El dilema del Frente con Manini Ríos Por Enrique Ortega Salinas./ CARAS & CARETAS


Manini Ríos
El miércoles 22 de abril, la Comisión de Constitución y Códigos del Senado comenzó a analizar el pedido de desafuero del senador Guido Manini Ríos. Tras reunirse con la comisión, el líder de Cabildo Abierto se retiró sin efectuar declaraciones a la prensa.
Si llega a votarse el desafuero, sin lugar a dudas y para bien o para mal, el general pasará a convertirse en el hombre del año, desplazando el protagonismo del mismo presidente de la República.

Los hechos
Todo comenzó cuando el criminal Nino Gavazzo confesó ante un Tribunal de Honor que, en 1973, entre otras “hazañas”, arrojó el torturado cuerpo del militante tupamaro Roberto Gomensoro a las aguas del río Negro. También se reflotó, con otras declaraciones, el homicidio de un secuestrado en un cuartel, cuando Nino Gavazzo le arrojó una bomba lacrimógena en una habitación cerrada.
En noviembre de 2019, el fiscal Rodrigo Morosoli remitió la solicitud de desafuero del futuro senador Manini Ríos, pretendiendo imputarlo por haber omitido denunciar a la Justicia los hechos delictivos confesados por Gavazzo. Se dio entonces la discusión en torno a si el militar retirado contaba con los fueros parlamentarios desde que fue electo senador o correspondía considerarlo con tales fueros desde el momento de asumir como tal.
Por el camino han quedado las infames conclusiones del Tribunal de Honor y el Tribunal de Alzada, en cuanto a que los crímenes del psicópata, violador, secuestrador, torturador y ratero Nino Gavazzo no afectaban el honor de la institución. También ha quedado en el camino el hecho de que, tiempo después, el expediente completo se elevó al presidente Tabaré Vázquez para que lo firmara, sin la advertencia correspondiente de lo que contenía en una de sus múltiples páginas, quedando claro también que el equipo de Tabaré no le cubría las espaldas como debiera. Un presidente no puede, porque es humanamente imposible, leer a fondo todo lo que firma, por lo que debe hacer confianza en sus laderos, los cuales han de resumirle lo que va a firmar. Nadie pretende que el presidente leyera un expediente de pe a pa, pero alguien, ya fuera el ministro de Defensa, como el subsecretario de la cartera o el secretario de Presidencia, Miguel Ángel Toma, debió advertirle de que en su interior figuraban declaraciones como las que ahora todos conocemos. De todas maneras, nada de esto exime de responsabilidad a Manini Ríos, ya que el artículo 77 del Decreto 55/985 lo obligaba a detener las actuaciones y pasar todo de inmediato al superior correspondiente, en este caso, al ministro de Defensa, y éste al presidente. Sin embargo, y según cuentan los miembros del tribunal, su orden fue continuar las actuaciones.
Tras varias idas y venidas, Vázquez terminó cesando a Guido Manini Ríos por sus declaraciones sobre los fallos judiciales, algo que todo el Frente Amplio le venía exigiendo desde hacía mucho tiempo, siendo muy obvio que estaba violando la Constitución de la República al utilizar su cargo para ir preparando su carrera política con declaraciones que le estaban expresamente prohibidas.
La investigación de la Fiscalía solo ha encontrado a Manini Ríos como claro responsable en la omisión de denunciar.
Cuando el Plenario del Senado trate el tema, para que se apruebe el desafuero, se requerirá una mayoría especial de 21 legisladores. Considerando que el Frente Amplio tiene 13 bancas, el Partido Nacional 10, el Partido Colorado 4 y Cabildo Abierto 3, parece obvio que la votación será positiva, ya que, aunque el Partido Colorado aún no ha resuelto qué va a hacer, tanto los frenteamplistas, como los blancos y cabildantes han adelantado su intención de votar el desafuero, incluso a solicitud del mismo Manini Ríos.

Los derechos solo para la derecha
Pocos días antes de la noticia del tratamiento del desafuero, el senador fue noticia por criticar al Poder Judicial tras la detención de Lawrie Rodríguez, considerándola una “violación de los derechos humanos”. Este delincuente había sido procesado con prisión en marzo por la jueza Isaura Tórtora por haber asesinado a Iván Morales Generalli. Morales era dirigente de la Federación Anarquista del Uruguay-Organización Popular Revolucionaria 33 (OPR 33) y estaba exiliado en Argentina; pero fue detenido por funcionarios de la OCOA, derivado a la Dirección de Información e Inteligencia y, finalmente, al Regimiento de Caballería N° 6, donde lo molieron a golpes, cobardemente, hasta asesinarlo.
Manini no gastó ni una letra para referirse a los derechos humanos de Iván Morales; pero sí a los de su camarada de armas.
Nada de extrañar. Recordemos que en sus filas está Eduardo Radaelli, militar que asesinó al chileno Eugenio Berríos durante el gobierno de Lacalle I. Detrás de estos personajes hay una legión de seguidores que, sin haber participado en el terrorismo de Estado, aplauden cada tortura, cada violación, cada niño arrancado a sus madres, cada mutilación, cada homicidio.
Estos sujetos son increíbles; lloran como Magdalenas cuando les toca enfrentar a la Justicia por sus crímenes y olvidan cuando ellos la ejercían sin considerar las garantías del Debido Proceso Penal con que la democracia los trata hoy. Nadie los tortura, nadie los viola, nadie los mata; pero son tan sádicos con sus víctimas indefensas como cobardes a la hora de asumir sus responsabilidades.
Cobardes y patoteros unos, encubridores otros. Las Fuerzas Armadas no tendrán dignidad hasta que no se deshagan de estas alimañas, digan dónde están los restos de los desaparecidos y comiencen a hablar de honor en serio, dando el ejemplo.

El diablo sabe por diablo, pero más sabe por viejo
El senador José Mujica declaró no estar dispuesto a votar el desafuero del líder del grupo ultraderechista por la siguiente razón: “No quiero darle el cachón para que se tire al suelo y diga que están todos contra él, que es lo que busca”.
De todas maneras, tanto Pepe como Lucía estarán ausentes cuando se trate el tema en sala, debido a que son parte del grupo de alto riesgo con respecto al coronavirus. Claro que, si se les antojara presentarse, nadie podría impedirlo; y si no les tuvieron miedo a las balas, al hambre, a la cárcel y a las torturas, dudo mucho que el coronavirus logre amedrentarlos. Quizá, en todo caso, la disciplina partidaria y el deseo de no confrontar a sus compañeros de bancada, sea lo único que logre hacerlos quedarse en la granja. En tal caso, Alejandro Sánchez y Sebastián Sabini continuarán como suplentes de ambos y votarán lo que ya decidió el MPP y el resto de los legisladores frenteamplistas.
El hecho es que este tema divide las aguas en filas opositoras y cada parte tiene razón en algo. Si la Justicia pide un desafuero, hay que darlo; dicen de un lado buscando justicia; lo que, en principio, es algo inobjetable. Del otro lado, también la buscan; pero advierten la trampa y saben que, en la guerra, a veces hay que ceder terreno para, posteriormente, ganar la batalla. Manini cometió un delito al encubrir a Gavazzo; pero si él está tan apurado por su desafuero, es porque desea convertirse en víctima, o hacerse ver como tal por gente de pocas neuronas, la cual abunda. Nada mejor que un mártir para una causa. Si Durán Barba fuera su jefe de campaña, rezaría para que lo metieran preso, y así, al salir, tendría la presidencia casi segura.
En lugar de cacarear con que quiere el desafuero, no tiene que esperar que se lo den; solo debe renunciar y presentarse ante la Justicia, como hizo el diputado frenteamplista Daniel Placeres cuando fue acusado por la causa Envidrio.

¿Qué espera el general?
De acuerdo con el artículo 177 del Código Penal, la pena máxima que puede esperar es de 18 meses, lo que implica que es excarcelable y el fiscal no pedirá prisión preventiva mientras dure el juicio oral.
Los cálculos están hechos. Leopoldo López era un don nadie en Venezuela hasta que cayó preso y adquirió fama mundial. Varios escalones más arriba, Lech Walesa en Polonia, Hugo Chávez en Venezuela, Nelson Mandela en Sudáfrica; muchos llegaron a la presidencia tras pagar con cárcel por enfrentarse al poder. Ya sé, no es comparable; pero explicáselo vos.
Los pocos meses que le tocará pasar privado de libertad será entre amigos, camaradas y chupamedias, con la prensa cubriendo cada detalle cual reality show. Prensa antes del juicio, prensa durante el juicio, prensa al entrar, prensa cada vez que reciba una visita, prensa con cada carta que escriba desde el “cautiverio”, prensa al salir, marchas con carteles diciendo «Yo soy Manini», el liberado dando un discurso y sus discípulos emocionados frente al mártir que resistió estoicamente un suplicio infernal aferrado a los más nobles ideales. Por favor; por respeto a Wilson, Seregni, Zelmar, el Toba y miles de personas que pagaron con cárcel, tortura o muerte la defensa de sus ideas, líbrennos de semejante aberración.

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