La cáscaro democracia./ J. J. Ferrite

En “El país de la cola de paja” M. Benedetti desanudó la situación político social del Uruguay de los años sesenta, acuñando el término “cáscaro-democracia” como síntesis de la hipocresía del régimen imperante. Por su parte, el brasileño Leonardo Boff vincula el golpe blando que derrocó a D. Rousseff a manos de una banda de ladrones que sólo puede surgir en una “democracia de baja intensidad”.
Dos modos de calificar un mismo régimen que en la práctica desdice a la democracia como el gobierno del pueblo, aunque sea invocada hasta el hartazgo, máxime cuando se trata de gobiernos permisivos con los poderosos y reglamentistas con los más débiles.

El personero, perdón, ministro de hacienda Prat Gay con la fineza que lo caracteriza, dijo en Nueva York a un importante auditorio de inversionistas norteamericanos que “el trabajo sucio está mayormente hecho”.
Se da por entendido que el ministro, ex ejecutivo de la banca J.P.Morgan, se refiere a la política de ajuste fiscal, a la devaluación como instrumento de transferir salarios a las arcas patronales, a la aplicación de tarifazos en los servicios públicos, al pago ventajoso a los fondos buitres, etc. como parte de la batería instrumentada en el primer semestre del gobierno de Frank Macri.
Pero en estos lares, puede también interpretarse que el mensaje del ministro refiere a los ciento cincuenta mil despidos, al sobreseimiento de M. Macri por las escuchas ilegales, al crecimiento de la deuda externa de modo exponencial, al encarcelamiento sin el debido proceso de la jujeña M. Sala, a la claudicación sindical firmando aumentos salariales por debajo del índice inflacionario, al emborronamiento de los “papeles de Panamá” que involucran al presidente M. Macri, al veto presidencial de la Ley Anti-despidos aprobada por el Congreso Nacional, al cerco judicial-mediático sobre CFK y funcionarios de su gobierno, al pacto de gobernabilidad Macri-Moyano en disidencia con el espíritu del acto del 1° de Mayo… y podríamos citar otros cien asuntos turbios que se manifestaron en el primer semestre del gobierno de PRO-Cambiemos.

¿Escuchó usted hablar de Hernán Arbizu?
Para algunos es la piedra en el zapato, un tránsfuga que pasó de bueno a malo en un santiamén, tanto como para ser requerido por la justicia de EEUU.
Curiosamente su historia y la del ministro Prat Gay en algún momento se bifurcaron después de compartir su condición de ejecutivos en la J.P. Morgan, lo que llevó a uno a cometer un delito de fraude y al otro a erigirse en ministro de hacienda del gobierno de M. Macri.
Si se quiere dos vidas cruzadas por el azar.
Hernán Arbizu escapó a la justicia norteamericana y recaló en Argentina, su país de origen. Cuenta la leyenda que su hermana  lo llamó a la reflexión acerca del rumbo de vida que llevaba como hombre de negocios… Después de una noche de insomnio y quedarse sin cigarrillos H. Arbizu tomó la decisión de confesar el embrollo financiero que lo tenía como indeseable protagonista.
Recibió el beso del perdón de su querida hermana y encaminó los pasos al palacio de Justicia, allí presentó la documentación probatoria de la maniobra y su responsabilidad, no sólo con respecto a los cargos que le hacía la banca J.P. Morgan sino cargando contra sus ex patrones.
Cuenta la leyenda que Prat Gay, compañero de andanzas, lo puteó por lo bajo una noche de verano por la mala imagen, que como la estela de un barco perseguía desde entonces a los ejecutivos argentinos.
H. Arbizu, una vez presentada la carpeta e inculparse ante el magistrado S. Torres se puso a disposición del fiscal G. Marijuan que debía investigar, esperó ser citado a declarar.
H. Arbizu esperó ocho años… sin resultado alguno.
Dicen que el tipo se hartó de tanta espera, el precio de los cigarrillos no le permitía fumar como antaño por lo que tomó una temeraria decisión: se presentó ante la justicia de Nueva York.
Dicen que el interés allá, aunque parezca curioso, es recabar información sobre el tráfico de divisas y lavado de dinero, porque esa trama de negocios financieros también pasa, ilegalmente, por los Estados Unidos o por filiales de sus empresas.

Al respecto una nota en Página 12 de Buenos Aires aborda el tema desde otro ángulo.
“Es la misma génesis que el caso FIFA, la Justicia de Estados Unidos denuncia hechos que involucran a otros países, encarcela autoridades de entidades de otros países, para obtener luego información adicional a partir de sus declaraciones y develar una trama de negocios a la cual jamás llegaría por otra vía”, indicó un allegado a la investigación.
Un ejemplo de ello es Alejandro Burzaco, ex titular de Torneos y Competencias vinculado a la negociación de la televisación del fútbol, detenido y extraditado a Estados Unidos en el marco del “Fifagate”, que se allanó a la condición de arrepentido para colaborar con la justicia estadounidense y reducir su pena”.

Es irresistible leer la mención de Torneos y Competencias, léase Clarín, sin evocar el affaire de F. Niembro que debió renunciar a la candidatura a diputado después de ser denunciado por contrataciones “non santas” varias veces millonarias, sin tener empresa declarada ni empleados registrados, con el entonces alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Frank Macri.
Irresistible no evocar los treinta años de presidencia en la AFA del finado J. Grondona y de la revolución inconclusa en pos de elegir “democráticamente” al presidente de la decana institución futbolera, al día de hoy intervenida por la FIFA…
En este contexto, como no repudiar a los que azuzan vaya uno a saber con qué interés al martirologio de Lionel Messi por la culpa imperdonable de errar un penal y quedar segundos en la Copa América…

Resumiendo brutalmente, bajo la cáscaro-democracia o en las democracias de baja intensidad, se expresan también brutalmente -cualquiera sea el escenario, cualquiera el tiempo, cualquiera los protagonistas-,  explotadores y  explotados pujando por un modelo social acorde a los intereses en disputa.

El escriba pide perdón a Cristina, perdón a Dilma, perdón a Messi, porque al parecer la democracia en tiempos de globalización salvaje, da para todo lo inimaginable…

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