TRESFILOS TAVARES-DETECTIVE PRIVADO / Por José Ferrite


Nueva novela que indaga sobre la idiosincrasia de los orientales en tiempos de modernas imposiciones. La violencia solapada o explícita, encarnada en las calles montevideanas, o en las oficinas del Ministerio o de Medios & Medios, dan el marco a historias vividas o supuestas que conforman las noticias abrumadoras del día a día.
Una vez más la realidad y la ficción se entrelazan conjugando las grandezas y miserias humanas, como el autor anticipó en “El crimen de la Plaza Zitarrosa” y “La reinvención de los ríos” entregados oportunamente por este blog amigo.
Mi agradecimiento a Cotarro Oriental que persiste en ofrecer otra mirada.

                                                                                                 J. F. G., primavera de 2017.


     
      UNO
      Al despertar me vi encerrado en la oscuridad de la pieza sin poder discernir nada que no fuese el ruido de la puerta al cerrarse y la resaca que amenazaba con otra corrida al baño.
    Recordaba de la noche anterior haber pasado por “El submarino amarillo” el tiempo que dura beber dos o tres cervezas en el mostrador, hasta que llegó ella, con el andar despreocupado de la joven prostituta que se inició a los trece, para convenir en pasar juntos la noche. No era la primera vez porque la atracción mutua se transformaba con el crecer de la noche en el bálsamo que nos permitía sobrevivir en una ciudad signada por la violencia.
A Montevideo lo habíamos cambiado con prepotencia.
La primera vez le hablé de mi anacrónico oficio, de deambular por la vida a fines de siglo sin hallazgos significativos, salvo tener un hijo en manos de mi madre y el abandono precipitado de Doris cuando Dieguito estaba por cumplir tres años. Ella lo dejó en el jardín de infantes de la calle Estrázulas como se deja una valija olvidada en un aeropuerto y desde entonces el niño observa inseguro el mundo que le tocó en suerte. Doris escapó a Buenos Aires al encuentro con un amor efímero, de juventud, eso fue lo poco que pude averiguar de la búsqueda en Facebook.
La muchacha escondía detrás de Candy el exótico nombre de llamarse Ñambi, o quizá fuese a la inversa, quién sabe, y conversarlo fue la primera señal de una relación establecida en base a los inestables contornos de la realidad. Aquella primera vez, cuando quise pagar por sus servicios se excusó diciendo que sólo le cobraba a los giles con tarjeta bancaria, a los clientes de Karim´s, el local del indio Akash Jain.  A vos dijo sin tapujos, te quiero y necesito para seguir viva.
Reconozco que esa vez no comprendí el alcance de sus palabras, pero sí responderle que contara conmigo al momento de entregarle mi tarjeta profesional, <Tresfilos Tavares- DETECTIVE PRIVADO>

DOS
Mi salida de “Inteligencia Paralela”, más que ajustada a la ley fue de manera abrupta. ¡Andate antes que sea demasiado tarde! dijo Panzeri mi superior, aduciendo que dejara en sus manos un retiro prolijo como para poder recomenzar en otro negocio. Por el dinero no había que preocuparse y en cuarenta y ocho horas a más tardar tendría mis haberes en el bolsillo. La junta médica del departamento de I.P. expediría un informe  recomendando el retiro temporario y la baja definitiva posteriormente, interpuso el jefe, atribuida a reiteradas alteraciones psíquicas que a la postre podrían explicar mi enrarecido comportamiento en el “operativo mieles negras”.
¡Nada mal jubilarse a los treinta y siete! dijo un Panzeri con aire componedor.
Mi suerte estaba echada.

Lo llamé a Cardozo, un amigo en quién podía confiar a la hora de conversar café por medio. Solíamos parar en un bar aledaño al BPS y allí nos encontramos una hora después.
_ ¿Qué pensás hacer? preguntó ni bien llegar.
_ Por lo pronto tomar un café, pasar a buscar el coche por el taller de Tito y a media tarde espero estar viajando hacia una playa del este. Sin teléfono ni internet, ni nada.
_ De vos lo creo, dijo observándome a sabiendas de la complicada situación en que me encontraba y me alentó sin demasiado entusiasmo. Este mes se presta para disfrutar una licencia tranquila, dijo a modo aprobador. Si necesitas algo desde ya podes contar conmigo.
Alguno de los nuestros había filtrado algunos detalles del operativo a Medios & Medios sin otro móvil que algún dinero extra, ni menos importarle que el trascendido pudiera afectarnos a algunos de los involucrados en el operativo. Máxime, considerando a los dos camaradas muertos en circunstancias enrarecidas…
_ Lo que pasó ya lo imaginas, el asunto que seguíamos en una hipotética línea de investigación en menos de cuarenta y ocho horas cambió radicalmente a partir del llamado del ministro.
_ Si, la confusión y la desconfianza ganaron la calle…
_ ¿Y con eso?
_ Pone otra vez sobre la mesa si las palabras construyen la realidad, como se arrogan los de Medios & Medios, o son un castillo construido con barajas que al mínimo soplo se viene abajo.
No dije nada más porque Cardozo desconocía muchas cosas de I.P., por lo pronto antes del terremoto desencadenado con el “operativo mieles negras” tuvimos dos bajas entre los nuestros y algunas dudas que afloraban en tanto avanzábamos con la investigación. Sin hablar de otros asuntos que nos distrajeron como seguir la pista falsa de los cinco uruguayos, supuestos agentes de inteligencia desplegados en la Argentina, o las evidencias del contrabando organizado en las barcazas provenientes aguas arriba del río Paraná.
Un asesinato seguido de otros se habían producido en lugares infectos como en otros insospechables, exponiendo los claroscuros de nuestra sociedad dónde muy pocos advertían sus nefastos alcances y otros muchos encubrían con un manto de desidia.
Mi amigo desconfiaba de todo, del palabrerío superpuesto instalado en la tele, pero comprensible por los requiebros de su profesión. Su trabajo era instalar las redes de cámaras de video so pretexto de la seguridad, y el móvil, iba del oscuro deseo de un tipo que paga para espiar a la esposa, como vigilar a distancia a los confiados viajeros en la Terminal de Tres Cruces.
_ A la vuelta dijo mi amigo, espero tu llamado y cuando quieras conversamos sobre un negocio que me da vueltas en la cabeza.

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