Las tres clarinadas / Horacio Verbitsky. EL COHETE A LA LUNA

Entre las empresas locales que distribuyeron dividendos a sus accionistas, pero a partir de la pandemia decidieron pagar los sueldos de sus trabajadores en cuotas, está el Grupo Clarín. La semana pasada contamos cómo intentó desembarazarse del director de Telecom, que por el 11% de las acciones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad le correspondía a la ANSES. Recién una gestión del Poder Ejecutivo ante el inversionista mexicano David Martínez, asociado con el Grupo Clarín en Cablevisión, consiguió que renunciara el designado y se reservara esa plaza para el Estado, que designará allí al ministro del Interior Eduardo de Pedro.
Las pantallas de El Trece y de TN suprimieron los videographs que proponían #QuedateEnCasa. En su lugar, panelistas, columnistas y videographs se quejaron de que la cuarentena no se aguantaba más y sugirieron su violación.
El fastidio del Grupo con el gobierno nacional tiene motivaciones altruistas:
  1. Un proyecto de ley de la diputada nacional del Frente de Todxs, Fernanda Vallejos, suspende los aumentos de tarifas de los servicios de telefonía fija y móvil, de internet y de la televisión por cable, vínculo radioeléctrico y satelital, las retrotrae al 1° de febrero y por toda la duración de la cuarentena. Se complementa con los decretos del Poder Ejecutivo que declararon esenciales en la emergencia esos servicios y prohibieron su corte o suspensión por falta de pago.
  2. En octubre de 2019, cuando ya se sabía que terminaba el gobierno de Maurizio Macrì, la asamblea de Cablevisión Holding dispuso distribuir dividendos por 300 millones de dólares en efectivo a sus accionistas. Hace dos meses, Cablevisión Holding presentó a la CNV un prospecto de emisión de deuda por 3.000 millones de dólares. Entre los riesgos para quienes tomaran esas Obligaciones Negociables, mencionó la incertidumbre sobre lo que ocurriría al reestructurarse la deuda soberana argentina con los bonos en poder de Cablevisión Holding por 1.178 millones de pesos al 31 de diciembre de 2019, equivalentes a unos 17 millones de dólares, según los informes publicados en El Destape por Ari Lijalad y Ezequiel Orlando. Según el prospecto, en el supuesto de incumplimiento por el gobierno argentino, se afectaría negativamente la valuación y condiciones de pago de esos bonos, con un “efecto adverso significativo sobre la economía argentina y, en consecuencia, nuestras actividades y resultados de las operaciones”.
  3. El Ente Nacional de Comunicaciones, ENACOM, está estudiando el caso del espectro radioeléctrico que utiliza el Grupo Clarín. Al fusionarse Cablevisión y Telecom, el Grupo superó el límite admisible para una sola empresa. El presidente del ENACOM, Claudio Ambrosini, designado a sugerencia de Sergio Massa, anunció en febrero que el Grupo Clarín debería devolver el excedente, que se distribuiría entre otros operadores. «No hay nada mejor que los privados ganen plata pero, a la vez, allí donde faltan recursos debe aparecer el Estado, en auxilio de los que menos fuerza tienen. Hay un rol público imprescindible», le dijo Ambrosini a la agencia estatal TeLam. Pero además se analiza la posibilidad de reclamarle el pago de 147 millones de dólares, que durante la gestión de Maurizio Macrì le fueron condonados por las frecuencias asignadas a Nextel, empresa que el Grupo compró antes de la fusión con Telecom. El precio establecido era de 177 millones de dólares, pero el Grupo Clarín sólo pagó 30 millones, y no en dólares sino en pesos. El resto le fue descontado en dos compensaciones dispuestas por el ex ministro de Comunicaciones Oscar Aguad, según relató Lijalad. Una auditoría realizada por el anterior director del Enacom, Miguel de Godoy, estableció en marzo de 2018 que ninguna documentación respaldaba esas graciosas decisiones. Pocos días después, De Godoy renunció en forma silenciosa, pese a su cercanía con Macrì, de quien fue compañero en la masonería porteña.




Ambrosini (izquierda), con los Massa. De Godoy (derecha) con Aguad y Peña Braun.



Las tres clarinadas

Entre las empresas locales que distribuyeron dividendos a sus accionistas, pero a partir de la pandemia decidieron pagar los sueldos de sus trabajadores en cuotas, está el Grupo Clarín. La semana pasada contamos cómo intentó desembarazarse del director de Telecom, que por el 11% de las acciones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad le correspondía a la ANSES. Recién una gestión del Poder Ejecutivo ante el inversionista mexicano David Martínez, asociado con el Grupo Clarín en Cablevisión, consiguió que renunciara el designado y se reservara esa plaza para el Estado, que designará allí al ministro del Interior Eduardo de Pedro.
Las pantallas de El Trece y de TN suprimieron los videographs que proponían #QuedateEnCasa. En su lugar, panelistas, columnistas y videographs se quejaron de que la cuarentena no se aguantaba más y sugirieron su violación.
El fastidio del Grupo con el gobierno nacional tiene motivaciones altruistas:
  1. Un proyecto de ley de la diputada nacional del Frente de Todxs, Fernanda Vallejos, suspende los aumentos de tarifas de los servicios de telefonía fija y móvil, de internet y de la televisión por cable, vínculo radioeléctrico y satelital, las retrotrae al 1° de febrero y por toda la duración de la cuarentena. Se complementa con los decretos del Poder Ejecutivo que declararon esenciales en la emergencia esos servicios y prohibieron su corte o suspensión por falta de pago.
  2. En octubre de 2019, cuando ya se sabía que terminaba el gobierno de Maurizio Macrì, la asamblea de Cablevisión Holding dispuso distribuir dividendos por 300 millones de dólares en efectivo a sus accionistas. Hace dos meses, Cablevisión Holding presentó a la CNV un prospecto de emisión de deuda por 3.000 millones de dólares. Entre los riesgos para quienes tomaran esas Obligaciones Negociables, mencionó la incertidumbre sobre lo que ocurriría al reestructurarse la deuda soberana argentina con los bonos en poder de Cablevisión Holding por 1.178 millones de pesos al 31 de diciembre de 2019, equivalentes a unos 17 millones de dólares, según los informes publicados en El Destape por Ari Lijalad y Ezequiel Orlando. Según el prospecto, en el supuesto de incumplimiento por el gobierno argentino, se afectaría negativamente la valuación y condiciones de pago de esos bonos, con un “efecto adverso significativo sobre la economía argentina y, en consecuencia, nuestras actividades y resultados de las operaciones”.
  3. El Ente Nacional de Comunicaciones, ENACOM, está estudiando el caso del espectro radioeléctrico que utiliza el Grupo Clarín. Al fusionarse Cablevisión y Telecom, el Grupo superó el límite admisible para una sola empresa. El presidente del ENACOM, Claudio Ambrosini, designado a sugerencia de Sergio Massa, anunció en febrero que el Grupo Clarín debería devolver el excedente, que se distribuiría entre otros operadores. «No hay nada mejor que los privados ganen plata pero, a la vez, allí donde faltan recursos debe aparecer el Estado, en auxilio de los que menos fuerza tienen. Hay un rol público imprescindible», le dijo Ambrosini a la agencia estatal TeLam. Pero además se analiza la posibilidad de reclamarle el pago de 147 millones de dólares, que durante la gestión de Maurizio Macrì le fueron condonados por las frecuencias asignadas a Nextel, empresa que el Grupo compró antes de la fusión con Telecom. El precio establecido era de 177 millones de dólares, pero el Grupo Clarín sólo pagó 30 millones, y no en dólares sino en pesos. El resto le fue descontado en dos compensaciones dispuestas por el ex ministro de Comunicaciones Oscar Aguad, según relató Lijalad. Una auditoría realizada por el anterior director del Enacom, Miguel de Godoy, estableció en marzo de 2018 que ninguna documentación respaldaba esas graciosas decisiones. Pocos días después, De Godoy renunció en forma silenciosa, pese a su cercanía con Macrì, de quien fue compañero en la masonería porteña.




Ambrosini (izquierda), con los Massa. De Godoy (derecha) con Aguad y Peña Braun.



Acoso y derribo

El tono con que Alberto Fernández se refirió a los planteos disparados desde todos los medios del Grupo contra sus decisiones de fondo, sugiere que ha comprendido que no hay armisticios unilaterales. Una explicación involuntaria pero precisa del itinerario que llevó al holding a esa disposición de combate a muerte, puede encontrarse en una columna de Carlos Pagni, publicada en el medio que hace la segunda voz del dúo. Comienza con una cita de teoría militar sobre “el momento cúlmine de una batalla”, o sea “la instancia en la que la agresión debe ser llevada al extremo para resolver el conflicto”.  Luego cita estudios del consultor petrolero Daniel Gerold, el Apóstol de Vaca Muerta, en favor de un próximo levantamiento de la cuarentena y por último describe un imaginario avance sobre Alberto de la Vicepresidenta CFK “y el grupo que la rodea, bastante incómodos” por la altísima imagen positiva del Presidente. Y concluye con una notable confesión: “Se suponía que Fernández tenía la intención de convertirse en líder de este proyecto y en todo caso diluir al kirchnerismo en una unidad superior [¿Se suponía o lo deseaban?]. Hasta ahora no hay señales de eso. Hasta ahora la orientación conceptual de la política exterior, de los resortes importantes del poder político, sabremos dentro de poco si también de la economía, la imponen Cristina y su grupo. Y esta es la verdadera novedad: Fernández está cómodo”.
Tan cómodo que durante tres semanas mantuvo el secreto, sólo compartido con Cristina y con Máximo Kirchner, de la designación de Fernanda Raverta en la ANSES. Tampoco hay fisuras respecto de la negociación con los acreedores externos. La interconexión entre ellos, que explica en esta misma edición Magdalena Rua, ayuda a entender por qué apenas el 20% de los tenedores de bonos argentinos en dólares bajo ley de Nueva York aceptaron la propuesta. La negociación con el resto podrá seguir hasta el viernes 22. El gobierno desea evitar el default, pero no a un costo insostenible política, social y económicamente. Hoy el ministro Guzmán mantendrá un par de contactos de fondo y entre mañana y el martes el presidente decidirá si la oferta se mantiene abierta por otras dos semanas. Pero es baja la probabilidad de que haya otra. Las propuestas que los grandes fondos han hecho llegar al Poder Ejecutivo son inaceptables: no pagar nada durante todo el actual mandato, pero renegociar un mínimo afeite del 20% a partir de 2024. «Es como si me ofrecieran una coima. Yo no quiero solucionar un problema personal, sino el problema de la Argentina»,  responde Fernández.  Para la Argentina, más que para cualquier otro país emergente, es posible la fórmula expuesta por el gran maestro Aldo Ferrer: Vivir con lo nuestro. 
Por eso, la única verdadera novedad es que, fracasado el propósito de enfrentar entre ellos a los vencedores en los últimos comicios, ha comenzado la operación de acoso y derribo.


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