Elecciones de medio término / CARAS Y CARETAS / Por Juan Raúl Ferreira


elecciones de medio término en Estados Unidos, Raúl Beto Orourke
Se acercan dos elecciones de enorme importancia para sus respectivos países. Son estas llamadas a influir mucho en el futuro del nuestro. Habiendo pasado varias semanas dando clases en la Universidad de Old Dominion (Virginia del Norte), pudimos apreciar algunas circunstancias importantes de las elecciones de medio término parlamentarias de Estados Unidos.
Recordemos brevemente que en Estados Unidos las elecciones de medio término parlamentarias tienen características muy especiales. Son cada dos años. En ellas se elige la totalidad de la cámara baja (Congreso), de jurisdicción distrital. También un tercio del Senado de jurisdicción estadual. El mandato del senador dura seis años.
Esto hace que en la próxima consulta que se avecina se pongan en juego muchas cosas que van más allá de las mayorías en cada cámara. Entendemos que muchas analistas no están mirando y analizando la verdadera pulseada en juego.

La reacción de la prensa extranjera y el clima político

La prensa extranjera pone en el centro de la noticia el tema de un eventual juicio político al presidente. Investigado ya en varias causas por la Justicia. Estando allí daría la impresión de que para el Partido Demócrata el juicio político no es una prioridad. Por un tema electoral y otro político. Electoralmente, como se renueva sólo un tercio del Senado, su mayoría no cambiará de manos. Los demócratas seguramente recuperarán la del Congreso (diputados). El juicio político se realizará, pero lo ganará Trump en la cámara alta.
El clima político imperante no exhibe interés opositor en el impeachment. Pasada esta instancia de término medio del mandato, me atrevería a decir que la prioridad demócrata es acorralar al presidente en su domino bicameral. Y derrotarlo en las urnas dos años más tarde. Muchos líderes demócratas con los que conversamos creen que la expulsión de Trump sólo lograría victimizarlo y darle más poder. Sobre todo si en sus últimos dos años carece de mayoría parlamentaria.
Ante esta situación, frenarlo en sus dos últimos y gobernar los siguientes cuatro es el objetivo de esta elecciones legislativas para el partido de los azules, como allí se les llama.
Ahora es claro que no basta con mayorías divididas en ambas cámaras legislativas para este plan. Con ello lograrán obligarlo a negociar proyectos de ley, sin duda, pero además hay una jugada que busca posicionarlos mejor para la elección. Pasados dos años de mandato de Trump, no aparece un candidato que pueda ganarle. Hay un gran crisis de liderazgo entre los demócratas, entre los cuales la única figura que destaca, cada vez más, es Barack Obama, que no puede ser candidato.

No restarle importancia a las elecciones de medio término

Por eso creemos que la prensa internacional no le está prestando suficiente atención a las elecciones de senador en el estado de Texas. Allí no solamente se juega una banca republicana importante que posibilitaría disputar una banca determinante para las presidenciales próximas del año 20. Primero porque el candidato republicano es el populista de derecha Ted Cruz. Siempre una alternativa ante un eventual exceso de desgaste de Trump. De todos modos, la clave está en su contrincante: Beto Orourke. Exmagistrado, con una imagen muy lejana a la de un político tradicional. El solo hecho de llamarse Beto lo acerca mágicamente al interés del electorado hispano. Domina perfectamente el español y tiene un atípico estilo de comunicación. Su imagen está lejos de la de un populista. Pero igualmente distante del modelo clásico de comunicación política tradicional. Sin perjuicio que derrotar a Ted Cruz en su propio estado, tradicionalmente de derecha y republicano, no es sencillo. Las encuestas son muy desparejas. Mientas unas lo muestran cada vez más cerca de Cruz, otras dan a este una cómoda mayoría.
Ahora, lo que nadie duda en Estados Unidos es que su triunfo lo convertiría casi automáticamente en el candidato del Partido Demócrata a la presidencia para 1920. Todas las encuestas lo muestran como ganador ante una eventual contienda con Trump. Y, seguro, el único candidato que le pueda ganar. Con un estilo “antiestablishment”, que parece seguir de moda, sin recurrir a un discurso de derecha. Sino con posturas progresistas llamativas en el sistema americano. Yo prestaría especial atención a Texas.

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