Tresfilos Tavares : Andy, y Candy. El misterio de la quimera

CINCUENTA Y NUEVE  
Tavares dio inicio a las rutinas de cada día poniendo la caldera a calentar y la yerba en remojo, mientras se afeitaba el diálogo con el tipo del espejo orillaba el absurdo, desde que uno formulaba respuestas a incógnitas subyacentes y el otro sólo se esmeraba en afeitarse. Vertió el agua en el termo y tomó una ducha fría, pensó en caminar bajo la lluvia pero a poco resignó a quedarse en la oficina.
Necesitaba tranquilidad para pensar, la abrumadora cantidad de datos disponibles que conformaban el caso Maizani implicaba a esta altura, relativizar los hechos para sin distracciones internarse en la mente y motivaciones del asesino.
Sonó el teléfono pero el detective lo ignoró. Miró el reloj del monitor, 5:40 a.m. y recordó con fastidio las inoportunas visitas de Panzeri.
El teléfono hizo escuchar el timbre por segunda vez, entretanto Tavares sorbía la bombilla tratando de retener la paz mañanera de las cinco cuarenta y uno. Pero también comprendió que la resistencia a atender el llamado obedecía al temor, no por una amenaza anónima sino por la posibilidad de enfrentarse a otra mala noticia. La estúpida muerte de la “chancha” Martínez le martillaba la cabeza, como un crimen que pocos relacionarían  con los negociados del fútbol y la violencia, porque al parecer formaban parte del nuevo sentido común.
El timbre sonó por tercera vez y de pésimo humor el detective hizo lugar al llamado.
_ Tavares y Cardozo seguridad global.
_ Buenos días amor ¿te desperté?, dijo Andy desde el otro lado.
Unas pocas palabras de la persona amada bastaron para que Tresfilos Tavares recuperara el ánimo. Esta vez las palabras en sí no significaban demasiado, si no fuese porque la voz de la mujer aceleraba infinidad de recuerdos que remitían a contradictorias vivencias. A los dolorosos días de incertidumbre cuando escapaban y también al placer provisorio de los amantes, conjunción inevitable en el devenir de la vida misma.
El gran misterio de las quimeras, siempre estábamos escapando…
_ Me sorprendiste gratamente ¿está todo bien?
_ Mejor imposible, recién llegué y si te parece bien a la tardecita voy para allá.
_ Te espero amor.
En un minuto Tresfilos Tavares recuperó el buen humor despejando el resto de las preocupaciones que rondaban sus pensamientos.
Cebó un mate, mentalizado con renovados bríos para repasar las anotaciones del bloc, como saber hasta dónde había avanzado en la investigación del crimen de la mujer. Divagó un instante con privilegiar su curiosidad en los intereses que esconde el fair play tanto como para tronchar la vida de la “chancha” Martínez, o investigar los negociados igualmente pestilentes de los pesqueros coreanos surtos en el puerto.
En unas horas el equipo de Panzeri habrá diseccionado letra a letra, como para interpretar el razonamiento, las conexiones y hallazgos de la investigación en marcha. Algo encerraban esos cuadernos para poner nervioso a algunos que desde las sombras tomaron la decisión de condenar a muerte a un policía.
Retomó la idea original y buscó una hoja en blanco donde anotó: ASUNTO PISO13 C.M.
A continuación como positivo, escribió: 1) muerte por envenenamiento, descartando día y hora del asesinato, pero subrayando como 2) causa de la muerte, la ingesta de un bombón relleno con cianuro. Tachó relleno, el humor negro se había infiltrado impúdicamente. No era su estilo.
Del entorno al magnate de los medios todos tenían una buena y verificada coartada.
Cuando le preguntó a Perdriel, porqué las causas de la muerte fueron variando de la muerte natural al asesinato hasta pasar por el suicidio entre otros, el hombre muy ufano respondió que contaba con cincuenta años de periodismo serio y 3) los titulares eran sólo marketing, un caza bobos para los más distraídos donde el fondo del asunto no contaba.
Lo único que importaba era el impacto de la primicia, por sobre la verdad la noticia, recalcando que la noticia es el verdadero sustento de las sociedades hipócritas, había dicho ufano el hombre justificando la sacrosanta profesión de la prensa libre por sobre cualquier otra disquisición. Y tenga en cuenta, dijo como si se tratase de una joya de oro puro, que merecí una distinción honorífica de parte de la S.I.P. cuando en 2015 quisieron silenciar a la revista francesa Charlie Hebdo y nosotros fuimos los primeros en titular “todos somos Charlie Hebdo”
Nosotros persistimos en condenar cualquier tipo de fundamentalismo en cualquier parte del mundo.
El testimonio de C.S. 4) echaba parcialmente luz sobre el video y la modificación de la escena del crimen, anotó. Pero la motivación parecía derivar a cuestiones pertinentes por la conflictiva relación entre padre e hijo, pero eso no era un asunto de su incumbencia.
En algo estaba arrepentido de hacer caso a los consejos de Andy, porque si bien había avanzado en el testimonio de alguien insospechable, quizá con algunos sopapos en la cara del muchacho hubiera sido suficiente para zanjar definitivamente la cuestión, sin más pérdida de tiempo y concluir si tenía algo más para decir y no dijo.
La próxima cabría preguntarle ¿por qué no advirtió al padre del macabro hallazgo en el piso trece o de los videos escondidos en el horno de la cocina?  También sondearía al maldito muchacho para ver si había escuchado algo o tenía conocimiento del vaso con sus huellas puesto ex profeso en el apartamento de la Maizani.
Anotó a continuación, que si C. era inocente entonces se fortalecía 5) la existencia del cuarto hombre. Subrayado cuarto.
Mantener las sospechas sobre Leonora Zabala o la señora de la limpieza quedaba prácticamente descartado. Debían encontrar a un hombre, a un asesino suelto.
Podría parecer una locura pero los muchachos de I.P. deberían releer las declaraciones de los mil y pico de tipos que pululaban en aquellos días por la torre 4 del Buceo. Uno de ellos podría ser el asesino…
Visto así, no explicaría el misterio porque fue elegida C.M. como la víctima, pero si reabría una posibilidad que desde el principio se dejó en stand by, los contados sospechosos aún en la condición de pertenecer al círculo familiar. 6) Matilde y Victoria también podrían tener ocultos motivos, el amor solidario con la madre por ejemplo, como para querer deshacerse de la amante de su padre.
Lo habían conversado con Panzeri en el Bristol. Si la muerte de Candela Maizani no escondería otro 7) crimen de género, como para orientar la búsqueda en un hombrecito despechado o un sicópata obsesionado por la belleza. Para mayores dificultades el patrón de los acosadores y violadores fichados se inscribe prácticamente en una nebulosa, a veces legal otras de procedimiento, que termina después de un tiempo por conspirar contra la integridad y el derecho de las víctimas y sus familiares.
Conversaría con Andy sobre el encuentro con Cristian, le agradecería las sugerencias y recomendaciones tratándose de un hombrecito de dieciséis con una madurez que por momentos sorprende. Y para ser sincero, le preguntaría a Andy como haría para socavar los razonamientos del otro, considerando que se trata de un muchacho que de tanto en tanto se delata desconfiado como reticente a la hora de hablar, por una solo motivo: miente.
(espacio)
La puesta del sol teñía el cerro de un azul gastado en tanto las grúas del puerto sobrepasaban los sucios techos con el colorido escandaloso de los fauvistas.
Tavares bebía agua helada con la mirada perdida sobre las aguas de la bahía, cuando en eso el timbre de la entrada lo despabiló. Observó el monitor y en un cuadro a la mujer amada que le sonreía, abajo a la derecha el reloj marcaba las 9:40 p.m.
Andy lucía sencillamente espléndida, pero esta vez en lugar de portafolios traía una percha cubierta por una funda.
_ ¡Vaya sorpresa! dijo Tavares envolviéndola en un cálido abrazo.
_ Tú ni lo imaginarás por nada del mundo…
El detective la recorrió con la mirada y recordó el encuentro de la primera vez, cuando lo había impresionado el vestir informal y sencillo, la melenita recortada en la nuca y el brillante en el lóbulo derecho. Pero el rasgo indeleble sigue siendo la atracción que ejercen sus ojos, tan sólo con la mirada ella se comunica de modo diáfano.
Qué no sería capaz de imaginar Tresfilos Tavares, detective circunstancial y amante empedernido, se preguntó el hombre con despreocupada curiosidad.
_ ¿Preparo unos mates? preguntó ella mientras se quitaba las sandalias.
_ Amor hace mucho calor… ¿Qué tal unas cervezas?
_ No estaría nada mal… dijo aprobando la idea.
Se recostaron en la cama con las sábanas limpias, bebieron de las latas heladas y entablaron una vertiginosa conversación, entre risas y palabras tiernas, pretendiendo saldar la ausencia desde la última estadía de ella en Montevideo.
A poco, dieron inicio a los rituales del amor y la pasión, plasmando un acto liberador como desenfrenado, mientras el cielo asomado a la ventana era un rectángulo oscuro cruzado por una estrella fugaz que invitaba a desear los imposibles.
Sólo el deseo nos hace estar vivos, susurró ella en la oscuridad.
Al filo de la medianoche fumaban acodados en la ventana recibiendo en los cuerpos desnudos las caricias de la brisa marina.
Andy sin demasiados preámbulos, fue seduciendo a Tresfilos con las artimañas clásicas a las que apelan los enamorados, y a la pregunta de qué hacer en una noche hermosa de verano ella misma propuso salir de paseo. Traje la ropa adecuada, dijo incitando al hombre que se sentía mareado y sorprendido por las fintas ensayadas por la maestra. La estada bajo la ducha se prolongó hasta quedar exhaustos, después a recobrar fuerzas bebiendo cervezas y mientras tanto vestirse de modo adecuado para la salida nocturna.
El hombre imaginó un tablado a cielo abierto para disfrutar el espíritu del carnaval, a su preferencia, encarnado en las murgas. ¿Quién no se ha emocionado alguna vez con “La escuelita del crimen” o “Asaltantes con patente”?
Una hora después, Andy lucía un vestido abreviado y abrillantado como la noche, y esta vez dijo estrenar unas sandalias con plataformas altísimas que igualaban la estatura de Tresfilos. Sin ningún simbolismo, comentó ella provocándolo, me encantan estas sandalias dijo dando unos giros elegantes.
Al mirar su cara, notó que bastaba el maquillaje apenas insinuado para destacar el rouge provocador en los labios y el magnetismo de sus ojos claros, para destacar a Andy Vallejos como una mujer de ensueño… 
Tavares, tal el sorprendido espectador que participa del espectáculo pero sin imaginar el final, procedía con parsimonia calzándose un pantalón claro, la remera con rayas gruesas verduzcas y rojizas, verticales como en una camiseta de fútbol y el saco al tono esperando en el respaldo de la silla. La remera fue un obsequio de ella para la ocasión, que a esta altura de los preparativos, el detective entrevió planeados con provisorio secreto.
Reconsideró al pasar, que las maestras de las cuchillas eran mujeres leales pero también de cuidado.
_ Pidamos un taxi así al volver sorteamos los controles de alcoholemia.
_ Estupendo, dijo Tresfilos intuyendo que se dirigía hacia una trampa…
(espacio)
El trayecto en taxi fue corto y rápido a través de las calles desoladas a esa hora de la noche. Tresfilos había perdido la noción del tiempo y lo único seguro era sentir la cabeza de ella apoyada en su hombro.
_ Llegamos dijo el tipo de ojeras marcadas, son seiscientos pesos o veinte dólares, para a continuación remarcar, le cobro tarifa nocturna y el seguro extra por la inseguridad.
Tavares se sintió estafado pero pagó con seis billetes.
Para mayor sorpresa, la sorpresa había superado todo lo imaginable.
Habían bajado en las puertas iluminadas del Karim´s Club.
¿Qué hacemos aquí? atinó a preguntar estupefacto.
_ Tenemos reservada una mesa…
El hombre advirtió que lo inimaginable se materializaría apenas subir la escalera.
_ Nos invitó Candy.
¿De dónde conoces a Candy? atinó a lanzar la pregunta al vacío, como el boxeador acorralado entre las cuerdas.
_ Nos conocimos por Facebook, tenemos un amigo en común.
_ ¿Un amigo en común?
_ Sí, Raúl el vigilador.
Así fue que Tavares casi cae cegado por las luces de las marquesinas y los celos. Notaba a duras penas que el mundo real y el boxístico se alternaban peligrosamente al ritmo de los tres minutos que dura un round.
¡Todo es real! gritó una voz interior, aunque en su vida las redes sociales eran un desechable más.
El local de Karim´s imitaba en pequeña escala un casino de Las Vegas con el particular decorado evocador del lejano oriente, exhibiendo mayólicas de diseño tan exquisito como falsas, palmeras de cartón prensado y plástico o imponentes estatuas de elefantes y tigres de bengala modelados en impresoras 3D.
El lugar ofrecía entretenimientos en los reservados de máquinas traga monedas, el pasatiempo de beber tragos exóticos en el mostrador o los boxes donde se exhibían videos pornográficos originarios de la India y Filipinas. En cambio, en boxes más reservados se ofrecían las fantasías más escabrosas y perversas provenientes del porno japonés.
El show contemplaba la actuación de un grupo heterogéneo de bailarines, que detrás de las máscaras insinuaba la sexualidad diversa  que desplegaban el embriagador arte de las exuberantes y eróticas danzas orientales.
El show iba in crescendo  hasta alcanzar el clímax de una fiesta plena de música y color con la deslumbrante intérprete italo-siria, Gisella Damasco y el acto de la bailarina estelar protagonizado por Candy, la Diosa de la Fantasía.
Ocuparon una mesa en un lugar privilegiado y Akash Jain en persona los recibió como a conocidos de toda la vida y no demoró en precipitarse en elogiosas palabras hacia la exquisita Andy Vallejos.
Los invitó a que disfrutasen del club en tanto pedía a la camarera, una émula de las odaliscas, traer una botella del mejor champán para los amigos de Candy.
_ Amor ¿te lo imaginabas? dijeron ellas a dúo con descarada sonrisa.

Comentarios

Entradas populares