DEL PUENTE AL TOBOGÁN./ José Rocca



El menú que ofrece el gran capital y el gobierno multicolor es nítido. Descenso de salarios reales, aumento del grado de explotación a los trabajadores, concentración de capitales, mayor dependencia.

En el marco del descenso vigente del poder de compra de los trabajadores, los correctivos pactados para los grupos que culminan acuerdos salariales el presente año rondan el 3%. No cubrirán siquiera las pérdidas registradas en los cinco meses recorridos del 2020.

El IPC entre enero y mayo ha incrementado casi 7%, para los datos del INE y dentro de ello, rubros muy sensibles para los sectores populares como alimentos, agua potable, energía eléctrica, vienen creciendo por encima del promedio.

El descenso de las horas trabajadas ha sido muy superior, al registrado en el productoi por lo cual la plusvalía generada por los trabajadores ocupados, se incrementa fuertemente, como consecuencia del aumento del producto por hora trabajada, sin que derrame siquiera parcialmente sobre los salarios.

En este escenario las propuestas del Ministerio de trabajo se sintetizan en un denominado convenio “puente” que se extiende desde el primero de julio del 2020 y que se limita a un ajuste nominal de 3% el primero de enero de 2021ii

Es difícil prever la inflación de los próximos meses. De todas maneras todo indica que superará los ajustes de ingresos a recibir por los trabajadores. Los precios locales dependen de un cúmulo de factores y particularmente de la evolución del dólar muy sensible al contexto regional y mundial. Todo indica que el gobierno intentará frenarla hasta las elecciones municipales de setiembre, al costo de aumentar aún más la deuda pública. Después probablemente tenderían a predominar las fuerzas que lo impulsen al alza.

Los trabajadores, que resistan hasta el 30 de junio de 2021, al salir del puente serán “premiados” con un nuevo correctivo por inflación, que, sin embargo, tendrá la reducción equivalente de los puntos de descenso del PBI. Nuevamente la mayor productividad del trabajo fruto del casi seguro menor empleo irá a parar a las cuentas bancarias de grandes capitalistas foráneos y quizás alguno local.

En suma la rentabilidad de las grandes empresas será incrementada o restaurada esencialmente mediante una transferencia de ingresos desde los trabajadores.

En el interín se proyectan además un presupuesto que disminuirá el gasto social, una reforma jubilatoria que elevará la edad de retiró y achicará las pasividades. Mientras proliferan zonas francas, renuncias fiscales, subsidios, extensión de plazos de deudas para grandes capitalistas urbanos y rurales.

En síntesis nubes de tormenta amenazan los bolsillos del pueblo oriental y quizás al conjunto de la economía, acompañado por el viejo mito de contraponer salarios con ocupación.

Detrás de una supuesta defensa del empleo se oculta la embestida contra los ingresos de los trabajadores, aunque la reducción de los salarios reales no garantiza mayor demanda laboral. Incluso es probable que la reduzca.

Los sectores volcados al mercado interno sufrirán los efectos del menor consumo. Los grandes exportadores incrementarán ganancias, pero difícilmente eso incentive mayor empleo y producción, ya que las cadenas de soja, carnes, eucaliptos, que representan el 60% de las ventas al exterior y demás rubros primarios dependen del clima y factores estructurales que acotan su dinámica.

El neo liberalismo ha demostrado, hasta el hartazgo, en todas partes que no tiene respuestas positivas a los problemas económicos de los pueblos. En América latina su actual empuje se encamina esencialmente a tratar de garantizar a los grandes banqueros el cobro de sus créditos e intereses y Uruguay no es excepción.

Y hasta en ese plano los resultados son dudosos. La recaudación fiscal probablemente descienda por el peso de los tributos que recaen sobre una actividad local que se verá menguada. El déficit fiscal durante 2020 será creciente. Sobre su futuro durante 2021 y años subsiguientes, “¿pos quien sabe? ” como diría mi amigo el Lechuga.

GOTITAS DE ECONOMÍA

  • Las cifras oficiales del INE registran que el IPC acumula un incremento de 6.77 para los cinco primeros meses del 2020. La mayor incidencia corresponde al rubro alimentos, que ha incrementado casi 20% en el último año.

  • La tasa de empleo que mide la demanda de fuerza de trabajo fue de 53.1% en marzo del presente año. En el mismo mes del 2019 fue de 56.2%. Las cifras no son estrictamente comparables por cambio de metodología de recolección de datos. De todas maneras la reducción se puede estimar en un rango entre 80.000 y 90.000 trabajadores.

  • La recaudación del IVA en los primeros 4 meses del año se redujo un 9.2% en términos reales respecto a 2019.

  • Las exportaciones desde Uruguay en el período enero a mayo de 2020 descendieron 18% en relación al año precedente.

  • El gobierno argentino planea la expropiación de la sojera Vicentin que mantiene deudas impagas con diversos organismos del sector público argentino.

  • El índice mensual de actividad en Chile (IMACEC) descendió 14.8% en abril respecto a 2019.

  • La empresa ADIDAS recibió créditos de emergencia de parte del Estado alemán. Eficiencia del mercado que le dicen.

iPor ejemplo, el índice de volumen de la industria manufacturera se redujo 4%, pero las horas trabajadas cayeron 12%. situaciones similares se repiten en diversos ámbitos económicos.

iiPor si el mazazo contra los trabajadores no fuera lo suficientemente duro, sectores con dificultades de competitividad quizás lo puedan postergar al mes de abril.

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