DOMINGO A LA TARDE EN MONTEVIDEO /Por Oscar Bazzardi


Estoy frente al ancho rio, con aspecto de mar,
Parado sobre su ribera, mirando…
Los mástiles se yerguen inhiestos en ese espejo de paz.
El viento suave, impregnado de olor a rio y calafate,
Me hace tiritar.
El día gris, las nubes…
Formando figuras amenazantes…
Como si Zeus quisiera hacer notar su presencia.
Los árboles se mecen suavemente,
Al compás de un aire gentil; vestidos de matices,
Excepto algo más lejos tres árboles, solitarios, aunque juntos.
Mostrando su desnudez, ante la presencia del secante invierno.
Solo perturba este espacio tranquilo, el volar raudo de dos pájaros;
Surcando como saetas, ese aire gentil.
Me volteo, desviando la vista del rio.

Y veo a la vecina, con la bolsa de residuos en su mano,
Y con paso decidido y enérgico, va camino del contenedor.
Minutos de vida pasan…
Vuelve la vecina, acompañada de otra vecina , lentamente esta vez.
Mientras un perro negro acompaña ese compas.
Mientras se acerca una crujiente bicicleta, que unidas al parloteo de las vecinas;
Forman un cuadro dantesco, que hace sufrir al silencio del mar.
El aire huele a humo, ese humo que entibia las almas de las casas.
Hoy es domingo a la tarde.
Todo es cansino y gris en esta Montevideo.

Comentarios

Entradas populares