La razón de la sinrazón. Por J.J. Ferrite


_ Está todo muy complicado y así no se puede vivir, dijo “Copetín” mientras sorbía la espuma del borde de la jarra.
_ Es cierto, dije con aire suficiente, han travestido hasta los asuntos más simples.

_ Dios los cría y ellos se juntan, dijo Barbara con fastidio a propósito de las noticias que vomitaba la tele.
¿Qué había ocurrido?
El popular chef de apelativo Martiniano y flamante Intendente elegido por el voto de los quilmeños, se le quemaron las papas ante la pregunta simple del periodista, quién en el contexto de los cuarenta años del golpe cívico militar de 1976 pidió su opinión sobre el “Pozo de Quilmes”.
El lugar evoca a un centro de detención clandestina reconvertido en un lugar de la Memoria, a instancia de la política K sobre derechos humanos.
Después de unos segundos fatales de duda e incertidumbre, el intendente macrista echó mano a lo primero que le vino en mente para asegurar “que dentro de los planes de obras de infraestructura estaba el de dar solución a los baches y pozos en la vía pública”.

El presidente Macri declaró que Cristina “estuvo muy ausente estos meses”. Se refería a la decisión de la ex presidenta de guardar distancia una vez pasadas las elecciones, algo si se quiere peronista, por aquello de “desensillar hasta que aclare” en tiempos de turbulencia política.
_ Fue un acto de CFK con reminiscencias de la filosofía oriental al responder con cien días de silencio al fárrago ejecutivo del nuevo gobierno.
_ ¿Ya estás en curda vos? dijo “Copetín” poco amigo al prosaico filosofar.
_ Yo también callé por cien días porque hice una promesa y desafío a mi paciencia, dicho salvando la distancia porque lo de la compañera roza la genialidad. Me explico.
Durante diez años la cuerearon con la crueldad de los matarifes.
Todos, los políticos opositores, la prensa “seria”, los popes de la CGT, los izquierdistas mesiánicos. Pero durante cien días se quedaron de pronto sin el sujeto a destruir, sin presidenta apelaron con retórica berreta a “la herencia recibida”.

Sin oposición manifiesta, los oficialistas de diverso cuño tropezaron entre la improvisación y la mala leche antiperonista. Nadie ha podido explicar ciento cincuenta mil despidos sin otra razón que la venganza. Pocos hablan sobre la detención de la dirigente social jujeña, Milagro Sala, detenida a espera del armado de una causa, aporte de pruebas, juzgamiento y fallo de la Justicia.
Los sindicalistas oficialistas por convicción o especulación no alcanzan a explicar razonablemente porque en cien días los derechos sociales retrocedieron hasta el horizonte de la incredulidad, de la inseguridad familiar, de la carestía y los tarifazos.
¿Cómo pueden ser creíbles los sindicalistas oficialistas cuando está a la vista que la batería de medidas gubernamentales, por la vía expeditiva de los decretos-ley, solo benefician a los más ricos?
Lo peligroso, como ya ocurrió en 2001, es que los trabajadores sin pan y sin trabajo organizan desde su razón y buen entender la demanda que responda a las necesidades de los empobrecidos.
Y movilizan con o sin la sinrazón de los sindicatos.

_ Pedí otra cerveza y te cuento lo que me ocurrió.
Subo al 62 en dirección a la Estación Constitución. Seis pesos el boleto y viajando como sardinas en lata.
De pronto, sirenas y policía motorizada por toda la Avenida Garay, veloces dando paso a un camión con infantería anti-tumultos  decenas de ómnibus y combis propalando una gritería infernal entre banderas aurinegras.
La señora observa por la ventanilla como el que más y explica a una niña “que esos son a los que les pagan para apoyar a Cristina”.
Recordé que al día siguiente Cristina debía presentarse, sin fueros de ninguna naturaleza, a los requerimientos de la Justicia. A mi derecha, otra mujer bien vestida, madura y a todas luces trabajadora, certificó mirándome con el ceño fruncido, “son los vagos de siempre que manda el municipio”.
_ Señora, dije con la mejor entonación, eso que vio pasar ruidosamente es fútbol, en un rato juegan Huracán y Peñarol.
_ En Avellaneda, donde vivo, el intendente mantiene a todos esos vagos, dijo la vieja redoblando la apuesta de la sinrazón.

Al otro día, lluvioso e intimidante, una multitud rodeó a la ex presidente como acción de dar las gracias.
Una vez más “la que estuvo ausente” volvió a dar la cara a la Justicia y en particular a sus seguidores, ¿para qué? para decir que bajo la lluvia de abril se ponía en marcha la fuerza generosa y pacífica de la oposición al neo liberalismo, a los ajustadores, a los gorilas.
Dijo que no la asustaban las acusaciones en su contra, porque cada vez que hay un presidente popular lo derrocan “por corrupto y ladrón”, como a Yrigoyen, como a Perón.
_ Y yo agrego, le dije a “Copetín”, en los Papeles de Panamá, en las Bahamas o en Suiza no aparecieron Hugo Chávez, ni Evo Morales, ni Lula Da Silva, ni Mujica, ni Néstor ni Cristina Kirchner.
_ Es que algunos complican las cosas más simples, dijo mi amigo.
_ La razón de la sinrazón, dije a tiempo que pedía otra cerveza. 

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