Pichetto, pequeño, insensato e ignorante /Por Federico Pita**Director de El Afroargentino.



El miércoles se presentó en el Centro Cultural de la Cooperación, un nuevo número de El Afroargentino, el periódico de la Diáspora Africana de la Argentina (DIAFAR). Al igual que el año pasado, Marcha te adelanta el editorial del quinto número, que la semana entrante estará en las calles. 
Desde su fundación, DIAFAR conmemora todos los años la Masacre de Sharpeville, fecha señalada como Día Internacional por la Eliminaciòn de la Discriminación Racial. El pasado 21 de marzo no fue la excepción y lo elegimos como ocasión para la inauguración de la primer estación de radio afroargentina de la historia nacional: Radio DIAFAR, 100% Black Music.
Radio DIAFAR será, además de espacio de difusión y celebración de la cultura musical de la diáspora africana y el legado de los sonidos del Atlántico Negro, un espacio para alzar nuestra voz, una tribuna para nuestros/as pensadores, una plataforma para encontrarnos, formarnos, expresarnos, hacernos preguntas y contribuir a pensarnos como grupo, como comunidad. Le hemos puesto la doble meta de difundir nuestra cultura y  denunciar injusticias porque estamos absolutamente convencidos de la necesidad de espacios como la radio para contribuir a la pluralidad de voces en una sociedad que cada día concentra en menos manos el poder de opinión, poniendo en jaque la calidad y los alcances de nuestra democracia.
A la par de la batalla cultural, el desafío mayor sigue siendo político, y es ahí donde se están librando las luchas más duras y desiguales. El 30 de marzo pasado en el Senado de la Nación, en medio de una sesión intensa por el tratamiento de un proyecto para el pago de la deuda argentina ante acreedores externos (fondos buitres), el senador nacional y presidente del bloque del progresista Frente Para la Victoria, Miguel Ángel Pichetto, jugando al Donald Trump criollo, hizo gala de su xenofobia y su vulgar racismo en una intervención totalmente fuera de contexto. En el afán de denunciar la ineptitud del actual gobierno para negociar tasas de interés convenientes al pueblo argentino a la hora de tomar crédito en el mercado internacional, nos comparó con países africanos como sinónimo de decadencia (“repúblicas inexistentes, bananeras”), criminalizó nuevamente a los inmigrantes senegaleses (“ninguno en actividad lícita”) y en un brutal movimiento de demolición del ideario de la Patria Grande que promueve su partido, se mofó de la República hermana de Bolivia. Ningún compañero de bancada ni de otro partido se expresó en su contra ni condenó sus dichos (de hecho Marcelo Fuentes, senador por Chubut se tapaba la boca mientras se reía). ¿A qué se debe semejante indiferencia? Acaso sea la línea de color. Bien lo capta el ex juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni en entrevista exclusiva para El Afroargentino, cuando define la composición racial de nuestra clase política: “En general son gente de clase media, y en nuestra clase media la pobreza de melanina domina.”
En 1914, el legislador, ex ministro, ex gobernador de la Rioja y rector de la Universidad Nacional de La Plata, Joaquín V. González, expresaba en el Congreso: “El hombre culto y civilizado, el hombre europeo… es más valor productivo que el hombre inferior… Y cuando hablo de razas inferiores, lo hago a toda conciencia, porque yo no soy de los que sostienen que todos los hombres son iguales, sino en sentido político…las razas inferiores, felizmente, han sido excluidas de nuestro conjunto orgánico…”
El gran poeta afroargentino Horacio Mendizábal en 1869, ya denunciaba este tipo de manifestaciones: “En la República Argentina no hay cadenas materiales para el hombre de color, hay el desdén, el insulto, la humillación del blanco que le escupe a la cara, que le odia!… Ved que al humillarle os mostráis pequeños, insensatos e ignorantes… ¿Tendríais horror de ver sentado en las bancas del parlamento a un hombre de los que con tan insultante desdén llamáis “mulato”, tan sólo porque su frente no fuese del color de la vuestra? Si eso pensáis, yo me averguenzo de mi pueblo y lamento su ignorancia.”
Cuánto camino nos queda por recorrer…


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