Tresfilos Tavares 22 // José Luis Facello

 Día cincuenta y siete.  

Ese viernes de tormentas había oscurecido a media tarde, la calle mojada reflejaba las luces al paso de los coches mostrando el contorno de gente apresurada escapando al frío y a los vientos arrachados.  

Vientos capaces de hundir sin más a los veleros y lanchas surtas en las aguas de La Estacada o el puertito del Buceo.  

Panzeri fumaba un puro mirando llover, de pie junto al ventanal de T.B.&P. mientras esperaba la llegada de Hannah. Tresfilos ojeaba detrás de la mampara los diarios on-line y a ratos, se escuchaba las puteadas atribuidas al dolor en el hombro. Como estatuas, los perros indiferentes al temperamento del amo, también miraban llover.  

Su compadre, reflexionaba el comisario, se había salvado por un palmo de recibir el balazo en la carótida y de haber sido así, entonces no se estaría quejando, ni nada…  

Es un buen muchacho, decidido y de moral limpia, sus debilidades son las mujeres.  

Cuando llegó Hannah la esperaban con café recién filtrado.  

Andy agradeció la invitación de participar en la reunión y prefirió, aduciendo un gran cansancio, retirarse a la casa de Tresfilos.  

_ Les cuento, dijo el comisario.  

Me encontré con Cartagena en la calle y fuimos a conversar un rato.  

Puso al tanto de algunas cosas recientes y una hipótesis inquietante.  

_ Te escuchamos, dijo el detective apremiando por las novedades.  

¿Qué información interesante podrían tener esta vez los de I.P.?, pensó Tavares.  

Hannah puso el anotador sobre las piernas cruzadas, se la notaba feliz.  

_ Vamos por partes, dijo Panzeri.                         

Primero, los resultados de la autopsia de la holandesa Lieke Haak confirman las primeras impresiones, cinco cortes superficiales en los brazos y el abdomen y una herida mortal en el cuello. El asesino es zurdo. La Lieke no fue abusada ni violada.  

La joven vestía un jean y un buzo con el logo de un ave de la patagonia. Calzaba tenis ecológicos, que presumen fueron robados al igual que el dinero y la cámara digital.  

_ Pero ¿qué hacía la holandesa en el basural de Oncativo? preguntó Tavares.  

_ Según una pareja de turistas que la conoció este verano en Valizas, era investigadora de las aves migratorias y usufructuaba, según lo dicho por los viajeros, una beca de postgrado otorgado por una institución europea, que para el caso no interesa.  

_ Alguien la mandó al muere, apuntó Hannah.  

El comisario ignoró el comentario por el trasfondo tendencioso que escondía. Y con las mujeres de hoy día… pensó calladamente.  

_ Bueno, el peritaje en el lugar del hecho confirma que él o los asesinos olvidaron en el apuro el teléfono celular de la muchacha, cuando encontraron en la montaña de basura el cuerpo de espaldas y el aparato entre la mugre, por lo que estiman, que lo llevaba en el bolsillo trasero del pantalón.  

Las últimas secuencias de selfies y fotografías van de Casa Pueblo a la Barra y de Valizas a los bañados del aeropuerto de Carrasco. Un joven maletero, hay una selfie que los muestra a los dos muy sonrientes, recuerda que la muchacha le preguntó en español internacional, sobre las aves de la zona. Y como llegar a un lugar tranquilo y apropiado para tomar notas y fotografías.  

De inmediato, testimonia el joven, la ayudó a cargar la mochila y le indicó como llegar al cercano Parque Roosevelt y los bañados aledaños donde habitan aves diversas.  

_ Y la mochila ¿la encontraron?, intervino la mujer.  

_ No, que yo sepa.  

_ ¿Se sabe algo del asesino?, inquirió el detective.  

_ Dice el comisario Cartagena que están peinando los barrios aledaños al aeropuerto, del parque a Santa Teresita, de los lagos de Shangrilá al Paso Carrasco, pero sin resultado positivo hasta ahora.  

Tavares fue por más café y los antibióticos en consideración de la hora.  

_ Del otro asunto que me contó Cartagena es, el caso del ahogado en la colectora de aguas sucias del Buceo, como lo presentó la Buendía en el informativo de las nueve.  

Cuando los marineros hallaron el cuerpo entre las rocas, estaba boca abajo y pensaron que se trataba de una infortunada y bella muchacha.  

Pero muy pronto, al llegar los peritos desestimaron las primeras impresiones.  

Después del trabajo del fotógrafo y la inspección ocular por los alrededores, al levantar el cuerpo y colocarlo en la camilla constataron que era un masculino.  

Un perito de mente sucia lo bautizó el caso Adonis.  

_ ¿Alguno de ustedes sabe qué significa? preguntó el comisario, que por parecerle un asunto perturbador no le comentó nada a Margarita. Y recién ahora caía en no haber tenido en cuenta, con tantas cosas en la cabeza, buscar en internet.  

Tavares sorbió el café hasta el amargor de la borra.  

_ Según el mito griego, Adonis era un hermoso muchacho, pero el deseo incontrolable muchas veces terminaba por desatar terribles disputas entre los dioses.  

El comisario sobó el puro y nuevamente lo encendió.  

_ ¿Se sabe cómo murió el joven?  

_ Está descartado que haya muerto por ahogamiento, máxime al constatar cortes superficiales y un tajo profundo en la garganta. La víctima no se defendió del agresor, no tiene heridas en las manos y los raspones serían fruto de la deriva entre las rocas.  

_ La muerte de Adonis se produjo por los colmillos de un jabalí, dijo Hannah con opinión sesgada como un plus de T.B.&P., pero es solamente una rara coincidencia.  

_ No hay registro de las huellas dactilares de Adonis, dijo el comisario, pero ya apuntan a creer que se trata de un turista extranjero.  

Lo único distintivo que encontraron fue una medalla al cuello con el logo del ancla y los remos, y la inscripción del Clube de Regatas Guanabara.  

Y por ese lado se orientan las primeras investigaciones de I.P. dijo Panzeri, para a continuación, referir a la hipótesis del comisario Cartagena.  

El relato del comisario fue transmitido con parecidas palabras a como las escuchó de boca de Cartagena, con el mismo tono confidente y la gravedad en el rostro cuando las palabras no alcanzan a describir la sinrazón de los acontecimientos.  

El detective lo escuchó atentamente, pero Hannah superada por el asesinato de la muchacha, salió al patio a fumar.  

_ Estoy cansado y quiero aprovechar a manejar ahora que paró de llover, dijo Panzeri despidiéndose de sus compañeros.  

Del fondo de la antigua panadería renacían los olores a masa fermentando y a la salsa de tomate y al orégano. Andy, la ocasional cocinera, mantenía vivas algunas tradiciones del país de las cuchillas y en son bromista azuzaba a Tavares y Hannah por su condición de montevideanos desatando la polémica, salpicada de dimes y diretes, risas y abrazos. Sin proponérselo, Andy consiguió el cambio de humor entre sus amigos.  

_ ¿Llegaste a algo de lo dicho por Cartagena?, preguntó Tavares.  

Hannah había encendido otro cigarrillo pensando en Eva.  

Durante todo el día había esperado un mensaje en respuesta a los suyos, parecía egoísta de su parte, pero el silencio no llevaba a ningún lado. Quedaba claro que sin su hija, Eva padecía horrores, acorralada entre el mutismo de la anciana que cuidaba y la soledad acompañante al resto de los días y las noches.  

Ella misma que vivía su propia soledad creyó encontrar en Eva a una amiga y amante, pero ahora dudaba. ¿Y si todo no había pasado de un juego, cervezas y una noche lujuriosa?  

_ Te escucho, dijo Tavares sin preocuparse, porque Hannah era de las personas que en sus meditaciones se evadía sin importar el momento ni lugar.  

Lo asoció al clásico amague y me voy, del viejo ministro.  

_ Bueno, dijo Hannah rompiendo el silencio, relacionar el crimen en el basural, el asesinato del supuesto brasileño y la posibilidad de crímenes no develados, es insostenible en el caso de Valeria Piriz. Me parece un despropósito, una interpretación atrevida que carece de rigor científico.  

Y una falta de respeto para la madre y los que seguimos buscándola.  

_ Hannah, dijo el detective apelando en tono persuasivo, Cartagena solamente puso en palabras los datos y fotografías clavadas en la pizarra.  

El comisario y su equipo están urgidos por resultados contundentes, los dichos y las hipótesis afiebradas me parecen cosas del momento. Comprende que en rueda de prensa o por trascendidos telefónicos, Cartagena o su segundo tienen que emitir de mínima un comunicado de estos tres casos, que en minutos se convertirían en titulares con ribetes sensacionalistas.  

Jessica Buendía está entrenada para sacar provecho de una sola palabra ambigua…  

_ Y si no encuentra dobles interpretaciones las inventa… para eso le pagan ¿o no?  

_ Como sea, dijo Hannah con espíritu crítico, me pareció de muy mal gusto como no sea alimentar el morbo, traer a cuento los tres crímenes perpetrados por un asesino serial en los años noventa.  

_ De cualquier manera hay que estar atentos… y también provocar a la intuición, dijo el detective.  

Te fijaste que un móvil puede ser el robo, un insignificante robo. El otro se orienta a una muerte en el mar, y descartada la asfixia o un accidente, queda en un posible caso de asesinato…  

_ Podría haber sido una pelea consecuencia de la ingesta de alcohol o drogas.  

_ Sino ambas, resumió el detective.  

_ O el fruto envenenado del amor y los celos, dijo Hannah.  

_ Encendió dos cigarrillos y convidó a su socia.  

Desde el fondo se escuchó la voz de Andy llamándolos a comer.  

_ Tresfilos te cuento algo que queda entre nosotros dos.  

Tavares acomodó su corpachón de semipesado y aguardó mirándola con afecto.  

_ Te escucho amiga, dijo él.  

_ No sé en que anda Heber. Se comunica de tanto en tanto, viaja menos, no sé…  

Mi esposo ha cambiado.  

_ Hannah, sabemos cómo es, obsesivo en el trabajo y la meta de hacer plata en una década. Y desde que se lo propuso han pasado cinco años. ¿Qué pudo haber cambiado?  

_ Era eso, crecer como contratista en la obra de modernización del aeropuerto o irse a una empresa petrolera en el golfo Pérsico, a Irak o Arabia Saudita.  

_ Bueno trabaja cerca ¿cuál es el problema?  

_ No sé si es un problema, pero consiguió de la noche a la mañana ser representante, o testaferro, de un empresario brasileño dueño de una gran estancia y un frigorífico radicados en nuestro país.  

_ ¡Hum! Eso sí que es novedoso…  

_ Si lo decís por los extranjeros manejando las cosas a su interés y capricho, volvemos a los tiempos de Liebig.  

Tavares pitó profundo atontando sus pulmones en el mismo momento que cayó en cuenta, asociando al emporio frigorífico Liebig con la época de oro de Fray Bentos…  

_ Tengo otra novedad, dijo Hannah en honor a la amistad con Tresfilos.  

_ Te escucho, dijo él sonriendo.  

_ Tengo un amorío…  

_ Entiendo…  

_ Entristece sentirse abandonada.  

_ ¿Conocido?  

_ Conocida, es una mujer.  

 

***  

 

Cuántos años luz de distancia llevaré recorridos desde que perdí de vista la última estrella, un brillo apenas distinguible en la vastedad del negro espacio interestelar, pero un brillo suficiente como para transportar mis cabellos anudados.  

Hasta dónde guardaría su memoria la sensación de oscuridad o frío, el sentido del tacto, o la percepción del mundo exterior atravesado por mis lágrimas, hasta dónde la noción del bien y el mal,o la facultad de oler a podredumbre.  

Estaba resignada sino desesperada a no por resistir la inmensidad que enfrentaba, con el mismo asombro del astronauta en el viaje a los confines de nuestra galaxia y más allá, dónde las dimensiones desconocidas son devoradas por los agujeros negros y los monstruos míticos, oscuridad infinita donde acechan alienígenas de otros mundos, tanto como para transmitir a la Estación Espacial Internacional: Dios está en la tierra.  

La Junta Superior nunca se lo perdonaron y las aseguradoras tampoco, que de modo inequívoco archivaron el legajo: “ASTRONAUTA A LA DERIVA EN MISIÓN DE EXPLORACIÓN INTER-GALÁCTICA 2000/2100”  

Llevó algo de cordura a su pobre cuerpo invisible y lo reconoció al comerse las uñas con el sabor rancio del roído esmalte violeta. Y percibió rato después el doloroso vacío y la acidez recorriendo sus vísceras, cuando vomitó lo que suponía por el gusto desagradable, tortilla de papas.  

La memoria reconoció el sabor de la fritura de papas y cebollas, el aroma original del orégano y la pimienta, reaccionó a mayor velocidad cuando registró algunos sonidos archivados, entre ellos la voz de su madre. Un nuevo estímulo trajo a la memoria las palabras fundantes de su ser, mamá, Valeria, te amo…  

De a ratos, como una máquina computarizada, con millones de circuitos y neuronas interactuando percibía que las cosas se ralentizaban y entonces el miedo la llevaba a dejar de percibir, más si cabe, las funciones de su oscurecido raciocinio.  

Desde entonces, se dio a pensar como un animal nocturno.  

Antes pensó en el animal conveniente, murciélago o ratón de campo.  

Hizo un débil esfuerzo por parar las orejas, rasgo instintivo como los perros, tratando de escuchar las gotas de agua al golpear el suelo, a orientarse en las tinieblas a dónde estaba la puerta y dónde la saliente de la columna, al zumbido de los moscardones o al olor a filtraban las paredes, creía saber la ubicación exacta del eclipsado brillo al que había puesto empeño, sueños y esperanza.  

Como un astronauta orientándose en las coordenadas equivocadas, pero persistiendo en creer que su plan de vuelo era correcto, ella se pellizcaba los brazos bajo la frazada y decía como en un rezo, estoy con vida…

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