Cincuenta sin cuenta. Por J.J. Ferrite.


_ ¿Te das cuenta? preguntó “Copetín” con la mirada fija en las aguas espejadas del lago y de espaldas al Estadio Charrúa, cuando teníamos la cabeza en la Copa América ¡zas!
Cebé un mate con la parsimonia propia del que recupera el tiempo aunque parezca un absurdo, me explico, llegué a Montevideo hace cuarenta y ocho horas y de pronto se me antoja que mi vida de migrante fue un sueño y el monte de eucaliptus circundante parece evocar el eco de las risas y los gritos al recordar las aventuras emprendidas con los botijas del barrio.
Fue idea de mi amigo caminar un rato por el parque Rivera y conversar, una costumbre que no ejercitábamos hacía un par de meses desde su última visita a Buenos Aires, sobre un asunto que lo tiene preocupado.
_ ¿Te das cuenta? Están pasando cosas que afectan de un modo u otro nuestra identidad como que nos llamamos pueblo oriental.
_ Largá el mate que no es micrófono, dije buscando un intersticio en la conversación para entender a mi amigo y su preocupación sobre la identidad de los uruguayos.
¿Qué te anda pasando a vos? dije yendo directamente al grano, porque sabía que si algo caracterizaba a “Copetín” era hablar sin medias tintas.
_ Algo raro está pasando, algo velado que de pronto aparece y caes en cuenta que ya nada es como creíamos; ni política ni religión es la cosa. No me refiero a la violencia en el Marconi ni en el Casabo  que casi todos los días escrachan en la crónica policial negra, estoy hablando del más grande de los deportes, más precisamente de los jugadores de fútbol.
_ Y ¿qué es en lo que creías y ya no? dije expectante como para mensurar los alcances de un tema a todas luces pasional.
_ Me crié como tantos botijas glorificando el triunfo de Maracaná.
_ 16 de Julio del cincuenta, sorbí el mate con fruición y recité de memoria: Máspoli, Matías González, Tejera...
_ El grande de Schiaffino empata a los 71 minutos.
_ Y a los 81 Ghiggia convierte el gol que da la gloria de ganar un mundial.
_ Brasil llora, dijo rematando la sacralizada evocación.
Tomó el mate galleta con un temblor, bajó la cabeza y habló calculando cada palabra como el sujeto que  no quiere pasar por delator  al ser interrogado por la poli.
_ El cincuenta enalteció nuestra condición de orientales y dicho sin soberbia, marcó un hito deportivo que se desdibuja con el paso del tiempo.
_ O se agiganta, porque es prácticamente un hito histórico y un aspecto insoslayable de nuestra identidad cultural. Digo para que te quedes tranquilo.
_ ¿Vos no miras la tele? Acaso desconoces que nuestra selección quedó eliminada de la Copa América, allá en el país de los gringos, lo que desluce una vez más a la Celeste…
_ “Copetín”, es fútbol y deberías tener en cuenta que los equipos del país que sea han nivelado, emparejado el juego de modo notable. Considera que en materia de fútbol los equipos europeos son un crisol de razas y la FIFA una industria de hacer fortunas.
_ Lo que decís es tan obvio que no merece el menor comentario, sentenció mi amigo.
Me preocupa otra cosa, si el triunfo del cincuenta es parte del acervo cultural de nuestro pueblo, del que estamos orgullosos, la pregunta se cae de madura.
_ ¿De qué estás hablando? dije mientras “daba vuelta el mate”.
_ ¿Qué clase de identidad forjan los perdedores?
_ ¡No me jodas! Con estos jugadores le ganamos a Jamaica.
No tuvimos suerte eso es todo. Están trabajando para mejorar, dije ganado por las dudas.

_ Por estos días la ciudad de Orlando, EEUU se ha convertido en el epicentro de las noticias a nivel global y no es para menos dije atento a la información.
_ Bueno, también fueron sedes Santa Clara, Seattle, Filadelfia, Houston, Chicago…  decía mientras armaba un faso de marihuana.
_ ¿Cuándo fue la última vez que miraste televisión?
_ Alrededor de cincuenta goles, dijo “Copetín” indiferente a la pregunta y a todo lo que lo rodeaba, monte, lago y cielo del parque Rivera, contando solamente los del equipo ganador, en veinticuatro partidos jugados en la primera ronda. Ronda fatal para la Celeste…
_ También fatal para la verde-amarela, ahora y en el cincuenta… y el mundo sigue girando. La información es otra, dije mientras pitaba a más no poder.
La noticia de que te hablo refiere al capítulo de la locura humana…
“Copetín” pitó hasta quemarse la punta de los dedos ensayando una sonrisa triste mientras observaba una fila de gansos en dirección al arroyo.
Locura es que Uruguay que ganó quince veces la Copa América no sea siquiera cabeza de serie y que los estadounidenses, fanáticos del beisbol o el básquet, sean los organizadores de la copa de fútbol...
_ Pedí pista “Copetín”, locura es que J.A. Napout ex presidente de la CONMENBOL y J. Webb de la CONCACAF estén acusados de corrupción mientras inculcan a los niños sobre las bondades del “fair play”, con el telón de los papelitos picados y los fuegos artificiales.
_ ¡Y eso pasa en medio de jugadores recontra multimillonarios!
_ Y evasores de impuestos. Es como dice la morocha: “todo tiene que ver con todo”, le dije como para salir del tema.

La noticia, que rápidamente crece como el césped después de la lluvia, dio cuenta de una sorpresiva matanza en un boliche bailable de la comunidad gay, en la ciudad de Orlando, Miami, que automáticamente desplazó al fútbol para introducirnos en el mundo de la locura y las armas automáticas.
Las víctimas, cincuenta muertos y otros tantos heridos fueron alcanzados por la metralla de un comando terrorista que posteriormente se acotó a un terrorista y con el paso de las horas a un sujeto homofóbico. Ni motivos políticos ni religiosos ni raciales.
Al final de su mandato, el presidente B. Obama se mostró consternado y dio el marco de situación atribuyendo lo ocurrido “al terrorismo y el odio”.
Por su parte, el candidato republicano D. Trump no ahorró munición gruesa contra los demócratas, el presidente negro y H. Clinton en particular, contra los musulmanes, los negros y los judíos, y todos los que atacan a EEUU.
_ Y pensar, dijo “Copetín”, que a veces criticamos a nuestros políticos por mediocres y fariseos… Podría decirse que estamos a la altura de los países más desarrollados.
_ No sería de extrañar que un rasgo cultural de los estadounidenses sean las matanzas, no me refiero a “A sangre fría” de T. Capote, lo digo porque el episodio de Orlando tiene antecedentes en la Universidad de Virginia en 2007 y en la Escuela Primaria de Newtown en 2012, lo que conforma el triste dato de que el de Orlando es el tiroteo múltiple número 173 en lo que va del año en los Estados Unidos de Norteamérica.
_ Palestina, Madrid, Caracas, Suárez, Paris, Moscú, Grecia, Buenos Aires, Miami, Montevideo, “todo tiene que ver con todo” posibilita dar cincuenta razones para la locura, dijo “Copetín”.
_ Sin cuenta de lo que vendrá, dije braceando y sin aire en un mar de escepticismo.

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