Saludo a Eduardo Galeano. Por J.J.Ferrite



Estaba enfermo y se fue sin decir nada como un compañero más.
Mi cercanía con Galeano viene como lector de sus escritos y de un amigo uruguayo que en la conversación suele poner algunas cosas en contexto de “patria chica”.
Si mal no recuerdo me decía, a veces se nace en las coordenadas del tiempo que abarcan acontecimientos fundantes, revolucionarios. Galeano contaba con 19 años cuando en la vida de los latinoamericanos irrumpe la Revolución Cubana, diez años después, en 1969 estalla El Cordobazo y en 1970 el pueblo elige como presidente a Salvador Allende inaugurando la “vía pacífica al socialismo”. En ese contexto histórico, en 1971 Galeano escribe a los 31 años un libro emblemático como Las venas abiertas de América Latina.

En Las venas abiertas, el escritor logró en su primera edición interesar a los jóvenes con un entramado que evoca la historia de los pueblos del continente americano y la forzada relación con los imperios de turno, la persistencia de los campesinos y los obreros en resistir la esclavitud, la explotación, evocando las luchas estudiantiles, las derrotas y los triunfos en el continuo temporal cuando somos capaces de enarbolar las banderas de la liberación nacional. Nombrando al imperialismo por el nombre de las empresas y compañías, visibilizando verdugos y traidores que suelen asolar nuestra Patria Grande. Y honrando a los nuestros, a Martí, Sandino, Artigas, Evita, Pancho Villa y Zapata, Getulio Vargas y Juan Perón, Fidel y el Che, Luther King y tantos protagonistas del mundo entero.

La leyenda cuenta que era un hijo de la clase alta, pero el hombre de ojos azules opta por el tortuoso camino de un “siete oficios” trabajando como obrero, empleado de banco, pintor de brocha gorda, entre otras dignas tareas.
Fue escritor, periodista y viajero. A veces hizo las valijas por propia voluntad, otras por obra de los mesiánicos dictadores enquistados en Uruguay y Argentina, así como tantos, marchó al exilio.
En Buenos Aires, el compromiso político pudo más que la angustia de los exilados y fundó con otros compañeros la revista Crisis, en cuyas páginas una legión de periodistas, políticos, trabajadores e intelectuales latinoamericanos daban cuenta de los sueños y luchas en nuestra América mestiza, en los difíciles tiempos de los golpes militares en la región.

El periodista con su pluma integra esa corriente abarcadora de lo “nacional, popular y revolucionario”, que entre otros hicieron suya Benedetti y Discépolo, Quijano y Walsh, Zitarrosa y Estrella entre tantos que misturaron sin especulaciones, la profesión con el compromiso político, en el caso de Galeano desde la izquierda.

Cuando en 1985 regresa del exilio en España funda en Montevideo el semanario “Brecha” y sigue y sigue produciendo, para en 2006 formar parte del consejo consultivo de esa aventura televisiva latinoamericana llamada Canal Telesur, fiel testigo y acompañante de los procesos políticos emergentes en la última década.
Mi amigo oriental, arriesga como en el truco, que la carta brava no fue el cáncer sino la tristeza de comprobar algo impensable en los sesenta, como es el travestismo político de algunas fuerzas de la izquierda uruguaya que emulan a sus pares europeos… Olvidando toda cuestión ética, los principios humanistas y la solidaridad de clase; como en la mitología algunos de ellos deberán vérselas a la hora de cruzar el río de las tragedias… 

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