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Un triunfo argentino ante extorsionadores con fármacos


Señores de la guerra junto con buitres incursionan en la venta de medicamentos. En la Argentina perdieron porque las autoridades sanitarias no consintieron la extorsión.



La aparición de un nuevo fármaco que cura la hepatitis C desnudó la codicia sin límites de la industria farmacéutica por su decisión de cobrar 86 mil euros el tratamiento con esa droga. La enfermedad es la más grave de las patologías hepáticas y suele ser pasible de trasplante de hígado. La cura requiere tres meses de suministro de un producto denominado Sofosbuvir que se cobra a precio exorbitante.
El medicamento fue desarrollado por un investigador egipcio que estaba trabajando sobre nuevas formas asociativas para el tratamiento del HIV. Fue cuando observó que los pacientes de HIV que tenían hepatitis C, curaban esa enfermedad a los pocos meses del tratamiento. Así llegó al desarrollo integral del fármaco curativo, investigación que publicó en revistas científicas dejando testimonio del avance obtenido.
El médico egipcio recibió prontamente la visita de los representantes de un Laboratorio que le hizo una propuesta de compra de la patente del remedio. El propietario de la empresa compradora es el ex  Secretario de Defensa de Estados Unidos Donald Rumsfeld y tiene como uno de sus socios mayoritarios al Fondo de Inversión MNL de Paul Singer.
 La propuesta de compra fue por 11.200 millones de dólares, suma sideral que navega en un mar de cuentas bancarias de improbable comprobación. Lo cierto es que la adquisición le permitió a la empresa de Rumsfeld-Singer ganar 14 mil millones de dólares en el primer año de venta.
El precio de venta puesto al fármaco limita su acceso a la mayoría de quienes padecen la enfermedad, discriminación que originó en Europa un debate sobre el medicamento como bien social.
En la Argentina fue ofrecido a U$S 1000 el comprimido para un tratamiento consistente en la toma diaria de un comprimido durante 90 días, es decir, U$S 90 mil por paciente. El costo de esa oferta representaba un gasto similar a tres presupuestos anuales  completos de Salud Pública y fue rechazada por el Ministro Daniel Gollan.
Ante la posición de las autoridades sanitarias de la Argentina,  el mismo Laboratorio volvió a ofrecer el medicamento pero a U$S 100, es decir U$S 9000 por paciente, al tiempo que comenzó a organizar  a la asociación de familiares de enfermos para presionar al Gobierno. A ese costo se debería suspender el resto de las compras del Plan Remediar.
Está claro que señores de la guerra como Rumsfeld y  buitres como Singer desprecian la convivencia humana y los códigos que la organizan. Desatan guerras y saqueos de países   y si hasta ahí han llegado, todo lo que viene después se convierte en una mera operación comercial que tiene que dejarles ganancias sin relación alguna con las actividades industriales y comerciales lícitas. Con ese plan de negocios desembarcaron en la salud donde pueden obtener ganancias del orden del 17 mil por ciento o más como en el caso relatado.
Corromper gobiernos, generar conflictos, crear estados sociales de pánico que justifiquen pagar cualquier precio por una medicina salvadora, es parte de las herramientas de marketing que manejan. Estamos frente a un sistema que nos plantea un enorme desafío porque, como dice el Papa Francisco, “no se aguanta más”. Los argentinos conocemos los costos políticos que produce el poder de los laboratorios, promotores del derrocamiento de Illia por la ley Oñativia y de la salida de Ramón Carrillo del gobierno en 1954.
La esperanza de cambio surge cuando se constata que la consigna “la lucha que se pierde es la que no se da”, es verdadera. Una prueba fue la decisión del Ministerio de Salud Pública de nuestro país de recurrir a la industria india, que desarrolló la fórmula produciendo un similar con la misma efectividad clínica que el que venden Rumsfeld y Singer pero a U$S 8  el comprimido, es decir, el costo real por paciente pasó a ser U$S 720. La secuencia del triunfo nacional ante señores de la guerra y buitres, fue U$S 90 mil, después U$S 9000 y finalmente U$S 720. Ganaron los pacientes y la salud como bien social porque la Argentina no se dejó extorsionar.
* Médico, especialista en Seguridad Social

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