Tresfilos Tavares : Cambio de rumbo, movimientos cósmicos, y crímenes sin resolver / José Luis Facello

SESENTA Y UNO
Tavares cambió la rutina mañanera y decidió trotar por la rambla en dirección al faro de Punta Carretas. Porqué lo hizo no lo sabía, pero percibía desde hacía unos días que nuevamente los acontecimientos se imponían a las previsiones.
Tampoco sabía si ir en dirección al faro encerraba una búsqueda inconsciente, quizá un cambio de rumbo en el modo de ver las cosas como para restablecer cierta lógica en sus pensamientos. La brisa proveniente del sur arreaba como los perros al rebaño de nubes grises, a semejanza de la inestabilidad de sus propios razonamientos.
Nuevamente, rayano a la estupidez se avergonzó al rememorar a Raúl dando cuenta de las nuevas formas de relacionamiento virtual, inmediato, abreviado y provisorio…
Donde no existen cuerpos no hay alma, filosofó Raúl al beber la penúltima lata, sean animales, piedras o árboles…
En nuestro caso Tresfilos, los cuerpos son la persona en construcción…
Brindo por la amistad… había dicho antes de cabecear un sueño en la noche.
Tavares empezó por agradecer al diario vivir el beneficio cálido de la conversación, las sonrisas francas y el amor de mujeres apasionadas por la vida como el demostrado por Candy y Andy.
Pensó que también importaba ennoblecer las charlas en el Nuevo Bristol con Panzeri o las proseadas con Raúl al resguardo de las sombras.
Cuando creyó saberlo todo, dijo el detective mirando volar la espuma de las olas, el paisano Cruz le mostró cartas amarillentas y viejos mapas inútiles, pero insoslayables porque guardaban los vestigios de su pasado presente y nuestro ayer…
Lo importante para vivir es considerar el movimiento cósmico como la gran guía de la navegación, había sentenciado el anciano rastreador de estrellas montado en su caballo.
Dejó a un costado Punta Brava y el faro y continuó trotando unas cuadras más.
La brisa como un titiritero movía las pequeñas embarcaciones surtas en las aguas de La Estacada y la escollera del club Nautilus.
Mal día para navegar y tomar decisiones, dijo dubitativo.
Tavares se sentó sobre las rocas frente al mar emborrascado y a poco cayó en el vértigo del movimiento incesante. Pensó que quizá el mareo lo indujese a encontrar nuevos equilibrios.
El asunto de Cristian, el niño rubio, le devanaba los sesos…
Una conversación más con el muchacho y lograría algunos resultados en la investigación como para justificar al magnate de M&M el pago de los viáticos.
No sabía si a las actividades multifacéticas de Pedro Prado Perdriel lo develaban sus investigaciones, pero tenían un acuerdo y de su parte, no cejaría en buscar los rastros del asesino.
La plata no alcanzaba.
Era una idea aceptada las oportunidades que ofrece el mercado global, pero el tiempo pasa, los buques graneleros pasan, los gobiernos pasan y los ciudadanos tenemos algunas tarjetas y poca plata en los bolsillos, se dijo conformando un mínimo pensamiento con la mirada perdida en el horizonte.
Mal día para navegar.
En los dibujos de los alumnos de Andy no había horizonte y cuando ella lo interpretó como la ausencia de posibilidades para sus padres y a futuro para los niños, él no alcanzó a entender cabalmente la cosa. Más lo confundió cuando la maestra dijo que el futuro era cosa del pasado, y el presente, el tiempo extendido en un beso en labios de los enamorados…
Encendió un cigarrillo y tanteó la culata de la pistola en la riñonera.
Las dos mujeres habían logrado zamarrearlo sin hacerlo caer, haciéndole comprender entre brindis y brindis que el amor todo lo puede. Andy ensayando una teoría sobre los amores paralelos y las tangentes, las armonías fugaces de lo simple y lo complejo detrás de los sentimientos triangulados, eso fue a la tercera botella de champaña; en cambio, el entrenamiento de Candy requirió de la ingesta de una quinta botella, para que con mestizo como barroco lenguaje, atribuyera el singular y natural enamoramiento al espíritu bueno de los dioses guaraníes.
La mesa se agrandó con la presencia de Gisella Damasco y la de Akash Jain y la de Alicia, así como a poco se sumaron las bailarinas y los músicos y las mozas y los ángeles guardianes cuando el claror del día daba por finalizada otra noche espectacular en el Karim´s Club Montevideo.
Encendió otro cigarrillo y retornó camino a la oficina, embotado en sus líos sentimentales pero no tanto como para descuidar el compromiso de encontrarse con Panzeri esa mañana.
(espacio)
Tavares lentamente volvía al mundo real, tangible y problemático como en un tango, los pensamientos cedían lugar a las especulaciones para sobrevivir entre la mierda de grandezas y miserias que matizaban cada día.
Dar con el perfil del cuarto hombre en el caso de la Maizani le resultaba una quimera, porque hasta ahora el asesino no cometía errores. Una  inyección letal resumía la astucia y sigilo del criminal sin nombre, sin huellas dactilares, sin rostro, como para prologar el crimen perfecto.
Palpó el arma en la sobaquera, instintivamente, atento al próximo paso de los muchachos descarriados de I.P. y la persistencia del acoso como un mal sueño que no daba tregua.
Se detuvo en un puesto de diarios y compró El País.
No recordaba la última vez de una costumbre que se perdía, porque ya casi no se leían diarios, atribuido según los expertos al costo del papel, al papel de internet, bla, bla, bla. Para él en su condición de ávido lector resultaba una ofensa recorrer las páginas, desde que las noticias eran en sí mismas el fermento de la mentira.
La solapada institucionalización de la mentira.
Eso se percibía en el desinterés generalizado de las gentes, desde que dedicaban apenas una hora a mirar el informativo televisivo y de esta manera, el conocimiento de las cosas no pasaba de una legión de espectadores imaginando una nebulosa.
Noticias acompañadas de un comentario amigable: “La nebulosa de Orión al alcance de todos”… diría Jessica Buendía.
Saludó a Fraga y pidió lo de siempre. El comisario aún no había llegado.
Desde la cocina llegaba el fragor del cocinero y su ayudante, mientras una radio colaba de la noche anterior la actuación de las murgas en el Teatro de Verano.
El carnaval montevideano se había desatado…
_ Sale un cortado doble para la mesa tres, voceó el mozo.
Tavares desdobló el diario y ojeó los titulares: D. TRUMP DISPUESTO A INTERVENIR;  más abajo:ARGENTINA, LAS BARBAS ARDIENDO; y perdido a pie de página: TRAGEDIA EN LA RUTA MUERE RENOMBRADO ABOGADO.
Ignoró cuánto tiempo quedó absorto apresando el diario entre las manos, temiéndole como al portador de un mal presagio, contagioso, fúnebre.
El café estaba frío cuando Panzeri lo saludó.
_ Buen día Tavares, gruñó advirtiendo algo raro.
_ Para algunos no es un buen día comisario, reaccionó golpeteando con el índice sobre los titulares de esa mañana.
_ Buenos días, dijo Fraga mirando con extrañeza el vaso de café sin tocar.
_ Buenos días, un whisky y una jarra de agua helada.
_ Licenciado ¿le traigo otro café?
Tavares le dedicó una mirada enajenada al mozo y pidió lo mismo que Panzeri. Después se guardó a silencio. Recién en ese momento, el comisario comprendió que para su compadre tampoco era un buen día.
_ ¿Qué te sugiere el accidente del abogado? preguntó Panzeri.
_ Recién me entero del asunto… ¿Sabe la causa de la muerte?
_ Los peritos están trabajando…
_ Es todo lo que tiene para decir comisario, dijo mientras sorbía el escocés.
_ Sobre la hora del deceso, el forense estima que se produjo entre las once y tres de la mañana.
Sobre la causa debemos esperar un poco más porque se presentan al menos dos escenarios posibles.
Lo único cierto es que el automóvil del abogado Moral, un Audi A3, fue encontrado en las aguas del arroyo Solís Grande. ¿Dónde? Junto a la cabecera oeste del puente, sumergido a pocos metros de la bajada para las lanchas.
_ ¿Entonces qué se supone que ocurrió? preguntó más despabilado.
_ Sólo te puedo adelantar mis impresiones.
_ …
_ No creo que haya sido un accidente, si bien encontraron una botella vacía de vodka tirada junto al asiento del acompañante.
_ ¿Un montaje?
_ Puede ser…
El tipo tiene un profundo corte en la garganta. Queda averiguar si consecuencia del golpe… o fue asesinado.
Degollado como una res.
Ninguno de los dos hombres lo dijo, pero imaginaron que la sombra del magnate de M&M sobrevolaba el acontecimiento. Cabía pensar que Perdriel no había perdonado las actitudes libertinas del abogado, primero joder con su mujer mientras maduraba el chantaje y después traicionarla desestimando la demanda; y segundo, al mandamás lo indignaba que una rata infecta se entrometiera en la vida de su pequeña Victoria.
La familia es lo primero… reiteraba como un rezo.
También cabía la interpretación de estar frente a un principal dominado por las ansias de venganza, silenciar al abogado Moral permitía no dejar cabos sueltos y resultaba más barato que cumplir con las entregas de los cheques como habían acordado.
Podría asociarse con otra tenebrosa advertencia hacia terceros, como ocurrió con el crimen de la “chancha” Martínez.
Tavares rompió el silencio poniendo al tanto al comisario del esclarecimiento, no demasiado importante si se quiere, surgido a partir de la conversación con Cristian, el hijo de Saldaña. Y también divagó sobre las supuestas motivaciones para que un botija de dieciséis se entrometiese en un asunto delicado como el crimen de la Maizani.
_ Mover un cadáver, en qué cabeza cabe…
_ Y después robar los videos a riesgo de ser descubierto…
_ Cometer un error de pendejo para proteger al padre… esos botijas tienen mierda en la cabeza, comentó Panzeri irascible por efecto de las temperaturas estivales.
_ No generalice comisario, el muchacho no violó ni mató a nadie, aunque lo insólito y peligroso es quedar involucrado en un caso con el sello de siniestros intereses, tanto como para motivar un cambio de carátula en beneficio de vaya a saber quiénes…
_ No generalizo nada, respondió ofuscado el otro.
¿Sabes a quienes estamos buscando por el crimen de la “chancha” Martínez?
Tavares se incorporó en la silla y un crujido se escuchó por todo el salón.
_ A dos amantes del fútbol, hinchas fanáticos del mismo club, uno de catorce y el otro de dieciséis años… uno con antecedentes de robo a mano armada y el otro al cuidado a la madre enferma en las ocasiones que el padre trabaja.
Si no tienen una buena coartada y los mejores abogados, esos botijas terminan mal… porque podrían, no tengo elementos para asegurarlo todavía, ser parte del entramado denunciado en los cuadernos de Martínez. De ser así y sin sospecharlo quedaron atrapados en la red...
Tavares mantuvo silencio, ni una palabra con respecto al vaso con sus huellas, lo consideraba más como un asunto personal en un contexto de desaguisados. Sería una anécdota a futuro que le debía al comisario en reconocimiento al encubrimiento.
Le debía una…
_ Cambiemos de tema, dijo Panzeri mientras pedía otra vuelta.
Un soplón que vende merca en el club, me comentó que una noche de estas te vio muy bien acompañado… de tus dos amiguitas.
¿Compadre, se puede saber en qué andan los espías?

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