Tresfilos tavares 18/ José Luis Facello

Dieciocho

Día cincuenta y uno.

Hannah se miró al espejo y detuvo lo suficiente, para entender que las horas y los días se escurrían en la búsqueda de Valeria, pero por la falta de resultados se había convertido para ella en una larvada obsesión. El único resultado admisible, el remedio, era la vuelta de Vale a casa.

Me cuesta dormir por las noches y los encuentros de fin de semana con Heber, apenas mitigan la extrañeza que provocaba su alejamiento.

Trataba de dosificar una fuerza interior, sin recurrir a los somníferos, que me movilizara frente al acoso que en sueños soportaba de mí misma, a sentirme culpable por el estado desmadrado de la situación. Apresada por la latente confusión e irascible ante las pistas que a poco constatábamos que no eran tales, que demandaban desandar el camino y volver a empezar. Finalmente, agotada por la falta de descanso, pero más por no hallar un motivo entre cientos, del porqué de la misteriosa desaparición de la chiquilina. Una chiquilina más, desamparada entre otros cientos…

Estaba a punto de rendirme, despierta o en sueños, sino fuese porque haciendo zapping para eludir la publicidad, acerté a encontrar la cara maquillada de la Buendía, expresando la vocación del periodismo, indagando en la búsqueda de la verdad sin por ello dejar por un instante su fidelidad al sensacionalismo.

Como para entrevistar a la madre de la niña desaparecida en el living vacío de la casa, dónde la pérdida era lo único presente, tanto como el vacío subyacente en el programa de la Buendía.

Los contados minutos dedicados a Eva, terminaron por precipitarme a un estado enrarecido de shock y gozosa euforia, como al final de una fiesta con cervezas.

Ocurrió mientras mi mente percibía el llamado desesperado de una madre, verla con valentía interpelándonos a las mujeres de este lado del televisor.

Conversé con ella dos o tres veces, tratando de interpretar el comportamiento de Vale, en particular de cómo eran sus amigas. Entonces, nos habíamos escuchado dominadas por el desconsuelo y la esperanza y por eso, sabía que Eva era de las mujeres que no mienten. La envidiaba en cierto sentido, llanamente, sin avergonzarme.

Miré la pantalla y deseché el mensaje del bronceado actor que ofrecía los mejores servicios de hotelería por menos dinero. Él sí mentía…

Llamé a Eva y le dije que mejor no podía haber estado. ¡Te vi en la televisión!

Ella agradeció el llamado y confesó que lo hizo sin preguntar a nadie, sin importarle nada, todo le chupaba un huevo porque ya no daba más, después de cincuenta y un días del calvario y agónica espera.

Eva era muy joven y el pozo de la desesperación muy hondo.

Antes de cortar el llamado le propuse hacer algo juntas por Vale. Quedamos en encontrarnos después del mediodía, en la parada de ómnibus de Camino Carrasco esquina Hipólito Yrigoyen.

Alrededor de las tres nos vemos, le dije más animada.

 

Caminamos con pasos lentos y tomadas del brazo, con recíproca empatía y una sola esperanza.

 Desde Yrigoyen conseguíamos la distancia ideal como para ver las torres en su conjunto, alineadas como guardianes de hormigón armado, imaginando tontamente o no sé qué, que desde alguna ventana Vale seguía nuestros pasos.

El rato de caminar bajo el sol de otoño nos distrajo como un modo de tolerar las dificultades. Una costumbre de las camareras, reunidas a la mesa con un vaso de alcohol poco antes de presentarse al trabajo en los clubes nocturnos y otros tugurios afines al comercio sexual.

Sin motivo aparente, pero con sesgo intimista, le conté a Eva de un lugar llamado Karim´s Club, lugar donde Candy la artista estrella y bellísima mujer, noche a noche embriaga a clientes y turistas con un show exquisito.

Los dueños del Karim´s, Akash Jain y Omar Rahman, uno inmigrante indio y el otro paquistaní eligieron decorar el local con tapices exóticos, tigres de bengala y elefantes gigantes modelados en bloques de espumaplas por los creativos artistas llegados de oriente en la última inmigración.

Eva encendió un cigarrillo y alcanzó la cajilla mientras me indagaba con la mirada.

Conseguí con mi relato que ella despejase sus preocupaciones y proseguí.

Sí que es verdad, le respondí.

Candy la super estrella del Karim´s además de ser una bella es o fue pareja de Tresfilos Tavares, mi compañero de T.B.&P.

Miré de soslayo a Eva y vi que le había sacado una sonrisa.

La abracé contra mí y mientras caminábamos de vuelta le conté el plan para esa tarde.

El comisario Panzeri al que vos conoces, tenía junto a Margarita la misión de entrevistar esta mañana al administrador general del consorcio. El objetivo es tener la mirada de alguien ajeno, es un ex empleado de PLUNA, como para entender cómo funciona el complejo edilicio, en pocas palabras, indagar en las entrañas del monstruo.

Me arrepentí de la estupidez por hablar de más pero ya era tarde. Eva, presa del sobresalto soltó mi brazo para encender otro cigarrillo.

Nos tomamos un tiempo para fumar en silencio.

Lo mío había sido cosa de una principiante, al no caer en cuenta que a veces las palabras lastiman…

_ ¿Qué estamos haciendo acá? preguntó Eva ya recompuesta.

Tardé en responder buscando expresarlo de forma que facilitara las cosas.

_ La cara limpia, el frente de las torres está frente a nosotras. Por allá, divagué haciendo una seña, está la torre donde vive la familia de Beti.

_ La torre GH-57 dónde vieron a Vale por última vez… dijo ella, agobiada por el no saber y la cercanía a un lugar al que íntimamente le temía.

Puede alguien de mente limpia, continuó como si estuviese en otro mundo, pensar qué mi niña huyó con el padre de la amiga.

_ No tomes en serio los comentarios sin ton ni son, porque pueden volver loco a cualquiera.

_ ¡No conocen a Vale! exclamó indignada mientras sollozaba apoyada en mi hombro.

_ Evitemos los rumores maliciosos que no aportan más que intolerancia, dije a modo de serenar las emociones.

En ese momento escuché la musiquita anunciando un mensaje de Margarita, dando cuenta por dónde fue la conversación con el administrador general.

_ Leo con voz clara:

<comprom dar lista pers de manten>  

<y anteced pers de c-uno>

< ayudara el jefe de logís y el inspec de proveed>

< = jefe de obras de rep y manten>

<él trata con los contratis y el pers transit>

<prom de dar copias planos de las torres>

<Jacinto dice q vam por buen camino>

<nos vemos>

<Jacinto no lo dice pero te resp y admira>

Dicho lo último quedé sin palabras.

_ Es muy lindo lo que había dicho el viejo, dijo Eva y se colgó de mi brazo…

De improviso me besó en la mejilla y susurro al oído:

_ Me gusta estar con vos.

 

Las siguientes dos horas transcurrieron para Hannah como recuerda de sus días de estudiante, el trabajo de campo, el método clásico para investigar in situ.

Al principio, intentamos de modo amigable acercarnos a las personas, de forma ocasional, presentándonos como periodistas de una FM desconocida y haciendo una sola pregunta cómo se estila en los programas de la tarde.

Sin nombres, sin apuntes, ni teléfonos ni grabadores, cara a cara y sin segundas intenciones.

¿Puede decirnos algo de la chiquilina desaparecida la noche del apagón?

Esa era la pregunta una vez rota la desconfianza inicial, al presentarnos mostrando una credencial que me acreditaba como Hannah Bamberger-periodista.

Te cuento, le dije a Eva que me observaba con curiosidad, un amigo de Tresfilos tiene un conocido, de oficio impresor y que en su momento aceptó el desafío de convivir con las computadoras. Ahora, ya viejo y retirado trabaja por encargue falsificando cualquier tipo de documentos, licencias, pasajes aéreos, todo menos imprimir dólares falsos, estableciendo un límite a los riesgos de su negocio.

Las respuestas obtenidas de la gente del lugar, la mayoría jóvenes estudiantes o parados y ancianos jubilados, eran de diverso calibre. Unos advertían el estado de desesperación que acarreaba vivir en un conglomerado urbano habitado por miles de individuos, desconocidos la mayoría de ellos; jaqueados por los cortes de luz o el flaco chorro de agua al salir de las canillas.

_ Soy una anciana y salgo poco de casa, no sé nada de lo que pasó en esa noche.

_ Dicen que la noche del apagón, dijo un hombre cincuentón, en ese apartamento estaban todos drogados… y ellas bailaban desnudas. Después nos quejamos de que pasa lo que pasa y le echamos la culpa al ministro.

_ Nadie desaparece así como así… me da miedo de solo pensarlo, que la Virgen se apiade de esa chica, dijo otra anciana.

_ No sé qué sentir al ver a los jóvenes sin metas en la vida. No sé qué decir, dijo un vecino, ni siquiera de mí mismo…

_ ¡Lo que faltaba! respondió una mujer, ahora a las orgías las llaman cumpleaños.

  Los otros, los más jóvenes, respondían con preguntas provocadoras, insinuaciones sexuales que podrían engrosar el manual del acosador o directamente, manifestando el repudio de sentirse amenazados por la policía y la gente extraña a su barrio.

Al respecto fueron explícitos: nacieron, viven sin ayuda de nadie y un día cualquiera moriremos aquí, al pie de las torres... Y cada uno dijo lo suyo.

_ Flaca, no entiendo la pregunta, lo que pasó aquí pasa en toda la ciudad, dijo un jovencito.

_ ¿Entendés que los que saben callan? respondió otro, tu hija está re fuerte y vos… chicas, invítenme con unas cervezas dijo mientras hacía un sucio ademán.

_ No sé qué pasó, yo vivo en la torre 57 y para mí, dijo un tercero, el relajo que se armó es cosa de todos los días. En este bendito país amamos la libertad.

_ Vieja, habló uno con pasos largos, acá está todo bien, deja de preguntar… si después filtran lo que decimos y sale al aire lo que les da la gana. ¡Chúpenmela putitas!

_ ¡Vení que te cojo pedazo de tarado! escuché gritar a Eva totalmente desencajada.

Desistimos de la tarea, porque ya las torres se interponían al sol del atardecer y rápidamente los alrededores mutaban a lo sombrío. Vimos que los vecinos apresuraban el paso y los perros callejeros buscaban un rincón donde guarecerse.

_ ¡Vamos antes que anochezca! dije con el temor a lo desconocido.

Las cruces pintadas en las paredes, los nombres y fechas, recordatorios sangrientos y homenajes a jefes de tribus, quedaban liberados en medio de coloridas alegorías que marcaban el espacio de lo sagrado. A muchos vecinos atemorizaban, sino simplemente, las pinturas delimitaban el territorio entre grafiteros.

Estaba cansada y se lo comenté a Eva mientras iba en busca del auto.

_ ¿Qué tal una pizza? propuse.

_ ¿En tú casa o la mía? respondió ella sin rodeos.

 

***

 

Con la firma de la señora directora Campo Dónico y de la secretaria de la comisión adjunta, profesora Matilde Cuello se dio por terminada las <Recomendaciones para las/los estudiantes del Liceo Nº 19> visto el estado interno de perturbación prolongada.

Un breve encabezado remitía al veraz (o dudoso) ardid del Caballo de Troya y a una cita tomada del libro La Nueva Troya, de Alejandro Dumas:

“Y Montevideo, la ciudad europea, os mostrará con orgullo a Matilde Stewart, a Nazarea Rucker y a Clementina Batlle, es decir, tres tipos, o más bien dicho tres modelos de raza: raza escocesa, raza alemana, raza catalana”

_ Pídanle a Rita que tiene buena letra, preparar un afiche del decálogo de las recomendaciones, para ponerlo hoy mismo en la cartelera del hall y los pasillos.

La señora directora, Campo Dónico, cincuenta y tres años, respiró profundamente en tanto sus pechos se erguían bajo la presión de la chaqueta abotonada, situación que se repetía a menudo cuando los estudiantes la sacaban de las casillas. En esos momentos expresaba tibiamente el enfado, pero en su interior le hacía renacer el placer juvenil capaz de provocarle un oscuro deseo.

_ Nuestra sociedad, dijo mirando a las demás madres de la comisión, está cambiando mal que nos pese, y ya no quedan escritores de la talla de Dumas o G.K. Chesterton que delimitaban la luz de las tinieblas, asignando a la escritura un sentido trascendente.

Henos aquí, indefensas ante las hordas que pululan por las calles, negros, pardos y mestizos cuyos padres no tienen límite ni moral a la hora de la procreación.

Nuevamente, el desenfreno ha tomado a la sociedad por asalto.

Gracias a la patriótica tarea de los Flores, el gran Venancio y su sobrino mártir, los indios dejaron de ser un problema…

Nuestro problema es que han raptado a una de nuestras alumnas y eso nos convoca a hacer algo positivo para con la comunidad educativa.

Se sabe, la enseñanza es laica y la política de la puerta para afuera.

¿Se entiende?

Bien, piensen algo…

_ Me parece oportuno, dijo una madre con el insomnio pintado en los ojos, hacer un volante, sin firma ni marca como el caballo de Troya, que pregunte:

¿Mamá -con letras grandes- sabés qué estaban haciendo tus hijas, ayer a las nueve de la noche?

 

Comentarios

Entradas populares