Don Cipriano 20 / Por José Luis Facello.


 
 Él apenas si tuvo conocimiento por el manual escolar o los comentarios de su padre sobre aquella escaramuza fatal para Bernabé Rivera, sobrino de don Fructuoso, pero que en resumidas cuentas eran cosas del pasado y dicho sin animosidad, en las casas sin importar razones, de corazón se despreciaba a negros e indios indistintamente. Aparecida fue la excepción, por ser una criatura inocente que mi tío salvó de los colmillos de la jauría famélica.
   Ni antes los charrúas, ni ahora los otavaleños llegados de Ecuador ofertando sus tejidos en las calles de Montevideo, son gente como uno.
   Terciario Plácido apenas abrió un ojo para mirar la esfera del reloj cucú, las siete menos cuarto. Notó a lo lejos en el jardín una animada conversación entre su hijo, la mujer y Sofía como buscando atemperar el bochornoso atardecer de diciembre. Él recomenzó a dormitar.
   Abrió los dos ojos cuando sonó el timbre, Sofía pasó como una exhalación en dirección a la puerta seguida por Odiseo y a retaguardia los pequeños nietos. Acto seguido el inofensivo malón regresó sobre sus pasos sin siquiera mirarlo, en cambio, sus pupilas se dilataron cuando observó a su mujer que se le antojó un deseable fruto prohibido, latente en el plano del deseo porque ya había probado la dulzura que envenenaba sus recuerdos. Los frutos maduros poseían otros atractivos, pero que decir, ambos remitían  los gozosos placeres de alcoba a reminiscencias inolvidables propias de los libertinos.
  Del brazo de Sofía caminaba Vicky con paso acompasado, la menor de sus hijos. El mes pasado había cumplido veinticuatro años y los había festejado con sus amigos de la facultad, estudiaba arquitectura, en una playa de Florianópolis. Cerró los ojos, prefería no pensar, Vicky heredaba la estampa lujuriosa de su madre…
   Felicidades pá, el abrió los ojos para ella y ella lo envolvió en un abrazo regalado con un tierno beso en tanto le daba el regalo.
   El viejo policía deshizo el envoltorio estimando que bien podría encontrarse con una traba para las corbatas o una pluma estilográfica, en cambio sus manos fueron sorprendidas por la tersura de una bombilla de plata y oro rematado con un arabesco desprendido de las iniciales de su nombre, con reminiscencias barrocas. Sonrió emocionado, raro en él.
   Me alegro que te guste pá, dijo ella y fue a reunirse con los otros. Sofía le alcanzó un whisky con hielo en otro vano intento de mitigar el calor.
   Cerró los ojos reconfortado al sorber el escocés y la extrañeza que le deparaban las reuniones familiares. Pensó en Vicky, un camuflaje de su verdadero nombre, Victoria de Occidente, asentado en el libro bautismal de la iglesia del Cordón. En fin, un invento de su madre dándole un apodo de mina de cabaret para no exponerla según ella, a las burlas de sus amiguitos.
   La muchacha está a un paso de finalizar la carrera y recuerda el día que Vicky entró en la casa con un rollo de planos bajo un brazo y tomada del otro por un compañero de la oficina. Estatura mediana, sesenta y cinco kilos, traje oscuro y polera fosforescente, dueño de un BMW, coreano, Yoo Chang Soon.
Extendieron los planos sobre la mesa y mientras preparaban café expusieron el proyecto.
   Nombre: “Montevideo-Manhattan Meridional” y publicitado como el desafío de las la 3M. El concepto urbanístico es una isla comercial vinculada a los mercados del mundo, la isla es la bahía donde recalan los cruceros de lujo y los buques ultramarinos con los bienes de consumo. Un puente con una flecha de ciento veinte metros de altura permitirá la navegación fluida, preservando la identidad que suponen los muros de la Rambla Sur, la escollera Sarandí y Punta Lobos, al pie del cerro de Montevideo. Una línea de torres inteligentes dará al lugar el estilo posmoderno delimitado por un calculado perímetro arbolado que dejará atrás, más aún si cabe, a las barriadas periféricas más allá del parque Capurro y más acá del Palacio Legislativo, como del conglomerado de sucios galpones, depósitos abandonados y barracas en ruinas. Por supuesto, se respetará la geometría metálica de la refinería de ANCAP y el fuego perpetuo de la chimenea tan caros en el imaginario ciudadano.  Al oeste de la bahía se destinarán los muelles para alojar a las embarcaciones deportivas que se explayarán por un área protegida entre la Punta del Rodeo, la isla Libertad y la isla Bizcochero, con obras complementarias como el entubado mar afuera de los arroyos Pantanoso y el Miguelete.
   Los inversores interesados, dijo Yoo, estarían dispuestos a comprar las ciento noventa manzanas comprendidas entre las calles Polonia, Suiza, Egipto, Bélgica, Vigo y Carlos María Ramírez. Se preguntará por el barrio, los inversores indemnizarán a los damnificados asumiendo las costas de la mudanza. No problema, certificó Yoo.
   Te digo pá, los japos piensan en todo y no se fijan en gastos.
   Montevideo Manhattan Meridional aspira a concentrar toda la actividad empresarial en diez manzanas con un núcleo bancario de máxima seguridad, un área para los muelles y playas de contenedores  restringida a la zona franca, una avenida doble mano que jerarquice las casas de importación-exportación y un bulevar que permita exhibir a su paso los hoteles y restaurantes de categoría internacional. Rematado, dijo la joven lápiz en mano, con una catedral interreligiosa de estilo neogótico que evidencie ciertos trazos de los comics del hombre murciélago.
   En el proyecto fueron previstos los espacios verdes destinados a los servicios de comidas rápidas y los bosquecillos de especies exóticas otorgarán la placidez que demandarán miles de neuróticos oficinistas.  Cerca, se construirán helipuertos y terminales de ferrys para el eficaz desplazamiento de ejecutivos y funcionarios, como una variante de la metrópolis de Lang.
   Preanunciando el arribo a la terminal portuaria se erigirá una Estatua de la Libertad, copia fiel de la neoyorkina, para significar a nuestro territorio, como soberano y libre de toda dominación extranjera, en palabras de la Constitución  y un metamensaje  sobre la libertad de mercado e ideas plus-vanguardistas que imperarán en 3M.
   Un enclave engarzado al mundo que hará de Montevideo una meca insoslayable del comercio global, ¿qué te parece pá?
  El hombre levantó un párpado y observó la transpiración del vaso como suya propia recordándole las inmundicias del mundo de los poderosos, en vano sería discernir estas cuestiones en el día de su cumpleaños. Optó por dar cuenta del whisky de una sola vez. Entornó el parpado en un último intento por olvidar la panacea modernista y evocar como hacía últimamente, los viejos recuerdos de juventud, cuando al caer las noches del setenta y dos salía con su comando operativo a dar caza a la canalla subversiva.
   Aquellos fueron buenos tiempos… no como ahora que cualquier corporación extranjera se arroga el derecho a decidir la vida y obra de las personas.
   Terciario Plácido no ha escuchado el timbre pero al abrir el ojo derecho percibe el movimiento acelerado de su mujer en dirección a la puerta, sus nietitos, incansables, multiplican corridas y atajos según dicten los reflejos a las piruetas alocadas de Odiseo. A veces, hacen un alto a tanto barullo para beber con ansia desmedida la Coca Cola o joder al can tirándole galletitas o papas fritas.
   Alguien encendió la araña lastimando la penumbrosa paz con reflejos de caireles y bronces bruñidos, que en milésimas de segundos despertaron los artificiosos brillos de ceras y polímeros líquidos que protegían los muebles y las cerámicas italianas.
   El policía retirado sintió que le apuñalaban los dos ojos acostumbrados al claro oscuro de los cuartuchos y a las sensaciones que provoca; intimista cuando se está en la amueblada con una mujer cogedora como Sofía o escudriñando al otro, mientras uno fuma un cigarrillo para ordenar las ideas y el pobre diablo encandilado, reducido a un mero sujeto detenido y ya mellada su alma negra pide poner fin al interrogatorio.
   Llegaron Deborah y Christian, vocea su mujer mientras da paso a su hija dueña del cabello ensortijado de los familiares de las cuchillas.
   El hombre ha recibido otro regalo, esta vez un cinturón de cuero de carpincho, bien sobado por el artesano  que ha respetado las duras cerdas del extraordinario nadador.
   Un digno objeto campero, dijo Deborah y no exento de ironía, para un criollo de raza como mi querido padre. En la plaza de Villa Biarritz tantos puestos ves que en todos algo queres comprar.
   La muchacha intercaló unas frases breves sobre la impiedad del verano con lo reñido del concurso de murgas de ese año ’95, pero fue un rodeo que el policía percibió con los ojos bien abiertos hasta que llegó el momento de escuchar lo que importaba. Ella dijo que aprovecharía el receso en la facultad, estudiaba medicina, para alquilar un bungalow en la Pedrera, un lugar ideal para disfrutar de la naturaleza, playas, pinos y escuchar música. Si nos aburrimos, intervino él, estamos a media hora de viaje de Punta y Solanas siempre y cuando mi padre regrese de la estancia con la camioneta.
  Al viejo policía le gustaba ese muchacho que vestía como el maitre de un restaurante, pero que había hecho alarde de tener seso cuando en otra ocasión conversaron sobre los alcances del dinero sucio en el mercado de capitales. El muchacho la tenía clara y eso a él le gustaba. Estas primeras impresiones son las que valen porque el sujeto carece de información, sin contar con mayores referencias, está emocionado, desnudo.
   Terciario Plácido con los ojos entornados consideró que Deborah, la menor de sus cinco hijos era una criatura feliz, más allá de la podredumbre reinante, que poseía el carácter práctico y resuelto que la pintaba de cuerpo entero, pero es una lástima que se deje llevar como camarón por la corriente, observando el devenir de los acontecimientos, la histeria  colectiva en un festival de rock o tomar unas cervezas en un pub de la Ciudad Vieja, cualquier día pasear por un shopping y por las noches estudiar o dejarse estar en una fumata hasta la madrugada…
   Sin estar todo esto al alcance de todos, claro está, porque pueden haber muerto las ideologías pero las diferencias de clases están intactas y de ahí nuestro sano esfuerzo por no quedar atrapados en la tela de araña del populismo y caer en la pobreza.
   El viejo policía se lo había hecho saber a su familia cada vez que fue propicia la ocasión, lo que no está con nosotros se ignora, no existe, la naturaleza es sabia y propende al equilibrio social. No hemos salido triunfantes de la guerra contra los comunistas para plantearnos sensiblerías estúpidas…
   Abrió un ojo y se echó un buen trago, reconfortante como el frescor de la noche, giró como la luna llena el ojo en dirección a las agujas del reloj que señalaban las ocho y cuarto.  

Comentarios

Entradas populares