EL VIAJE AL DESAMOR / Por Oscar Bazzardi



Atravesé las más altas montañas, pobladas de nieve eterna.
Crucé por los grandes mares, parado sobre dos esquíes, con una linterna.
Las nieves del ártico es una pista de patinaje donde hice malabares.
Y los desiertos unas playas sin costas, el sol fueron testigos ejemplares.
Pero nunca te busqué donde había terminado todo…sin altares.

Nunca imaginé que en esa imagen estaba el oro de tu mirada
y que el oro era negro como el carbón…que en tu alma habitaba
Nunca imaginé que me cambiarías tan rápido, como uno de tus collares
Mi fecha de vencimiento había llegado, me abandonaste en los glaciares.
Con fuerza para seguir,…solo la ilusión de seguir jugando a los juglares.
La supuesta realidad, había acabado, ni un solo verso nació de mis radares.

Cabellos de oro, canosos al tiempo, de entrada incipiente.
Amor que quiso ser primero, y solo es odio suplente.
Tú eres mi veneno silente, que no tiene cura en mente.
Ocupas mis horas imberbes, ahogándolas en aguardiente.

El agua no quiso la sed, tu sangre se evaporó;
entre lágrimas y piedras, hay un dibujo en la pared.
Nublada la vista no me deja ver, si es dios o lucifer.
Ninguno ocupa mi vida, solo un nombre de mujer.

Tendré que pedirle a Morfeo, alas sin vuelo
que me haga dormir eternamente en duelo.
Pues no quiero despertar en este ambiente gemelo
donde todo se siente oscuro y nada veo…tengo un velo

Mi árbol ancestral cae en su otoño, viviendo en el averno
y el sonido es música del infierno; escarcha en su invierno.
También el sonido de un tren a lo lejos, y su hora de regreso,
invitándome a pasear por el universo, antes que mi cuerpo solo sea hueso

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