La guerra por el control comercial del cloro se endurece cada vez más / SUDESTADA


La disputa desatada en la industria del cloro y la soda cáustica, un sector clave para el país, se extiende a nuevos frentes y, lejos de una limpia competencia, es una lucha a muerte
Víctor L. Bacchetta
 
En esta guerra comercial hay dos cuestiones en juego. Una es la importancia de esos productos en la potabilización del agua y la higiene general y la otra es el impacto ambiental del mercurio utilizado para producirlos. La guerra entre las empresas proveedoras en Uruguay se inició por la aparición de nuevos actores que cuestionan el monopolio ejercido hasta ahora por Efice y su tecnología en base al mercurio. 

 
El año pasado, por primera vez en décadas, la empresa Efice SA perdió una licitación de OSE para la compra de 1.500 toneladas de cloro, adjudicada a la firma Habilis SA por ofrecer un precio 28,43% menor. Efice recurrió y consiguió finalmente anular esa decisión con una resolución de la Presidencia de la República que se impuso sobre fallos en contrario de OSE y el Ministerio de Medio Ambiente (Mvotma).
 
Luego de la anulación de esa licitación, OSE realizó compras directas de cloro que se contrataron con Habilis por la misma razón de menor precio. Paralelamente, a fines de 2017, la empresa Alliance comenzó a producir hipoclorito de sodio y soda cáustica con capacidad para atender el mercado interno, utilizando tecnología de membrana, libre de mercurio, lo cual le permite también bajar los costos operativos. 
 
Amenazado su control exclusivo, Efice lanzó una lucha en los dos frentes principales, las compras del Estado y el mercado de productos de limpieza. Habituada a ser única y a contar con protección oficial, el viejo monopolio no procura adaptarse a la nueva realidad -que redundaría en productos de mejor calidad y menor costo para el público-, sino que busca eliminar a sus rivales y restablecer su hegemonía. 
 
Efice está usando sus apoyos en el Estado y presiona al mercado para impedir el acceso a la competencia, apostando a que no podrá resistir mucho tiempo. Para ello bajó drásticamente los precios que controlaba, pero esto la hace vulnerable también, porque sus finanzas no están florecientes y debe asumir la reconversión tecnológica de su planta antes de 2025, fecha límite del Convenio de Minamata.

Comentarios

Entradas populares