REGRESANDO DE LA EDAD DE LA MUERTE / Por Oscar Bazzardi


Acaso el cuerpo es un vestigio de los sonidos.
Estoy en el comienzo de lo inhóspito, descreído.
Suspendido entre nubes de incendio repentino…
con muecas de otoño en el corazón mezquino.

Como la lluvia que ríe en los cementerios de nieve.
Pero todo yo soy… estatua, máscara de sal…sin relieve.
Galope de conciencia…razón que se desborda
No tengo palabras para nombrar, o son sordas…,
al sonido impuro de los relojes ciegos de la noche.

Quisiera despeñar el dorado marfil de la impostura,
con los ojos abiertos perforados invictos en frescura.
Mis aliados el espacio y el puto infierno,
mientras la infinidad me mira desde el averno.

Me encontraba fumando oxigeno del tiempo
Para no consumir mi cercano e inevitable invierno
Toda una vida escapando de la melancolía.
Es que sin ti…toda mi vida es una anarquía

Sobre la noche extensa, enciendo tu ausencia…
y leo claramente tus palabras y su esencia.
Quiero que mis palabras se liberen;
el amor vierta, que alguien abra,
definitivamente esta compuerta.

Quizás este… regresando de la edad de la muerte.

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