Tresfilos Tavares : Último capítulo

SESENTA Y SEIS 
Tresfilos Tavares lucía renovado, el corte de pelo a la moda y la barba apenas corta acentuaba el aspecto juvenil, favorecido por unos kilos menos que remitía a los de un medio pesado.
Durante la corta estadía en el apartamento de la calle Ponce, Candy y Andy no paraban de insistir para que adoptase una nueva imagen y para ello argumentaron con la insistencia de los principistas, que los días apocalípticos habían quedado atrás.
¿Comprendes que los mafiosos que te perseguían están todos presos? sostenían con la severidad de un coro griego.
Él reconfortó al escuchar las voces de las mujeres…
Hasta tanto confirmasen el alquiler de una nueva oficina, convinieron reunirse con las personas que trataba en una mesa del Nuevo Bristol.
En una de esas reuniones habían acordado con Hannah y el comisario abocarse a la búsqueda de un lugar, funcional pero sin tantas pretensiones modernistas. Pensaron que bien podía ser un loft o un salón de dimensiones modestas, acordes al servicio de Tavares, Bamberger & Panzeri – Consejeros e Investigadores.
La participación de Hannah había producido un giro conceptual y la renovación del equipo de trabajo, compuesto desde ahora por tres personas a partir de la constitución de T-B&P. Tres individuos que ampliaban el campo de los análisis e investigaciones, una mujer y dos hombres, dos fogueados ex policías y una antropóloga social, un veterano y dos jóvenes, dos tipos impulsivos y experimentados en el mundo del crimen y una mujer con herramientas para indagar en los complejos vínculos ciudadanos.  
_ Buenos días licenciado, dijo el mozo que saludó estrechando la mano del otro.
¡De buena se ha salvado! dijo con franqueza. Bienvenido.
_ Gracias Fraga, ya pasó todo…
_ ¿Lo de siempre?
_ Café cortado en vaso.
Tavares miró la plaza calcinándose bajo el sol y el paisaje reconocible de la arboleda, gente sentada holgazaneando mientras esperaba qué, observó con desdén el cruce acelerado de un ómnibus y se distrajo con el alboroto de las palomas arremolinadas sobre unas migas de pan.
Nada había cambiado, pensó el detective con un dejo de satisfacción y la esperanza de que las buenas gentes nos reencontrásemos  con un nuevo sentido común.
Montevideo se merecía otra oportunidad.
_ Su pedido, dijo el mozo.
_ Gracias Fraga.
Bebió el café con parsimonia y echó una ojeada a los titulares del diario: ROBAN UN PICASSO A SUSANA GIMENEZ,  adjunto a un destacado photoshop de la rejuvenecida diva en su casa de Punta del Este; ¿UN GENERAL PRESIDENTE?, con grandes letras y un exceso especulativo para su gusto; EXPLOTA BRASIL: PEÑAROL 1 FLAMENGO 0 y la foto del arquero arrodillado en el área chica como símbolo de la derrota.
Tavares terminó de beber el café y dobló el diario con signos de cansancio, como si la vista a la plaza y los titulares de M&M guardasen simetría de diferente especie, el paisaje y la gente a la sombra de los árboles contenida como un grano de polvo cósmico por un lado, y las noticias que constituyen la fantasía de la realidad misma, apropiándose de las palabras y los números cuando se trata de explicar lo inexplicable, tanto como para malquistar a los lectores y dislocar aún más el entendimiento.
A media mañana hizo su aparición por la puerta lateral el ex comisario Panzeri.
Fraga lo observó desde la máquina de café y notó el cambio, la ropa más holgada que de costumbre a causa del notable adelgazamiento de su abdomen. Recordó su fotografía en la tele cuando M&M lo daba por muerto, entonces tardó en reconocerlo como cliente del bar y amigo del licenciado.
El mismísimo comisario Panzeri, le había advertido al cocinero y su ayudante, señalando que en la refriega con los mafiosos había resultado asesinado.
Aquella noche, pensó el mozo, el licenciado tuvo un dios aparte, cosa que lo alegraba sobremanera porque siempre le pareció un buen tipo.  
Y ahora todo volvía a la normalidad… bueno, ahí estaban mirando la plaza.
_ Buenos días señor.
Ustedes dirán… dijo Fraga inmutable a cualquier pensamiento indiscreto.
_ Lo de siempre, un whisky y una jarra de agua con hielo.
_ Igual, dijo Tavares ante la mirada interrogante del mozo.
_ Te cuento que fuimos con la mujer de Cardozo a ver el local para las oficinas.
Descubrí a la hora del trato y regateo con el dueño que Hannah es una mujer aguda, sin rebuscamientos y muy inteligente.
Y por supuesto, un lindo ejemplar de mujer.
_ Compadre le sugiero, sin que lo tome a mal, un giro más amigable al hablar de ellas. Ya no estamos más entre los muchachos de I.P… dijo Tavares con un dejo de extrañeza provocado por tantísimas mutaciones invisibles en el diario vivir.
El ex comisario acusó recibo del aviso y ensombreció el rostro, en cuarenta años había abofeteado a una sola mujer, no en un interrogatorio policíaco sino a su novia, su primer amor y única novia a la que jamás volvió a ver.
Dominado por los sentimientos y las emociones, el joven Panzeri perdidamente enamorado reaccionó de modo inexplicable como un enajenado mental. El hecho en sí  no fue muy grave pero sí definitivo en su vida, pero eso recién lo comprendió cuando fue demasiado tarde. A partir del doloroso episodio caviló un tiempo sin ton ni son, hasta tomar la decisión de no involucrarse sentimentalmente con mujer alguna.
Como no fuese un encuentro ocasional, reflexionó con manifiesta pesadumbre.
_ Gracias por la observación. Por momentos olvido que mis días de comisario terminaron, dijo eludiendo cualquier mención a los malos recuerdos de juventud o el desafortunado comentario respecto a la mujer de Cardozo.
_ Uno se acostumbra a todo… dijo Tavares.
Después hicieron un brindis por el nuevo emprendimiento, Tavares, Bamberger & Panzeri y por la élite de consejeros e investigadores…
_ Y por ellas, las consejeras e investigadoras, propuso el detective joven.
_ ¡Já! exclamó el detective viejo.
(espacio)
A las diez de la noche, Candy, Andy y Tresfilos se reunieron en el Nuevo Bristol a conversar de un asunto del que el detective ni sospechaba.
El salón exudaba el aroma a albaca y orégano salpicado sobre las pizzas recién horneadas.
Pidieron algo fuerte para beber, considerando que esa noche Candy actuaba en el Karim´s presentando un nuevo espectáculo. Habían reservado mesa y allí estarían acompañados por Panzeri y Margarita, Hannah y Cardozo, Raúl y Nubia su mujer.
_ No falta nadie, dijo el detective ajeno a todo el asunto.
A poco, se despidieron de Candy mientras la veían partir en un taxi en dirección al club.
_ No me imaginaba pasar una noche entre amigos en el Karim´s Club Montevideo, dijo horas después Tresfilos proponiendo un brindis por la amistad, entre personas que algo tenían en común pero que algunos ni siquiera lo sabían.
El nuevo nombre del club obedecía a que en Buenos Aires, Omar Rahman, el socio paquistaní de Akash Jain había inaugurado por esos días, el Karim´s Club Buenos Aires en Palermo Bagdad. Con la idea de establecer un lugar extravagante, muy de los argentinos, indefinido entre un teatro de revistas y un burdel apropiado para conjugar el ambiente clásico y moderno de estilo europeizante, al gusto de los porteños y los turistas, el lugar donde se sentiría atraída una diversidad de gentes y los eternos amantes de la noche…  
_ Disfrutaremos del espectáculo de nuestra Candy, dijo Andy dulcemente…
_ ¿Hay algo que no me dijeron y debo saber? preguntó con cautela Tavares presintiendo que pudiera desatarse algo inesperado.
_ Bueno, algo se está tramando entre las buenas gentes… dijo ella.
_ ¿Entonces?
_ Hasta donde sé por el grupo de whatsapp, está proliferando en las redes sociales una convocatoria…
Tavares creyó no comprender.
_ ¿De qué estás hablando cariño? preguntó a modo de saciar la curiosidad.
_ De una invitación a la bacanal de los desheredados.
_ …
_ La idea es simple, retomar la humana conversación, horizontalmente se entiende, para reconstruir un nuevo sentido común al amparo de la diversidad en el más amplio de los sentidos, hacer algo como para reordenar la casa y que nadie duerma afuera, léase la calle o una patria sustituta…
_ …
_ Para recuperar, dijo la maestra rural, el arcaico ritual de compartir el pan y el vino.
_ …
_ Los granos de arroz o de porotos o de trigo son los frutos sagrados, en todas partes del planeta tierra desde hace muchísimo más de quinientos años… dijo ella relativizando el relato de los que endiosan a la soja transgénica.
_ No entiendo, dijo él.
_ …
_ Abarcador y abarcados en el espacio y el tiempo.
_ …
_ Todo tiene que ver con todo… ¿se entiende?
_ …
_ Como el deseo de reencontrarse con el significado de las palabras…
_ …
_ Y atrevernos a llamar a las cosas por su nombre.
(espacio)
A principio del otoño, Tresfilos Tavares desde la mesa tres observaba el manto de ocres y amarillos que tapizaba la plaza, el deambular cansino de los perros callejeros y los mismos bancos ocupados por los ancianos y las palomas excitadas al picotear unas migas de pan.
Parado junto al mostrador, Fraga miraba el salón vacío a esa hora y la plaza tras el ventanal, al licenciado ocupando la mesa tres y al mismo tiempo esbozar el pensamiento: soy mozo de bar luego existo.
El detective sorbió el café degustándolo despaciosamente, después ignorando la plaza observó a la pelirroja que en ese momento entraba al bar, a Fraga fuera del alcance de su vista y entonces procedió a desdoblar la hoja. Leyó una vez más el desopilante como medular texto del Manifiesto de la Bacanal de los Desheredados y releyó otra vez las firmas al pie.
Había resaltado con anaranjado a sus conocidos y todavía no lo podía creer.
Allí estaban impertérritas en letras de computadora las firmas de su gente.
Cardozo y Hannah, Gisella Damasco, Cristian, su novia Ivete y dos amigos de la escuela de gastronomía, Ñambi y Alicia la compañera del Karim´s, Akash Jain y buena parte de los empleados del club, Panzeri y Margarita la viuda de Martínez, su nombre Tresfilos Tavares, la jefa Frida Calas y las muchachas del laboratorio de I.P., la abuela Delia, Doris y ¡Dieguito!, Andy Vallejos y el acompañamiento de otras maestras de Canelones y Cerro Largo, Raúl y Nubia, Josualdo y dos viejos conocidos de la pensión, Aurora Roballo y sus compañeros del hospital, la señorita Eugenia, un vecino del primer piso del edificio de la calle Florida, la agrupación sobrevivientes al glifosato y las heladas en los arrozales con la firma de Pancho Cruz y diez trabajadores más, los integrantes de la murga La milagrera era y su director Jaramillo Flores, también firmaron los músicos noctámbulos del cubo norte y una parte de la comisión directiva del Barquisimeto Football Club, algunos clientes de la Panadería de Lucy, del taller mecánico firmaban Tito, el electricista y el pintor, seguido de la aceptación del manifiesto de parte de don Carlos junto a los botijas del boxing club y siguen más firmas…
Al finalizar las adhesiones, con letra manuscrita se invocaba un llamado acorde a estos tiempos:
De todo laberinto se sale por arriba
(espacio)
SESENTA Y SIETE
Tavares, Bamberger y Panzeri, consejeros e investigadores.
_ …
_ ¿Hola?
_ …
_ ¿Hola? ¿Quién habla?
_ Señor… mi niña hace tres días que está desaparecida.
_ …
_ …
_ La entiendo señora… ¿Su nombre?
_ Eva… soy la madre y necesito la ayuda de ustedes.
Mi sincero agradecimiento a los lectores.                                 J.F.G. Abril de 2019

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