Con erre, realidad y relato./ Por J.J. Ferrite



Al fin, el inédito debate entre los dos candidatos con chances de ocupar la presidencia de la Nación, transmitido, prácticamente, por la cadena televisiva antes tan denostada…

¿Cuándo a ciencia cierta comenzó en realidad el debate político?
Cuando Néstor Kirchner ganó con un exiguo 22% de los votos; cuando el presidente constitucional hizo bajar el cuadro de J. R.Videla; cuando sectores de las fuerzas de seguridad exigieron paritarias empuñando el arma reglamen
taria; cuando en 2008 el asimétrico lockout de las patronales del campo bloqueaban las rutas en tanto transportaban la soja en barcazas; cuando les dieron subsidios a la negrada; cuando todos nos beneficiamos de los subsidios al consumo de gas y electricidad; cuando un boleto de colectivo urbano cuesta 30-50% dólar legal y en un país de referencia como Uruguay cuesta 90-100% dólar; cuando, cuando, cuando…

¿Habrá comenzado el debate político cuando la presidente constitucional, Cristina F. de Kirchner compró zapatos nuevos, importados? Cuando fueron uno a uno repatriados cientos de científicos argentinos; cuando compraron trenes nuevecitos a los chinos y pusieron en valor vías y estaciones mientras los gremios del transporte paraban sin consensuar con los usuarios o lo que es decir, los trabajadores de a pie; cuando sancionaron la Ley de Medios que todos cumplen menos el grupo Clarín; cuando se reestructuró la deuda externa y la mayoría de los deudores aceptaron, menos los saboteadores de los fondos buitres; cuando parcialmente se dieron condiciones para favorecer a la industria grande y PyMes; cuando a la producción primaria se agregó la agro-industria; cuando la industria de la construcción creció de modo exponencial en nuevos caminos, puentes e infraestructura, cuando, cuando, cuando…

¿Se habrá radicalizado el debate político en estos cismáticos años? cuando el empleo creció pero no tanto; cuando el trabajo en negro creció pero parece no importar, dicho por las condiciones de cuasi esclavitud en remotos obrajes rurales como en los talleres textiles de los barrios de Flores y Lugano; cuando M.Macri, jefe de la ciudad amenazó con la topadora a las villas miserias y hoy por hoy se han estabilizado verticalmente en una media de cinco pisos; cuando la muerte sin esclarecer, condenable, de un fiscal corrupto tuvo en vilo a la sociedad argentina; cuando le cortaban los dedos a los choferes de colectivos para robarles; cuando desde una interferencia en las comunicaciones del helicóptero presidencial se escuchó decir “maten a la yegua”; cuando profanaron en Jujuy la tumba del padre de M. Salas; cuando repudiado hasta en su pueblo los restos de un dictador fueron sepultados en un paraje desconocido; cuando la inseguridad se mide en los delincuentes amonestados, liberados bajo fianza, condonados en sus penas, apresados y desapresados como pasa en los delitos financieros y los narco-negocios; cuando al llamar al 911 no se sabe quién es quién del otro lado, considerando el affaire del jefe de policía de Rosario bajo gobierno progresocialista; cuando, cuando, cuando…

¿Cuándo el padre dejó de hablarse con los hijos y la madre se negó a amasar los tallarines de los domingos, radicalizándose el no-debate? Cuando comenzaron a proliferar como hongos las universidades públicas (las universidades privadas vienen proliferando desde los setenta);  cuando inventaron el “fines” que si remite al Fin estamos fritos en este país, invirtiendo dineros públicos para que los retrasados (en la definición del diccionario RAE) puedan terminar la escuela primaria y la secundaria, para que se puedan alfabetizar los otros (cientos de miles); cuando dieron una compu por alumno; cuando la gente tuvo poder de compra para tener un teléfono celular y hoy son unos malditos enajenados; cuando el padre tembló al escuchar al escriba y político frustrado M. Vargas Llosa acerca de la pandemia de populismos en la región; cuando la madre con criterio libertario se hizo adicta a la comida de delivery de uno de los tres mil restaurantes y pizzerías de la ciudad, cuando, cuando, cuando…

¿Y vos qué decís? le pregunté a mi amigo “copetín” de paso por Buenos Aires para comprar el espejo retrovisor, el original, de un Mercedes 1620.
Qué querés que te diga, no se aguanta la humedad.
¡Mozo¡ Por favor traiga una cerveza bien fría y un platito con manises.
Vó qué te pasa, no me mires así.
¿A quién le importa la realidad? me dice, la moda es el chamuyo, los giles como nosotros a lo más, nos chamuyamos a una mina.
Los políticos son chamuyadores de raza, allá y acá,  nuestros progresistas te prometen mejoras y crecimiento pero cada vez más trabajadores terminan en el seguro de paro. Nadie te dice cómo van a hacer para venderles algo a los brasileros que están parados, a los europeos que hace rato van de crisis en crisis… Que den gracias que viven de las guerras, que si no…
Hablan Nin Novoa, Almagro y el que te dije porque tienen boca, nada más. Mira para mí, la gran metáfora del límite del crecimiento permanente son los chinos.
Pido otra cerveza, enciendo un cigarrillo y le digo, es cierto porque han sido capaces de movilizar una maquinaria humana, por dos pesos, y ganar los mercados capitalistas del mundo.
Pensá en grande loco, no te imaginas el futuro que se viene, ¿no te enteraste? las chinas podrán tener más de un hijo, serán millones de proletarios, millones de militares, millones de maestros y médicos, millones de ancianos y niños…
Van a demandar más y más, tanto que no van a alcanzar las bodegas de los barcos.
No me lo digas, no tenemos barcos…

“Copetín” pide otra cerveza y escupe las palabras.
Amigo ¿no te habrán ganado la cabeza con el chamuyo de que todos queremos lo mismo, que van a expandir la economía y cuentan con tu confianza para que cambiemos?
“Cope”, lo que decís es la pura realidad, pero esta vez lo voto a Scioli aunque suene a la letra de un targo, con erre… de realidad y relato.
¡Mozo!

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