Tresfilos Tavares 28 / José Luis Facello

 


Día sesenta y ocho 

Del medio tanque convertido en parrilla se elevaba el humo hacia los techos vecinos. 

Tresfilos tomaba sol recostado en un banco junto a los perros, cuando advirtió las risas de las mujeres al otro lado del portón. 

Dejaron las bicicletas a un lado y saludaron al detective con la alegría del reencuentro. Tresfilos se sintió interpelado por la mirada de Eva, porque la mujer en la búsqueda incansable por dar con su hija, esperaba respuestas, descifrar un signo, algo tan siquiera que permitiera asomarse a la verdad de lo ocurrido a su niña.  

Ella seguía esperando algo de T.B.&P.  Pero qué pedir sino más no sea, una palabra de aliento para seguir viva. 

_ Con vos Eva, me siento más en deuda a cada día que pasa… dijo el detective. 

_ Gracias a ustedes dos tengo fe en que la encontraremos, dijo Eva. 

El desmadre en las torres, dijo la joven madre, es una señal clara de que algo importante está ocurriendo a la vista de todos, menos para la Buendía y el pelotudo del comisario a cargo, que hablan de todo menos de lo que importa.  

_ Venimos de las alturas de Malvín, intervino Hannah, y te digo que nunca había visto algo parecido. El barrio está lastimado y la desolación se impone sobre cualquier otra cosa, solo observar las caras semi ocultas detrás de las ventanas son suficiente evidencia del clima latente de terror. 

No me extrañaría que dentro de un año constatemos en ese barrio el aumento del índice de suicidios.  

_ Uno cada once horas, la mayor causa de muertes después de los accidentes de tránsito y los homicidios en 2019, dijo Tresfilos evocando el reinado del absurdo. 

La parrilla no espera, vamos a comer algo, propuso. 

Las mujeres se encargaron de poner la mesa, advirtiendo socarronamente al dueño de casa que en su momento le correspondía levantar la mesa.  

_ No hay problema, estoy acostumbrado a las prácticas de un hombre independiente, respondió con ironía mientras traía una tabla con la comida. 

_ ¡Guau! exclamó Eva, no lo hubiese imaginado. 

_ Tresfilos estás al top de ser el hombre ideal, concluyó Hannah. 

_ Almuerzo para deportistas, dijo Tresfilos presentando los boniatos asados, un morrón conteniendo un huevo y pinchos de pollo al picante.  

Sobre la parrilla, quedaban para el final otros pinchos de cerdo trozado regado con mostaza y miel. 

Comieron distendidos y conversaron largamente a la sobremesa de ese domingo soleado. El tiempo transcurrió indefinidamente hasta que Hannah propuso un brindis. 

_ Por todas y todos… los que hacemos las cosas con amor, dijo a modo de manifiesto en un mundo plagado de mentiras y odios. 

Al atardecer, Eva preparó el mate y Hannah unos panqueques con mermelada. 

Tresfilos fumaba en el patio y más allá escuchaba parte del diálogo. Ellas parecían convivir con la tragedia y la esperanza en dosis suficientes, como para sobrellevar con entereza las dificultades.  

Por un momento se fundieron en la ternura de un beso. 

En situaciones límites las mujeres son más fuertes, pensó el hombre recordando las peripecias extremas con Andy y su padrino. Cómo olvidar el tiroteo en la casa de piedra en medio de la cuchilla Grande y después eludir el cerco de los perseguidores alojándose en hoteles y pensiones de mala muerte.  

Pancho Cruz, el padrino, resultó un tipo con la integridad de otro siglo signado por otra violencia y parecida indignidad del presente. 

Y qué no decir de Ñambi, peregrinar desde su tierra guaraní, buscando oportunidades en medio de lo desconocido, por los idiomas o las situaciones imprevistas provocadas por su belleza. Deambular de un lugar a otro, hasta poder establecerse y tentar a una vida nueva en el Karim´s Club. 

Malevo y Chase, ajenos a todo mordisqueaban los restos del cerdo. 

_ ¿Qué les puedo decir? dijo el detective a una pregunta mientras sorbía la bombilla.  

Según Panzeri que es nuestro interlocutor con I.P. y el comisario Cartagena en particular, Tavares no levantó la vista, pero sintió que Eva le perforaba el cráneo con el pensamiento, las investigaciones en torno al muerto del Buceo pueden resumirse así. 

El brasileño ahogado, en realidad fue asesinado como deja constancia el informe de los médicos forenses y de inmediato quedó un velero retenido en Piriápolis, hasta que se aclaren algunas dudas en torno al timonel, también brasileño; y una mujer de la que nada se sabe a partir de desembarcar en Punta del Este.  

_ ¡Cuánto suspenso! dijo Hannah a modo de distender lo dicho por Tresfilos. 

_ Sin misterio no hay caso, respondió el detective, pero las desavenencias entre parejas hetero o gay, abundó innecesariamente, a veces terminan de modo inexplicable y este podría ser un caso más donde se impuso la irracionalidad.  

_ El costado bestial de los humanos… pronunció Eva con un hilo de voz. 

El silencio resultaba perturbador y el aire viciado.  

_ El móvil existe, pero no hallaron el arma homicida, todo depende ahora de los teléfonos y sacarle una confesión al asesino. 

¿El hombre o la mujer? no lo saben, al día de hoy la policía estrecha el cerco sobre los dos únicos sospechosos. El intercambio de información con Interpol puede ser de ayuda.  

Lo que sí es raro y sorprendente es la identidad de la garota en cuestión y que de alguna manera involucra a T.B.&P. 

Sí, una mujer conocida, respondió. 

Nombrada Nina por sus amigos navegantes. Y que para nosotros, resulta ser nuestra clienta más importante, Antonina Creuza. 

Eva bajó la mirada y no pasó desapercibido para los otros. 

_ Esto funciona así Eva, dijo el detective de modo amigable. Hay casos de los que obtenemos los recursos para solventar los gastos de la agencia, y también existen otras situaciones teñidas por la injusticia, que requieren de nuestra experiencia y ayuda.  

Estos son los casos que dignifican nuestra profesión…   

Los panqueques, uno a uno fueron comidos por el gusto a lo casero, la ronda de mate continuó internándose en la noche. Los perros dormitaban debajo de la mesa. 

Tavares pensó en una perfecta noche de otoño. Con la luna sobre sus cabezas y ni pizca de viento. Ideal. 

_ Sí, ayer a la tarde se presentó Shaira en la oficina. Llegó sola y sin previo aviso, una situación que me incomodó sin saber bien a qué atribuirlo. 

Nos sentamos en el lugar de espera, frente al ojo de la cámara porque la muchacha es menor de edad y la situación con respecto a su padre es por demás… delicada. 

Y de eso ella necesitaba hablar. 

Bueno, Shaira dio un rodeo porque la situación de su familia se complica a cada día que pasa. Las manos inquietas y el ceño fruncido mostraban el esfuerzo de la muchacha por encontrar las palabras, el modo de decir algo que a ella y a su madre las desborda por completo. 

El detonante que llevó a la madre a la combinación ambigua de un ataque de nervios y la felicidad del reencuentro, fue que en una de estas noches, Lalo Bermúdez regresó de incógnito a la casa.  

La primera impresión de Shaira fue verlo muy desmejorado. 

El sujeto que anda escapando, pidió comer y todo el dinero en efectivo que pudieran facilitarle, plata que obviamente no era mucha.  

La madre hizo lo que Lalo exigía, porque se había enamorado de jovencita y amaba al tipo sin reparo ni importarle nada,expresó Shaira.  

Sus padres habían probado suerte en Francia, trabajaron en una finca rural, se embriagaron y armaron camorra, tuvieron hijos, el retorno al país y lo que ya sabemos… 

Pero la mujer es empleada municipal y viven de un sueldo, los billetes que tenían eran los del gasto semanal cosa que al tipo lo enfureció. En agradecimiento le dio un sopapo para exigirle que fuera urgente a la casa de la madre a pedir más. El esperaría su regreso en la casa en compañía de la muchacha. 

_ ¿Qué motivaba la visita de Shaira a T.B.&P? preguntó su socia. 

_ Les cuento, aunque me pareció insólito su pedido, confesó el detective. 

Me rogó que no cobrara venganza y desistiera de matar a Lalo Bermúdez… 

De mi parte le pregunté de dónde había sacado esa idea descabellada. 

La noche del cumpleaños de Beti, comentó Shaira, su padre llevó el arma que guardaba en el aparador del living y no regresó a la casa, pero restaron importancia al asunto porque el hombre solía andar calzado y extraviarse en noches de ronda… 

Después pasó lo del entrevero en la galería de arte, puntualizó la muchacha, tenía el sello de su padre, aunque no imaginaba que por violento se atreviera a matar. 

¿Cómo te enteraste de algo que muy pocos conocen? le pregunté entonces. 

Me lo dijo tu socia respondió, en tanto el hombre desviaba la mirada al encender un cigarrillo. 

Eva dijo que iba por más agua caliente para el mate.  

Al detective le pareció un movimiento evasivo… 

Hannah no fue a menos y dijo que la infidencia a Shaira resultaba de una relación de contención y amparo de ella hacia la frágil muchacha. Se lo dijo antes de incursionar a las torres mientras esperaban a los grafiteros. Estábamos muy nerviosas… 

Aunque Tresfilos no lo preguntó, Hannah cambió de conversación y secretamente le dijo estar poseída por una extraña y gozosa felicidad.  

_ Amo a Eva y quiero ayudarla a encontrar a su hija, remató la mujer. 

_ Amiga, sabes que podés contar conmigo, dijo él. 

Optaron por refugiarse en la cocina donde la mateada se prolongó un rato más. 

Las mujeres desistieron usar las bicicletas por los peligros acechantes en las calles y aceptaron sin más que Tresfilos las llevara a casa de Hannah. 

Al regreso, Tavares se quitó los championes y recostó en la cama vestido como estaba. 

Se despertó sobresaltado desde que la alarma del teléfono insistía en fastidiarlo. 

_ Tavares, Bamberger y Panzeri… 

_ Tresfilos, eu preciso falar com voce, dijo Antonina Creuza. 

 

*** 

 

Las sienes palpitaban a mil y la sangre cosquilleaba por mi cuerpo de un modo que ya había olvidado. Bajé dos escalones en penumbras, abajo en el descanso, la luz difuminada entre el aire viciado y las paredes de hormigón recordaban que existía en alguna parte una salida. 

En el tercer escalón me detuve un momento, en medio del silencio, bajé otros dos escalones y me paralicé cuando las cosas, paredes y escalera empezaron a girar a mí alrededor.  

Entré en pánico, cerré los ojos y en el mundo de las tinieblas fui recuperando la tranquilidad. Me senté sin abrir los ojos, palpando la húmeda pared y los escalones encharcados por las filtraciones.  

El espíritu de los ciegos me mantuvo protegida mientras estuve inmóvil, y por un momento me sentí una lechuza de campanario o un murciélago, pero mientras ellos aguardaban la oportunidad de la caza, yo tenía una sola idea: no ser cazada por segunda vez. 

Me sentía libre… aunque no fuera más que una posibilidad.  

Respiré hondo dos o tres veces, descansé y más recuperada, concentré todas mis fuerzas para gritar al vacío. 

El aire sucio en los pulmones sirvió para acelerar el pulso y el bullicio que asaltaba mi cerebro a poco dio paso a susurros amigables. Las imágenes de mis amigas se superponían con risas exageradas y gestos obscenos, muy de todas nosotras en las juntadas en la plaza. Entonces, ni Loli escapaba a nuestras reuniones paganas. 

De solo recordar el banco de plaza, la arboleda y el cielo, mis párpados se apretaban cegados por las luminosas imágenes de los días felices. 

Me sentía libre… sentada en la escalera, escuchando la voz cristalina de la profe Ibáñez provocándonos a discernir sobre la noción que teníamos de la libertad. A percibir el manoseo sucio de la palabra, asociada a los eslóganes publicitarios, al gozoso uso de los perfumes importados expresado en lo gestos de las bellas y exóticas modelos, o del jabón líquido demandado por las sencillas amas de casa de cabello recogido.  

La Ibáñez planteaba el concepto de libertad traspasando las fronteras de la política y la religión como los migrantes clandestinos, visibilizaba a los ninguneados con las palabras de Galeano. Preguntándonos hasta dónde conspiraba el uso y abuso de las convenciones, como para ser libres o zombis… 

¿Y si la libertad va por otro lado? en traspasar algunos límites alojados en el cerebro, como para que lo recorrido por la vida sea la libertad misma. 

Pero cuidado advertía la profe, en cruzar ante los semáforos en rojo. Recomendaba tener una mirada amplia de los otros, lo contrario expresa el odio de los dogmáticos o las certezas de los tecnócratas, o la sinrazón de los millonarios tan de moda en los tiempos modernos. 

Respiré nuevamente hinchando los pulmones de aire con olor a esperanza. 

Me incorporé, bajé otros tres escalones y vi con alegría el descanso a mis pies. 

Todo empezó a girar nuevamente y caí de cuerpo entero en las tinieblas. Cuando recuperé la visión, se acercaba una figura, pero sin poder distinguir entre un joven apuesto o un ángel tallado en la imaginación… 

Él me transportó acunada entre sus brazos, apoyó con delicadeza la lata de Coca-Cola en mis labios y luego, recostó suavemente sobre la frazada. 

Cuando la espectral figura desapareció, retornaron las penumbras a mí mente con el sello del clak al cerrarse el candado. 

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