Los maestros traidores. Por Carlos Maggi/ El País de Uruguay

Empiezo por lo peor: La prensa da cuenta del ingenio de los maestros tremendos: piensan (pensaron) pasar de la huelga al sabotaje, basados en la libertad de cátedra (¡!) que según este grupo (seguramente ínfimo) los habilita a enseñar lo que quieren y a dejar de enseñar lo que no quieren o no saben.
Parecería que por medio de la libertad de cátedra los docentes se hacen dueños del destino de sus alumnos y pueden negarle el acceso al mundo virtual del ciber espacio; en su voluntad está no cumplir con esta materia sustancial.
Raquel Bruschera de Ademu le dijo a El País: "El maestro puede resolver qué recursos utiliza y de qué manera enseña los contenidos del programa escolar. Nuestra obligación es cumplir con el programa escolar, pero de qué manera lo enseña, qué recursos utiliza y qué cosa le hace hacer a sus alumnos, eso es decisión del maestro y está por dentro de la libertad de cátedra. Nunca en la historia se nos ha obligado a utilizar determinado método o material. Nadie puede obligarnos a utilizar la plataforma "CREA". No nos pueden decir que incumplimos con nuestra función, por eso no nos pueden descontar nada". (El País, 2/8/13) Comento: se trata de dejar sin efecto total o parcialmente, el plan Ceibal, lo cual equivale a prender fuego los pizarrones o las bibliotecas. ¿Qué piensan los padres cuando se enteran de las maniobras que traman estos maestros contra sus hijos? Su plan es que los alumnos ignoren un detalle, lo que acontece en el planeta.
El caso me recuerda porfiadamente los versos de Neruda ante una catástrofe sin arreglo: Maestros traidores:/mirad mi casa muerta,/ mirad la escuela rota.
Duele contemplar uno tras otro, los planes para no educar a los niños pobres, que inventan los dirigentes gremiales.
Leí en el Suplemento "Qué pasa" de este diario, los resultados de una investigación brillante realizada por Sebastián Cabrera.
Los resultados de esta novela de suspenso, realizada contra el disimulo oficial, se titula "Dos mundos"; y empieza con este párrafo decidido: "La repetición de los alumnos refleja la brecha entre las dos Montevideo: la que tiene indicadores similares a Europa y la que tiene indicadores peores a los indicadores de África". El rico y el pobre. ¿Cuáles son las escuelas con más o con menos repetidores?
Muchos de los datos precisos que averiguó el detective, fueron logrados pese a la oposición de las autoridades.
ESCUELAS PÚBLICAS COMO EN EUROPA: Hay escuelas con tasas de repetición similares a los promedios de Europa y América del Norte. En primer término está la escuela 83 ("Martín Echegoyen", en la calle Simón Bolívar entre Silvestre Blanco y Rivera, en Pocitos); dos de los 386 alumnos, repitieron en 2012: el 0,51%; luego viene la escuela 39 (en Ellauri y 21 de Setiembre, Punta Carretas) con 0,55%; solo dos niños debieron repetir el año, de los 360 que allí se educan; después vienen, la escuela 3 y la 121, en Punta Carretas; y la 70, en la Aguada; la 366, en Paso de la Arena; la 161, en Sayago; la 98, en Pocitos; la 27, en el Prado; y la 189 en Carrasco.
En una de las dos escuelas con menos repetidores (la 39) no hubo un solo alumno que haya tenido más de un 20% de faltas. La sexta escuela con menos repetidores el año pasado fue la 366 en Ortiz y Camino Cibils, Paso de la Arena. El dato sorprende porque no está en una zona de clase alta o media-alta. Allí el año pasado repitieron dos, de los 178 alumnos. Una maestra de esa escuela dice que un factor diferencial es que allí no hay comedor y por eso la selección es natural.
"Los padres acá se preocupan mucho" -cuenta una maestra. No hay un solo un chiquilín que venga despeinado o en mal estado. Todos vienen preciosos".
El año pasado no hubo ninguna escuela pública montevideana con "cero repetidor". En el interior es más común que haya escuelas con esa performance. En el 2012 una de ellas fue la escuela 120 de Salto, que tiene 404 alumnos. En el interior, además, es menos frecuente encontrar una brecha grande entre escuelas, como la que existe para vergüenza de Montevideo.
ESCUELAS PÚBLICAS CON MÁS REPETIDORES QUE EL PROMEDIO DEL ÁFRICA SUBSAHARIANA (año 2009, el 12,9%) .
En la calle Maldonado, casi Ciudadela, funciona la escuela 131 República de Chile. En esta escuela, pleno centro -hasta hace no mucho una institución modelo- en el 2012 repitieron 25 de los 109 alumnos que cursaban de primero a sexto. Ese 22,9% es lamentable, pero no definitivo; en el 2014, será transformada en una escuela de tiempo completo; el fracaso engendra un ejemplo a seguir.
Junto a la escuela Chile en la lista de escuelas con mayor repetición, está la 317, Islas Baleares, en Malvín Norte. Esa escuela tuvo la segunda tasa de repetición mayor en el 2012, 20,7%. La siguen la escuela 277, en Punta de Rieles; la 167, en la Unión; la 9, en La Teja; la 271, en el Cerro; la 227, en Villa Prosperidad; la 125, en Peñarol; y la 319, en Casavalle. Son escuelas que tienen tasas de repetición superiores al promedio africano, que es el punto de comparación elegido. Son escuelas en lugares difíciles, pero no, imposibles. En Casavalle, por ejemplo, funciona con éxito el liceo Jubilar. Es para preguntarse, qué se ha hecho de especial para salvar a los niños de esos barrios.
La construcción de escuelas de tiempo completo fue lenta, penosa, insuficiente. No quedan miras de llegar a 300 durante este período de gobierno; y se requieren mil doscientas.
ESCUELAS PREFERIDAS Y ESCUELAS RECHAZADAS. Los padres que se preocupan por sus hijos son la mayoría; en consecuencia, mal que bien, averiguan cómo funciona la escuela que les toca. En casi todos los barrios hay escuelas que adquieren fama de "complicadas", y muchos las evitan; y hay otras que ganan fama de "buenas", y son muy requeridas por los docentes y por las familias. Como ya vimos, las autoridades cuidan el secreto, como si fuera un dato sin importancia. Ni siquiera se publican los proyectos, que anuncian mejoras, capaces de remediar la injusticia que implican los altibajos en la función docente. El ausentismo de los maestros, los funcionarios administrativos o los propios alumnos desvirtúan la calidad de obligatoria con la cual distingue la Constitución, a la enseñanza. El apoyo policial, una costumbre que se ha dejado de lado, era muy efectivo. La policía llamaba en la casa de los niños faltadores o no inscriptos; y pedía cuentas, a pedido de los directores de las escuelas o los liceos; la autoridad destacaba la seriedad con la cual debe encararse, la obligación de educar a los hijos.
En vez de esconder la información, los entes de la enseñanza debieran echar luz sobre su gestión y sobre la importancia de su gestión; debieran mostrar cómo se conduce la educación y las responsabilidades de cada uno de sus actores.
La estigmatización se da actualmente en medio de tapujos. Los padres se enteran a través de chismes, para saber qué pasa, cuáles son las escuelas con los mejores indicadores y cuáles, las que no cumplen cabalmente con su deber.
Primaria no autorizó al suplemento "Qué Pasa" para que ingresara a las escuelas. Y le prohibió a los directores que hicieran declaraciones a la prensa.
Cuando las cosas salen bien, deben ser proclamadas; y cuando no salen bien, también deben darse a conocer, junto con la corrección que superará el bajón sufrido. A más secreteos oficiales, más delaciones particulares y peor fama para quienes son responsables.

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