Don Cipriano 7 / Por José Luis Facello



   _ Se comenta en lo del turco que los gringos trajeron máquinas pero a decir verdá nadie lo afirma con fundamento, a lo más algunos andan diciendo por ahí que las oyeron… Yo mismo las escuché antiyer, pero ver nadie vio nada.
   _ Entonces… son fantasmas, deslizó con ironía el hombre mayor.
   _ Por donde vine tampoco pude ver nada, ni raro ni verdadero… pero asigún comentan en el almacén del turco, el combustible lo acarrean desde más allá de la frontera… de Bagé o por ahí nomás.
   _ Si de plata se trata, sentenció don Cipriano, esas gentes son prácticas y no van a permitir que se les escape la cosa así porque sí.
   El hombre tomó el mate que le cebó la mujer y se dio un tiempo para sopesar la noticia.
   _ Eso sí, van derecho al grano como usté dice… figúrese que con el turco Abendequif, desmonté en el boliche para dar un resuello a los caballos dijo como al pasar, despuntamos el vicio tomando unas cañas mientras jugamos un truco de a pareja contra el Rosendo y el Eustaquio, cuando el turco comentó que dos gringos iban al almacén una vez a la semana y compraban tres bolsas de galleta, se embuchaban dos faroles de vino tinto y más luego se diban cantando cuchilla adentro en un camión nuevecito, Chevrolet 46.
   _ Hum…
   _ Le digo más, asigún el turco esas raras gentes sólo comen fejaon pretto, arroz y corned beef.
  _ Ponga tranquilo la firma que toman guisky ¡refrescado en las cachimbas!
  _ Pero no tienen un pelo de sonsos, últimamente le han tomado el gusto al asado y cuentan que carnean de lo lindo. Doce cueros de capones con agujeros de winchester le han regalao al turco.
   _ ¡Pero como van a regalar lo que no es d’ellos! Déjeme de embromar… ese pulpero sinvergüenza no fue capaz de advertirles que’sos animales se crían por el vellón.
   ¿O no sabe cómo son las cosas?, justamente ese turco ladino que sobrevivió a la matanza de la laguna cuando lo dieron por muerto… turco mercachifle que hace muchos inviernos recorrió las cuchillas y Río Grande cargando sus petates de baratijas.
   _ ¡Son todos unos herejes! terció la mujer del estanciero. Se hizo un silencio que ella agradeció íntimamente como el sosiego contrapuesto al malestar pintado en los ojos de su esposo. Sólo ella sabía de lo que él era capaz…
   Su aspecto sencillo ocultaba la severidad de carácter y el forastero que cruzase a su paso haría un saludo tocándose apenas con los dedos el ala del sombrero y continuaría su camino, ignorando que ese hombre de gastada bombacha parda y poncho con guarda colorada, calzando botas de potro o alpargatas era el mismísimo patrón de “Cuatro Ombúes”. Pero si eran vecinos conocidos o por mentas, saludaban con sumo respeto, tal la fama del estanciero, como fue el prestigio acicalado por el tiempo del padre y del padre de su padre.
   Historia de una antigua familia de cuando una nube de polvo advertía la proximidad de algo, que bien podía ser una partida de bandoleros castellanos o paulistas, la estampida de ganaderías chúcaras o las correrías de los infieles. Criollos blanqueados y lavados de la negritud y tolderías originarias.
   _ Es como usted dice Tata, intervino el muchacho, hay que escuchar las cosas que se dicen, de por ahí y de países que ni el nombre conoce uno de tan lejos que están.
   …
   _ Se cometen herejías que no tienen nombre, fuera del alcance del ojo pero que uno es capaz de sentirlas, como el cazador baqueano siente en el monte los secretos movimientos de cosas invisibles…
   _ Deje de dar vueltas m’hijo y si tiene algo… ponga la baraja.
   _ Gueno, los gringos acampan entremedio de la Cañada del Infiernillo, como quién va pa’lnorte y…
   _ ¿Ande quiere dir?, trillé esos parajes de mucho antes que… a usté lo alumbrara la luz del sol.
   _  ... lo que es ahora hay que dar un rodeo y andarse por los trillos de vacas monte adentro, pa’salir como media legua endispué de la tranquera…
   …
   _ … porque le enroscaron dos vueltas de cadena con candado, y por si fuera poco le enredaron un alambre de púas por sobre el alambrado, figurese…
   …
   _ … y pa’que no queden dudas, clavaron a los piques un cartel que reza: “Prohibido Pasar a Toda Persona Ajena a la Empresa - Propiedad Privada”.
   _ ¿Se puede saber de qué está hablando?
   _ Lo que oye tata, me picó la curiosidad al salir del almacén del turco y encaminé mi pingo pa´l Cerro Largo, nada más echar un vistazo… El muchacho deslizó una esquiva mirada en derredor, porque asigún las mentas el campamento de los gringos estaría entre la cañada y el pie del cerro.
   _ …
   _ Ande las pircas de los potreros de los Maciel dejaban un paso al cerro y la rinconada de las vegas, haí nomás, la compañía paró otro alambrado y otro cartel: “Propiedad Privada - No Pasar”.
   Y le jugaría a cualquiera doble contra sencillo, que por ahí no pasa más nadie.
   _ Y usted mocito, piensa en serio que los Maciel van a permitir a semejantes intrusos en sus tierras… familia pionera desde la correrías de la indiada… que ganaron cada palmo de tierra con el trabajo y regada con la sangre de sus mayores. ¡Cómo van a permitir!
   El silencio se extendió como una helada neblina por la sentencia del patrón.
   _ ¿Y de ahí?
   _ Yo Tata, no contaría con ninguno de los Maciel.
   _ …
   _ Según dicen, la novia del menor de los Maciel hizo un comentario en una tienda del centro de Melo y alguien que paró la oreja trajo el chisme pa’l  almacén.
   _ Hum… más que boliche es un antro de mala muerte.
   _ Y esa gurisa confirmó con sus palabras las sospechas de algunos vecinos de que algo raro pasaba en las casas de los Maciel y juran que diban y venían gente extraña por el campo. Endispués, mandaron la hacienda a invernada pa’l sur.
   _ …
   _ El asunto es que vendieron… vendieron la tierra, los montes desde las mismas puntas del arroyo Quebracho y cuentan que un frigorífico brasilero se alzó con los yeguarizos. Según dicen, los Maciel compraron casa en Melo y otra en Cachoeira do Sul.
   _ ¿Vendieron dice usted? mire mocito, está seguro de lo que dice…
   _ ¡Cómo que me llamo Segundo José! La compañía firmó en una escribanía de Montevideo y dicen que la novia del Aristeo dijo que el abogado de los gringos pagó con dos portafolios negros llenos de plata fuerte… dólares.
   _ ¡Dólares! ¿Y desde cuando los billetes son plata juerte?
   _ Ellos ganaron la guerra… tuitos están endeudados, los europeos pa’ reconstruir lo que los bombardeos destruyeron y los otros, los derrotados, porque están obligados a pagar los gastos de la guerra a los vencedores.
   _ …
   _ Los dólares billete, hoy por hoy Tata, es la plata más respetada en todos lados.
   _ Hum…
   _ Enfijese que el presidente Batlle Berres acaba de nacionalizar el ferrocarril, porque no había libras esterlinas que alcanzaran para pagar la carne que le vendimos a los ingleses mientras duró la guerra.

   _ Cómo pudieron vender la tierra…

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