LOS MUROS DE LA DESIGUALDAD Y LA FALSA LIBERTAD ECONÓMICA / RFU



Hay algo evidente que hace fantasiosa toda idea de que en este planeta existe libertad económica. Y es que el libre flujo de mercancías, de bienes y servicios, de recursos, o de finanzas, para el cual son tan porosas las fronteras, y frente al cual se vuelve tan escandalosa la idea de cualquier política arancelaria, ni es equitativo o simétrico, ni se ve acompañado por el libre flujo de las personas en busca de oportunidades, trabajos, emprendimientos. E incluso en este caso, las murallas que se levantan son tan obvias que adquieren un grado de criminalidad descarada, sangrienta y asesina. Y ciertamente que si las fronteras se cierran al flujo de las personas en su búsqueda de oportunidades, emprendimientos y riqueza, aunque lo hagan bajo pretextos interminables, lo que se hace es pisotear la libertad económica sustituyéndola por una especie de neoesclavitud territorializada, una en la que los que viven al interior de los muros y las alambradas disfrutan de los privilegios y los que están más allá enfrentan la intemperie. El colmo de esta situación sería una sociedad territorialmente separada en dos castas, una de ellas viviendo tras un elevado y electrificado cerco protector, y otra habitando en la oscuridad restante, depredados ellos y sus espacios vitales para el consumo privilegiado y obsceno de los que viven protegidos por las vallas.Tal vez ese es el tipo de sociedad en la que terminará convirtiéndose el capitalismo tardío.

Saludos, Fernando Gutiérrez Almeira, administrador de RFU
 — con Jorge Zalkind.

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