incluye el ambiental. Desde todo punto de vista estamos tratando de hacer las cosas de la mejor manera posible siguiendo los estándares internacionales más elevados y creemos que el proyecto es bueno y que todos estos aspectos se están manejando bien.

El surplus posible de producción de energía, ¿puede ser utilizado en otros proyectos importantes en el resto del país? Uno de los grandes temas de los proyectos de inversión en el Uruguay era la falta de energía.
Volviendo al tema de la escala, este es un proyecto que tiene que durar veinte años. Esta es una reserva estratégica y tiene que brindar la holgura necesaria para el crecimiento que se pueda preveer para los próximos veinte años. Tiene que tener por lo menos la escala, la capacidad de expansión necesaria porque no vamos a hacer una segunda planta en cinco años. Son inversiones de largo plazo. Tendremos la holgura necesaria para muchos años.

¿La matriz energética uruguaya va a contar con una reserva estratégica?
Para cualquier contingencia climática tenemos esa capacidad de almacenar inventario de gas natural que nos da un respaldo y la seguridad energética que necesitamos.

¿Cuándo empieza a funcionar?
En los primeros meses de 2015. Hasta ahora venimos cumpliendo el cronograma de manera ajustada. Todos estos proyectos tienen contingencias y hay que ir resolviéndolas. Tenemos un equipo excelente que no es solamente el de Gas Sayago. Involucra a gente de Ancap, de UTE, la Dirección Nacional de Energía nos apoya constantemente, y tenemos un montón de consultores que están apoyándonos en los diferentes temas. Estamos trabajando a todo motor. El cronograma que presenta la empresa dice que podremos estar en los primeros meses de 2015 y por ahora esa es la visión que confirmamos.

¿Fue chocante el cambio de Shell a Gas Sayago?
Lo viví como refrescante, en el sentido en que creo que hay gente de gran calidad profesional que no es solo la de Gas Sayago. Me encanta la agilidad, el espíritu de equipo y que es un proyecto-país. En general, todas las puertas que tocamos para que nos ayuden, nos expliquen… hay un montón de temas regulatorios, como, por ejemplo, todo el tema de la concesión de la Asociación Nacional de Puertos.
Si este proyecto sale bien (estoy convencida que va a salir bien), es importante para la marca país. Estamos hablando de un proyecto de grandes dimensiones donde varias empresas y clientes estatales están cooperando, que tiene detrás un acuerdo multipartidario, que tiene un montón de profesionales uruguayos trabajando, que probablemente se pueda conseguir un proyecto de financiación internacional.
Esas son cosas que nos diferencian de todo el subcontinente y todos tendríamos que estar orgullosos.


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