Mujica y su primer asalto 2/ SUDESTADA


El martes 30 de junio Pepe se apareció temprano por la casa de Nene. El Zorzal Criollo cantaba como todas las mañanas desde la ventana del tallercito. Pan caliente y mate. Pepe prefirió no comer.

—¿Estás a dieta? —Nene mordía el coco del pan flauta—.

¡No me digas que volvés a las rutas!

Mujica se palpó la barriga, ya no tenía el vientre tan liso...

—Mirá que si entreno un poco, pa una doble San Jacinto estoy...

—Ah, pero mañana mismo hablo con Atilio —Nene era el acompañante oficial de la selección uruguaya de ciclismo, dirigida por Atilio François—: le digo que tengo un pibe nuevo...

—Un novicio absoluto —afirmó Pepe, que ese día, en verdad, se sentía un novato.

—... que veinte años no es nada —entonó Nene acompañando a Gardel.

—Veinte no, pero veintinueve... —sonrió Mujica.

—Tamos viejos, Pepe —se resignó Nene, un año mayor—.

Pa la bicicleta, tamos viejos.

—Pah, yo tengo la Peugeot ahí, la miro, la miro, pero...

—Mejor la moto, ¿no? —apuntó Nene.

—Por eso mismo venía...

—¿Qué, ya rompiste el camión?

—No, no, anda bien, pero está cargado de flores hasta la manija y tengo que hacer unos trámites en el centro —nada de lo que decía dejaba de ser verdad, el asalto parecía algo sencillo—. Voy y vengo...

—Agarrala, ahí está...

—Gracias, Nene.

—¡Cuidámela, eh —le advirtió el mecánico—, que está recién encerada!

—Como siempre —aclaró Pepe.

—¡Andá, andá, antes de que me arrepienta! Pepe saludó a Nene con una guiñada y arrancó por las calles del Paso de la Arena. Fue ahí, al ir saliendo del barrio, que sintió un nudo en el estómago, no por hambre —tampoco se sentía débil aunque no aceptó el pan caliente en atención a las clases teóricas de “chorro”— sino porque le invadió el temor de que algo saliera mal y que su amigo de toda la vida quedara, “de garrón”, en medio de un gran lío.

Todavía no se sentía preparado para “robar” una moto con fines de usarla en una “expropiación”, que así empezaban a llamarle los muchachos a este tipo de acción: la plata no era para beneficio propio, eso sería “robo”, a secas. Se asaltaba para financiar la causa revolucionaria o la autodefensa del pueblo.

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