Ser o no ser: Cannabis, sí – Cuentas bancarias, no por Cristina Morán / Semanario Voces






 La primera vez que lo escuché fue en  palabras del Presidente del Banco Central, Mario Bergara. Solo registré algo así como “y habrá que cerrar las cuentas bancarias de quienes están en el negocio de la marihuana”.
Entonces, una que apenas pertenece a la mayoría de los llamados “ciudadanos de a pié”,  pensó en aquellos que amparados en la ley 19.172 promulgada por el Ejecutivo el 30 de diciembre de 2014, se habían embarcado por ejemplo, en el negocio del cultivo del cannabis y en su venta posterior.
Ese fue solo el puntapié inicial de un partido que, al menos quienes habían invertido  dinero y tiempo en el cultivo, en la instalación de lugares específicos para el estudio del cannabis en su uso medicinal, no lo esperaban, a pesar que por un lado se  reconoce la advertencia de la banca internacional pero como por otro se niega…¿qué hacer?
Es un partido difícil, complicado, es como estar intentando encontrar un hueco en la defensa o el poderío de los otros para que entre, al menos, por unos minutos una pelota que rueda siempre a favor del equipo contrario.
Entonces una, que siempre quiere saber y comunicar, se dedicó a reunir información y se le vinieron encima las leyes que el hoy Senador José Mujica, en su condición de Presidente de la República, propuso al poder legislativo  tres leyes que, al ser aprobadas catapultaron a Uruguay y al mismo Mujica a la consideración del mundo que tal vez le costaba entender que este país de solo tres millones hubieras logrado lo que se creía imposible:
Liberación de la producción y comercialización de la marihuana; legalización de la interrupción voluntaria del embarazo y la habilitación del matrimonio homosexual.
Pero el gran impacto (sin pretender quitarle mérito a las otras dos leyes) lo produjo “la liberación de la producción y comercialización de la marihuana”. Y posteriormente su venta en farmacias que los consumidores podían adquirir protegidos por una ley y cumpliendo con las exigencias establecidas
Entonces se oyó la voz oficial que fue más fuerte. Porque ya no se trataba que tales y cuales bancos se negaran a abrir cuentas si estabas en el negocio del cannabis, sino que el Banco de la República Oriental del Uruguay, “el banco país”, el banco tuyo, mío, de todos también, no solo rechazaba tus solicitudes de abrir cuentas sino que además cerraba o clausuraba las que tenías abiertas y con las que ya trabajabas.
El tema bancario lo dejo por aquí porque ustedes ya lo conocen, porque es muy denso, porque sería llover sobre mojado y confieso no tener ganas para todo eso.
Lo que sí quiero es referirme al padre de la criatura, o sea al Senador Mujica.
-Senador, lo vi y escuché muy enojado y más tarde lo volví a ver algo más sereno (no del todo, claro) refiriéndose a “quienes a la ley le ponen palos en la rueda (y de eso usted sabe mucho) quieren o pretenden hacerla desaparecer burocráticamente desmoralizando a quienes participan, cuando es preferible hacerlo por la vía parlamentaria y allí expondría mis razones a favor de la ley, pero dado que “soy hombre de partido, y si mi partido lo mandata, por disciplina partidaria, votaría en contra”.
En la  platea hogareña que lo escuchaba, se hizo un gran silencio. Ninguno de nosotros entendía y continúa sin entender todo eso de la disciplina. Lo que sí entendimos fueron sus palabras.
Disculpe Senador, con el mayor respeto, lo que usted expresó de “votar en contra de la ley si se llegaba a tratar en el Parlamento” cayó como un balde agua fría.  ¿Sabe qué pasa Senador?, usted la disciplina, su disciplina, la tiene que aplicar para con la mayoría que lo votó y lo llevó a ser presidente, que le perdonó todos sus errores y aplaudió sus aciertos, que lo sigue queriendo a pesar de la lluvia de palos que recibe. Usted Senador con esa declaración “entregó” a uno de sus hijos, (la ley, claro) y dio la espalda a sus electores especialmente a aquellos jóvenes que emitían su voto por primera vez y vieron en usted “eso” que tienen los elegidos.
Cuando llegamos a las edades que tenemos usted, yo y la mayoría de esta sociedad envejecida, estamos más allá del bien  y del mal  y nos perdonan y /o justifican los errores que podamos cometer.
Usted, senador Mujica en la cumbre de presidentes de la UNASUR, pronunció una frase de la cual tomé buena nota y hoy la recuerdo:
“Lo imposible cuesta un poco más, y derrotados son aquellos que bajan los brazos y se entregan”.
Según tengo entendido usted, senador Mujica ni bajó los brazos, ni se entregó, ¿o me equivoco?
Hasta la próxima. Que seas feliz.

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