El barro de la política 1. Por J.J Ferrite


El soberano se ha pronunciado en primera instancia para posicionar a D. Scioli y M. Macri en un virtual empate. La señal distintiva la dio M.E.Vidal, flamante gobernadora que sorprendió a propios y extraños.
Más allá de las simpatías o reparos que cosechan, estos últimos son indudablemente los líderes emergentes del novedoso liberal-populismo que encarnan, primero por la gestión en la ciudad y en segundo término por el giro discursivo, y nada creíble, instalado una vez finalizadas las PASO. Sin pecar con las comparaciones ligeras de toda  campaña electoral, podría sospecharse que el espíritu del menemismo nos sobrevuela a los que tenemos un poco de memoria.
Eso por sí solo, produce escalofríos.

El triunfo del PRO-Cambiemos también devela algunos intersticios en la construcción de las alianzas explícitas o veladas.
E. Sanz de la UCR; F. Pinedo del tronco de la UCD; E. Carrio y G. Ocaña provenientes del ARI; P. Bulrich ex multi-partidarias;  M.Venegas del P. Fe y referente de la CGT-Moyano conforman el pelotón del frente Cambiemos.

Y hasta la inauguración del monumento a J.D.Perón en la plaza de la Aduana las fotos Macri-Moyano no pasaban de eso. El vínculo es conocido por la relación  entre el Gobierno de la Ciudad, las empresas recolectoras de basura y el sindicato de camioneros, pero sin acuerdos políticos explicitados a la luz del día…
¿Pero desde cuándo en la historia del movimiento obrero se resolvió una práctica opositora en las calles y los medios por la oposición misma?
Ni Moyano, ni Barrionuevo, ni Venegas, ni Michelli se salieron del petitorio estrictamente gremial, con los legítimos reclamos que todos conocemos y el bonus-track de la descalificación permanente a los funcionarios del gobierno, en particular a la presidenta CFK, que no vale la pena enumerar si uno se quiere un poco a sí mismo.

¿Qué otro sentido tuvo la presión ejercida sobre los dirigentes de los gremios del transporte que garantizar la efectividad de los paros? Paros que fueron atribuidos por los organizadores como “paros nacionales”, que a todas luces fueron efectivos y contundentes por los alcances paralizadores, pero carentes de legitimidad para buena parte de la clase trabajadora por la parcialidad y mezquindad a la hora de caracterizar los problemas. Razonable o entendible si se quiere, considerando la fragmentación de la clase obrera y de las organizaciones (en plural) que la representan.
No alcanza con realizar un nuevo diagnóstico ni de evocar la existencia de los diversos segmentos que componen la clase trabajadora, ni arrogarse la representación de la totalidad, sino más bien de tener la legitimidad y coherencia para convocar al movimiento obrero. Dicho esto porque el fantasma del menemismo también ensombrece al sindicalismo, baste recordar el affaire de las AFJP o la privatización o concesión de las empresas estatales.
En los últimos tiempos una parte importante del  sindicalismo, obcecadamente y sin precisar los postulados políticos concretos, (en el marco de un año electoral),  fueron demarcándose por acción u omisión como funcionales al PRO y en menor medida a S.Massa. Esto probablemente traerá nuevas divisiones al interior de los sindicatos (caso los trabajadores del campo, representados por UATRE y la opuesta FATA, como ocurrió en el pasado reciente con los trabajadores del subterráneo, como ocurre con los trabajadores de prensa en la UTPBA y la emergente SIPREBA).

Llegada la instancia definitiva en la segunda vuelta electoral, sin lugar para la neutralidad, la polarización Scioli-Macri debería obligar a los dirigentes políticos, sindicales y sociales a pronunciarse sin medias tintas, como lo hacemos la inmensa mayoría de los ciudadanos vista la importancia que deviene de la confrontación de dos modelos diferentes.
Porque en última instancia, “continuidad o cambio”, refiere básicamente a uno u otro modelo que subordina la economía a la gente o viceversa.
Los dirigentes del Frente Renovador, S. Massa, De la Sota, R. Lavagna, A. Pérez y F. Moyano (h) divagan entre la “necesidad de un cambio” y lo que hasta hace unos días era “nuestro límite es M. Macri”. Nada dijeron después  y a la postre deja a la deriva a sus simpatizantes, en buena parte de filiación peronista, con la contradicción que conlleva para todo dirigente que no orienta ni conduce. Parecería que estos tipos no escucharon a Perón…

En otro nivel individualizamos a los que están fuera de carrera esgrimiendo posturas principistas, puras, clasistas o republicanas, por caso la izquierda y los progresistas entre otros, a quienes (Del Caño, “pollo” Sobrero, Stolbizer)  olímpicamente les resulta lo mismo el FVP o el PRO. Con síndrome de ausencia (como falta o privación de sufragios) ahora llaman a votar en blanco.

Durante 2015 vimos las manifestaciones públicas de H.Moyano (CGT) que de forma apresurada y categórica opinó en clave opositora. Apoyar el pago a los fondos buitres y el acatamiento a las resoluciones del juez Griesa fue una opinión en consonancia con el poder mediático, léase Clarín y La Nación, pero en particular con el candidato de la derecha; tomar partido en la muerte de un fiscal a todas luces corrupto en la causa del atentado a la AMIA que investigaba cansinamente desde hacía años y sin resultado alguno, fue la otra, esta vez secundado por el dirigente judicial J. Piumato. 
En el devenir de las cosas, en paralelo con las elecciones nacionales, se dialoga entre algunos gremios emblemáticos sobre la reunificación de la CGT.
Más allá de las innumerables buenas razones que existen y que no voy a enumerar, deja la nebulosa sensación en cuanto, no a la legalidad o conveniencia, pero sí a la legitimidad  de tal representación unificada, en tanto los posicionamientos políticos son, sino contrarios muy confusos.
¿Será una CGT peronista, una CGT liberal-populista, una CGT de aséptica gestión?

Dicen que los hechos políticos no son relevantes, relevante es como se los interpreta. Y las palabras…
El lanzamiento al espacio de los satélites Arsat puede considerarse un logro importante para la Argentina, o descalificarlo, en opinión de S. Massa, como una heladera en órbita…

Deje de leer, todavía estamos a tiempo para convocar como lo hace Néstor desde el afiche: “Faltan 20 días para ganar en segunda vuelta, acá no se rindió nadie”.

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