Wilson: somos antintervencionistas Por Juan Raúl Ferreira / Caras y Caretas



Durante una actividad de repudio al intento de intervención en Venezuela, un periodista me hizo dos preguntas tremendas. Una: si estaba de acuerdo con el gobierno de Maduro. Ese no era el tema que nos convocaba. Todo uruguayo, coincida o discrepe con su gobierno, debe repudiar una intervención militar de EEUU, aún disfrazada de OEA. Luego: “Pero usted durante la dictadura pedía apoyo contra Uruguay”. Dio en el clavo. Respondí: “El exilio uruguayo luchaba para terminar con el apoyo de EEUU a la dictadura militar de Uruguay. El exilio venezolano, con el apoyo de Almagro, pide a Trump la intervención militar norteamericana en su país”.
Le recordé la declaración sin precedentes de Wilson en el Congreso de EEUU: “Ningún uruguayo podría comprender jamás que, en favor de sus enemigos, pudiera seguir volcándose el peso de (esta) nación”.
Acá, la oposición ha criticado al gobierno uruguayo por no reconocer a un presidente venezolano, nombrado por Twitter por el vice Pence, Julio Sanguinetti y Luis A. Lacalle, quienes firmaron una declaración reconociendo al presidente en rebeldía como “encargado” del país hermano. Después de leer los documentos que citaré, me pregunto cómo enfrentarán ambos y sus legisladores el honroso pasado de sus colectividades en la materia.
Wilson, como diputado en 1960, antes de la intervención yanqui en R. Dominicana, señaló: “Somos antiintervencionistas. (…) Cuando se habla de intervenciones multilaterales y se discrepa con ellas, es porque se teme que (…) sea una nueva forma de la unilateral (…) La desproporción de fuerzas de los países de América es tal (que), en última instancia, (se puede transformar) en predominio de un país excesivamente poderoso. Hay quienes creemos que en este momento de la evolución del mundo, (…) en la práctica, servirá para encubrir bajo el manto del multilateralismo (…) el predominio de un país muy poderoso sobre otros países muy débiles”.
Encontré varias citas sobre la invasión yanqui a Santo Domingo bajo el manto de la OEA. El embajador Carlos M. Velázquez participaba por Uruguay del Consejo de Seguridad de ONU (1). No se limita a condenar la invasión, también señala la invariable tradición de la política exterior de Uruguay en condenar estos actos.
“Mi delegación ya ha tenido oportunidad de expresar sus puntos de vista respecto del problema (de) la intervención armada de los Estados Unidos en la República Dominicana. En mi declaración de 4 de mayo, expuse ampliamente esos puntos de vista (…) Como los miembros del Consejo saben, esa fuerza … ahora se llama oficialmente Fuerza Interamericana de Paz.
“El propósito de la creación de esa puede transformar ipso facto las fuerzas militares de los Estados Unidos (presentes en territorio dominicano) en otra fuerza que no sería de un Estado (…) sino de un organismo interestatal como la OEA. (Creemos) que las razones de orden jurídico que (desarrollamos) para demostrar la ilicitud de la acción llevada a cabo por los Estados Unidos (…) son igualmente pertinentes, en lo que se refiere a la resolución del 6 de mayo. No obstante (voy a) mantener una rígida posición de principios, a los cuales Uruguay se ha ajustado siempre en su conducta internacional (…) Voy a reiterar (lo adelantado) por nuestro representante ante la OEA, al fundar su voto de oposición a la citada resolución. No puede caber ninguna duda de que la OEA se halla obligada a respetar como cualquiera de sus miembros (los artículos de su Carta).
(…) Nos preocupa igualmente (que) se vuelva a hablar de “policía internacional” a cargo de ciertas potencias nacionales. No sé si (…) se han dado cuenta de las consecuencias fatales que encierra ese viejo mito”.
La semana que termina, el Consejo de Seguridad de ONU votó, a pesar de la presión enorme ejercida por EEUU, 17 a 16 en contra de la injerencia y a favor de una negociación como promueven México y Uruguay. Este una vez más honra, como se ha dicho, una invariable tradición de nuestra política exterior. El mismo día el papa abandona territorio de lo que llama “Nuestra Patria Grande” con una fuerte advertencia a EEUU.
Hay uruguayos que no han tomado conciencia de esto. Los juzgará la Historia.

[1] EL PARTIDO NACIONAL Y LOS IMPERIOS, de mi autoría. Banda Oriental, 1987

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