El rasero macrista Por J.J. Ferrite


_  Yo no entiendo de política, pero por lo que se ve los argentinos van derecho para el lado del comunismo, aventuró “Copetín”.
Con su amigo habían llegado al comedero “Los 25 ombúes” pasada la medianoche y lo testimoniaron el paso de los últimos trenes, elevados sobre las azoteas de la barriada entre las estaciones Constitución y Avellaneda.
Habían comido una extraña ensalada de pescado, endibias y hongos, bañado con un refrito de ajos y pimentón, lo que insumió la modesta ingesta de dos cervezas artesanales per-cápita y una chispeante conversación acerca de los lugares definitivamente comunes del universo: el amor, la muerte, los vencedores y vencidos…
Los trenes reiniciaron el tráfago de decenas de miles de almas de los suburbios al centro, decenas de miles de enajenados escuchando sus mp3 o escrileyendo en los teléfonos celulares.
Reubicados en una mesita en la vereda en tanto el mozo barría el local, optaron por una última cerveza, rojiza y áspera, justo cuando en la iglesia de Santa Felicitas dieron la hora de maitines.
_ Se puede saber cómo se entiende lo del comunismo argentino, pregunté al relente de la madrugada.

Los primeros “cien días” de gobierno de M.Macri dieron inicio a un proceso cuasi-revolucionario que conmocionó de diferente modo a la oligarquía como a la clase trabajadora, incluida la clase media, los pequeños productores rurales y los industriosos.
Un estado de conmoción colectiva se apoderó de los soñadores que veían alumbrar el cambio votado en el ballotage; de los beneficiados por anuncios que se hicieron realidad con la quita de impuestos, retenciones y subsidios de diversa calaña. Algunos saborearon el triunfo materializado en los despidos de miles de “ñoquis”, un eufemismo que llama a la confusión porque los “ñoquis” de la administración pública bien podrían tener como destinatarios a un joven empleado con un contrato precario como a un geronte juez con treinta años de permanencia en su cargo. Como dice “Copetín”, los “ñoquis” son una institución nacional sino mundial, que hace posible las mil formas de la corrupción en la atención al público detrás de un mostrador, asegurando la felicidad vestido de impecable traje, o induciendo desde el televisor a la compra de tales o cuales monedas, o acciones, recibiendo el diez por ciento de un contrato jugoso o una caja de pizza al pie del patrullero.
Estado de conmoción mayor sufrieron los ciento cincuenta mil despedidos de la administración pública como los de la actividad privada; conmoción de los políticos y sindicalistas despechados por el presidente, cuando habían especulado  beneficiarse con el gobierno oligárquico que ellos mismos habían promovido por acción u omisión.
El imaginario acerca de los “ñoquis” es como las bóvedas con los tesoros de Lázaro Báez en la Patagonia, o el misterio que guardan las cuentas offshore en islas o istmos paradisíacos, o la improductividad congénita (atribuible al criollo, al cabecita, nunca al inmigrante ultramarino) del obrero argentino; de estos eventos raramente  hay pruebas de su existencia hasta que la verdad es revelada y recién entonces es posible percibir el grado de culpabilidad y de condena…
Mientras tanto, alimentamos leyendas que nada tienen de inocentes y menos de desinteresadas.

_ En la butaca del barco encontré una “Crónica” de hace unos días y ahí di con las claves que pronostican un futuro, por lo menos, agitado.
_ Qué estás diciendo “Copetín”.
_ No digo, dijo mi amigo, que soplen vientos de guerra pero en el pasquín leí dos hechos a miles de kilómetros uno de otro, ¿caíste en cuenta de lo que son las distancias en este país?
_ En efecto, es un país grande, certifiqué recordando las vacaciones del 2014 junto a Barbara en los Saltos de Moconá, dónde capciosamente el río Uruguay es argentino-brasilero desde que perdimos las Misiones Orientales, y que el virreinato a su vez, había usurpado a los guaraníes…
_ Te la hago corta. En Firmat, provincia de Santa Fe, un pueblo industrioso de 18.294 habitantes dijo haciendo alarde de su nuevo teléfono celular, dónde la mitad del pueblo… exactamente el 50.9% eligió como intendente a un hombre del Frente Progresista Cívico y Social, (socialistas estilo Tabaré).
En FIRMAT casi todo gira alrededor de la industria metal mecánica.
_ ¿Y? dije tratando de encauzar una información sin destino cierto.
_ ¡Y! Están echando trabajadores de las fábricas grandes y los talleres satelitales que les proveen partes e insumos quedaron a la expectativa, los comercios en suspenso y el cura invitando a cadena de oraciones, como en el entretiempo entre un Peñarol-Nacional 0 a 0 a una fecha de terminar el campeonato. ¿Entendés de lo que estoy hablando?
_ Ciertamente, no le vendemos a Brasil y China no reacciona, cae el intercambio comercial, inflación más recesión a corto o largo plazo, dije a modo de síntesis.
_ Vos no entendés nada… ¿para qué fuiste al liceo, me querés decir?
Te la hago corta. A Comodoro Rivadavia, dijo observando la ridículamente pequeña pantalla del celular, la pueblan 174.500 personas y casi 18 horas de viaje… para recorrer los 1728,2 kilómetros entre la Terminal de Retiro y la meca del petróleo argentino.
_ ¡Mozo! Una cerveza por favor, pedí con desesperación.
_ Señor, cerramos en diez minutos, dijo deseando subir al tren e irse a la casa.
_ Entonces que sean dos, dijo “Copetín”.
_ ¿A dónde querés llegar?
_ Termino. Cien días de gobierno, cien días de incertidumbre en los hogares de los obreros petroleros, en la administración pública, en los metalúrgicos y obreros de la construcción. No lo digo yo lo leí en la “Crónica”, el intendente elegido con más del 40% de los votos es kirchnerista y lo apoya el sindicato de petroleros, pero… ni miras de producir. Ahora los tipos de Buenos Aires, porteños al fin, ¿me seguís? ¡Eligen importar las naftas y el gas!
_ Te sigo, dije resignado al despuntar el día.
_ El presidente como todo tano tiene el comportamiento altanero y fullero de los antiguos emperadores romanos, de los Borgia, del Duce, de Berlusconi.
Pero no tiene en cuenta que los trabajadores tienen pequeños vicios, gustan de comer asado y suculentos guisos, fumar y beber como nosotros una cervecitas…
Y si el gobierno te quita todo ¿decime qué podés hacer?
_ Si sobrevivís, dije jodón, al rasero macrista te hacés comunista.
_ ¡Está clavado! dijo el que no entendía de política. 

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