100 DÍAS DE GOBIERNO DE LUIS LACALLE POU Que los cumplas ¿feliz? Por Juan Raúl Ferreira. CARAS & CARETAS


El gobierno cumplió 100 días. Cuando se hace un balance de esta primera etapa, dicen que es demasiado pronto (por ejemplo, el Dr. Larrañaga respecto a la seguridad). La tradición nace en EEUU, tras la recesión de los años 30. Muchos millonarios se suicidaban tirándose de los rascacielos a raíz de la caída de la Bolsa de Nueva York. El presidente Franklin Delano Roosevelt (FDR) asume el 4 de marzo del 33 con la promesa de reactivar la economía en 100 días. Y lo logró.

Por ello en aquel país primero, luego en el mundo entero, se adoptó la tradición de medir la marcha de un nuevo gobierno a los 100 días. ¿Qué hizo el presidente FDR para cumplir su promesa electoral? Todo lo contrario de lo que hoy EEUU, justamente, pretende imponer en el mundo y, en especial, en la región. Cero neoliberalismo. Herejía a la religión del mercado, su “mano invisible” que todo lo resuelve y decide la asignación de recursos de la economía.

El PIB dejó de ser un cuco. FDR aumentó el déficit a través de reducción de impuestos y aumento del gasto público. Por este camino reactivó la economía, sacando a flote a los sectores más sumergidos. Generó demanda. Todo lo contrario de lo que ha dicho el Dr. Lacalle (h) cuando expresó: “El capital es el gran motor del desarrollo”, no los trabajadores. En buen romance, aumentar la oferta. Exactamente al revés que FDR.

Quizás con esta fuerte imagen en la cabeza, la ministro Arbeleche mencionó, en las conferencias de prensa diarias de la Torre Ejecutiva, a Keynes, economista inspirador del equipo de FDR en los 30. Pocos días después, el Dr. Lacalle (h) dijo que por Azucena (Arbeleche) había descubierto a Keynes. Debe suponerse que en las universidades privadas también se enseña a Keynes.

Sin embargo, las políticas del gobierno no han ido en esa dirección, aun en medio de la pandemia mundial que ha vuelto a poner al Estado como protagonista económico en el mundo entero. Acá se insiste en aumento de impuestos y tarifas y ajuste económico. Aunque sus voceros dicen que los impuestos no subieron, al reducir la devolución del IVA vía inclusión financiera de 4 a 2 puntos, aumentó en dichos casos el IVA en un 2%. Cuatro menos dos da dos, no es complejo. Cuando en todo el mundo se congeló o se suspendió el pago de tarifas, en Uruguay aumentaron, entre 8% y 10%, salvo en la Intendencia de Montevideo, que postergó el pago tributario durante la emergencia sanitaria.

Acá nos vamos a remitir solo a los hechos, no a los argumentos. Al pasar digamos que insistir en que “el Frente, cuando supo que perdió las elecciones, resolvió no aumentarlas” es mentira. Ya en enero de 2019, OPP dijo que en 2020 no haría falta aumentarlas. Lo mismo decía el equipo económico y el programa de gobierno del FA.

En seguridad, las tendencias variaron poco. Para mal. El despliegue de personal policial en forma de desfile y la carísima (sin llamado de precios) pintada de amarillo a parte de la flota automotriz de la cartera. En lo personal, no soy experto en el tema, es la primera vez que oigo que el color amarillo ahuyenta el crimen. Quizás ese alto costo pudo destinarse a otros objetivos.

El ministro de Defensa, con impresionante entusiasmo y mucha adrenalina, comenta diariamente el espectacular despliegue de fuerzas en la frontera. Pero, hasta hace muy pocos días, sin herramientas disuasivas para evitar, por ejemplo, el paso de Brasil a Uruguay y viceversa. Los despliegues eran para “sugerir, proponer, recomendar”. En el paso Chuy-Chuí, el resultado de reacciones positivas de viajeros fue de 0%.

La muerte de cadetes de infantería de Marina demostró que el tema de seguridad es de difícil manejo. Dos días de duelo, honores militares para despedirlos, ocultaron el dolor causado también por la muerte de siete personas, víctimas de crímenes ese mismo día. Durante el duelo decretado, se esclareció el asesinato de los cadetes y se destituyó al jefe de Infantería de la Marina.

La inminente aprobación de la LUC es presentada como un éxito por el gobierno. Nosotros pensamos: a) ninguno de los temas incluidos merece la “urgente consideración”; b) la pandemia sí es urgente y necesita instrumentos jurídicos. No se incluyó un solo artículo al respecto; c) ello impidió una discusión más reflexiva y con mayor participación de la Academia y de los sectores sociales. Ni siquiera pudo tratarse con barras en el recinto; d) cercena la libertades de expresión, como lo reconoce el relator de Libertad de Expresión de la propia OEA (12 de febrero); e) limita severamente el derecho a la huelga consagrado en la Constitución.

En política exterior, el gobierno anunció que esta iba a ser inmune a ideologías. Pero prohíben participar de la toma de mando a los presidentes de Cuba, Nicaragua y Venezuela. No lo hacen con Guatemala, Bolivia y Honduras.

Llama la atención que el ingreso de argentinos se cerró cuando este país llegó a las 162 víctimas mortales. Con Brasil se esperó a los 25.000 muertos y a importantes focos de contagio a metros de nuestra frontera. Y, como dijimos la semana pasada, el silencio sobre el racismo en Brasil y EEUU es complicidad.

El día 100 festejaron. Del peor modo. Es cierto que, siendo gobierno, no es relevante integrar el Directorio partidario, por lo que ni se le nombra. Salvo ese día. Allí se conmemoró la fecha: el Dr. Lacalle (padre) inauguró un retrato del Dr. Lacalle (h). “La fruta cae cerca del árbol”. En vida de Wilson se quiso perpetuar su recuerdo con un retrato (en Casa de los Lamas ya que el PN no ocupaba aún la actual sede). Él se negó: “No es buena cosa homenajear a gente viva. La historia juzgará hasta el último día de su vida.” Eran otros tiempos. Otro Partido Nacional.

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