Luis: ¿dictadura, vivir sin miedo? / Caras y Caretas


Al ser un candidato que tiene posibilidades de ganar, a mí las declaraciones de Lacalle Pou, ahora Luis, me dan miedo. La experiencia de nuestros vecinos más cercanos nos demuestra que, además de un discurso ganador, hay que tener alguna idea de cómo se aguanta el timón. Y no lo veo, siento venir el naufragio, pero, bueno, falta saber el resultado de octubre y, eventualmente, si pasa a noviembre todavía. La última originalidad fue la de decir que, si gana el Frente, un cuarto gobierno implicaría una dictadura.
La continuidad sin alternancia es un riesgo a la democracia, si el que decide no es el pueblo. Pero si tanto la gente como nosotros, entre tantos, deseamos votar por el 4o. gobierno del Frente, y las elecciones son limpias, ¿cuál es el riesgo institucional? A veces me da miedo cuando la falta de experiencia en conducción y liderazgo lo lleva a errores tan graves. De inmediato, dice que armar una coalición opositora es una tarea sencilla. Me da miedo que lo crea.
En primer lugar, debe saber que uno de los socios con los que aspira a unirse es el Partido Colorado, que estuvo 93 años en el poder, antes que el partido liderado entonces por su bisabuelo ganara las elecciones en 1958. Si aspirar a 20 años es una dictadura, ¿qué piensa de una fuerza que estuvo casi un siglo? Lo que pasa es que hay un elemento de legitimidad muy importante que es el voto, la elección popular.
No es menor. En ese ciclo en el cual el Partido Nacional no ganaba elecciones, el sector que él integra o el tronco partidario al que pertenece llegó al poder de la mano de un golpe de Estado en 1933. El wilsonismo nunca apoyó un golpe de Estado, ni los llamados “buenos”. Se opuso al golpe de Terra, al de Baldomir y al del 73.
Es ahí y no en ganar cuatro elecciones que se mide la calidad democrática de una propuesta. Yo milité muchos años en el Partido que hoy lleva al Dr. Lacalle Pou como candidato único. En estos días, he estado leyendo y releyendo mucho sobre todo el período en que el wilsonismo estuvo a cargo de la conducción del Partido, ante la inminencia de la publicación de un libro. Y aunque ninguno de estos ejemplos irá en el libro, sí son válidos para sostener que hay cosas que dan miedo.
Durante ese período, es más, siendo el propio Wilson presidente del Directorio, hubo un solo caso de transgresión de las normas internas del Partido. Fue cuando los órganos partidarios, cumpliendo al pie de la letra lo previsto en la Carta Orgánica de la colectividad, declararon “asunto político” el voto del proyecto de ley de Amnistía General e Irrestricta para  los presos de conciencia. En rigor no debería haber hecho falta, ya que el sector que lo solicitaba había votado la fórmula Zumarán-Aguirre, la que llevaba ese postulado en su programa. Adherir a una candidatura obviamente implica aceptar su programa, sobre todo si al adherir no se establece ninguna salvedad.
La declaración de “asunto político” vinculante obliga jurídicamente al voto de los legisladores electos por el lema. Sin embargo, los legisladores del herrerismo dijeron que desacataban esa orden. O sea, rompían la unidad del Partido, mentían a la gente, que con sus candidatos votaban al programa que postulaban, y violaban la carta orgánica y la ley. Esos sí son riesgos que hacen daño a la democracia, no ganar una elección por voto popular.
Mucha gente cree, así de manipulada está la información, que los integrantes del MLN que estaban presos fueron dejados en libertad en función de la Amnistía General e Irrestricta, como se dijo en la campaña electoral a lo largo y a lo ancho del país. No. No es así, no hubo una ley de Amnistía, sino una conmutación de pena por tiempo a determinar  correspondiente a cada año de haber sufrido apremios físicos. No se borraron los antecedentes, nada de lo que establecía la ley que habíamos prometido a la gente que íbamos a votar. Como recuerda Wilson, en más de una carta, él se comió la elección preso por ser leal a lo prometido a la gente, y no se cumplió por el descaro de otros.
Cuando Wilson estaba en el exilio, lejos, ya tras la muerte de Zelmar y el Toba por defender los valores democráticos, la dictadura intervino los Partidos Políticos. Les nombró interventores; en el caso del Partido Nacional, el presidente del Directorio, C/N Omar Murdoch, fue procesado. Fue sustituido por un intruso que suplantó a las autoridades legales por un interventor designado a dedo y por  la fuerza por  los militares. No vale la pena dar el nombre, pero esa persona que usurpó la legitimidad de la titularidad partidaria hoy es dirigente de le fuerza que proclamó y lleva a Luis Lacalle Pou de candidato. De usurpador puesto por los dictadores a dirigente del Partido. Eso sí pone en riesgo las garantías democráticas, no si el Frente es electo para un cuarto gobierno.
Los riesgos a la calidad democrática me dan miedo. ¿No hay que ‘vivir sin miedo’?

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