Mujica y su primer asalto/ SUDESTADA

A 50 años de haber caído preso por primera vez Sudestada revive la acción revolucionaria inaugural de aquel incipiente guerrillero que hoy es presidente de la República
José Alberto Mujica Cordano fue detenido el martes 30 de junio de 1964 como un delincuente común cuando intentaba asaltar al contador de la empresa Sudamtex. Pero se trataba de una acción del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), un grupo de extracción anarquista que el joven guerrillero integró antes de convertirse en tupamaro.

Iba con revólver y conduciendo una poderosa y camuflada Triumph 500 que había pedido a Nene, su querido amigo de la infancia. El 1 de julio de ese año ingresó a la cárcel por primera vez…


Los siguientes son extractos del libro Comandante Facundo. El Revolucionario Pepe Mujica (Aguilar, 2013), la biografía novelada escrita por Walter Pernas.


—Pepe, arrimate que te cuento cómo es la cosa —le dijo Germán Vidal.

Mujica se había parado. Respiraba el aire fresco de esa tarde de invierno otoñal. No se veían nubes y el sol entibiaba. La brisa llegaba del sur y el mar dulce estaba apenas inquieto en la bahía del Cerro que tenía a sus pies. Miraba a través de la ventana del apartamento del Flaco Belletti, en la calle Turquía y Carlos María Ramírez.

—Cerrá ahí y vení, Pepe —le insistió el Termo Etchenique. Mujica se acercó, pero dejó la ventana abierta. Nunca se sintió cómodo en lugares cerrados.

—Hablemos bajo —pidió.

David le arrimó una silla y Belletti completó el cuarteto en torno a la mesa, sobre la que había un mapa de esos que se conseguían en las estaciones de servicio.

—La Esso colaboró con esto —bromeó David y lo desplegó.

—El hombre llegaría por acá —Vidal recorrió con el dedo la calle Lavalleja hasta llegar a Acevedo Díaz, donde se ubicaba el depósito de la textil Sudamtex, de la que era operario.

—Sí, ese es el recorrido que hace —confirmó Belletti, que conocía la empresa porque había trabajado en la sección de control de producción.

—La idea es pararlo, sacarle el portafolios y rajar... —explicó Vidal.

—No hay problema —aseguró Pepe.

—Hay que ir en moto —apuntó el experimentado David—: es una zona muy céntrica, no es lo mejor usar un auto... Todos miraron a Pepe.

—La vendí, estaba hecha mierda —respondió Pepe—. ¿Cómo piensan que pagué las primeras cuotas del camioncito? Pero...

—No, Pepe, en bicicleta ni se te ocurra —el humor del Flaco David nunca faltaba.

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