NÚMEROS DE CRISIS./ José Rocca

 



Las cifras oficiales del BCU registran tres trimestres consecutivos de descenso del PBI. Más allá de los efectos del confinamiento derivado del Covid 19, crisis y recesión se encontraban latentes y ya son inocultables.

Desde el tercer trimestre de 2019 se suceden y agravan datos económicos negativos. Durante el segundo trimestre 2020, el descenso del PBI alcanza el 10.6% con respecto al mismo período del año precedente.

La apuesta indiscriminada a grandes capitales privados-preferentemente extranjeros- como motor de la economía demuestra claramente sus límites. Zonas francas, renuncias fiscales, subsidios, sacrificio de naturaleza y vida, han servido para engordar billeteras de sectores privilegiados pero no para promover el desarrollo del país.

Monocultivos de eucaliptus, soja, se han articulado con enormes latifundios en manos de grupos transnacionales. Empresas industriales y de servicios han sido absorbidas o liquidadas para transformarlas en grandes importadores acentuando la dependencia tanto en términos de transferencia de ingresos al exterior, como en subordinación de decisiones locales a las necesidades de centros mundiales de poder económico.

En fases de crecimiento la riqueza se ha concentrado, extranjerizado, mientras paralelamente incrementó la deuda pública.

El último quinquenio demostró además la fragilidad de la dinámica. El retorno de los precios de productos primos a la normalidad luego de fases de fuertes incrementos, y el control de los rubros más apetecidos mermó la afluencia de inversiones y el país ingreso en una fase de estancamiento.

Deterioro de la actividad primaria, industrial, comercial se fueron extendiendo. Apenas el rubro telecomunicaciones sobre valorado, mantuvo las cifras del producto levemente al alza desde 2016 al 2018. Síntomas claros de la crisis se reflejaron en la ocupación que fue reduciendo progresivamente.

El descenso de la actividad económica también comenzó a repercutir sobre las finanzas del Estado y en particular sobre los déficit de un sector público, agobiado por la magnitud de los intereses de deuda y el apoyo a los grandes sectores del capital mediante diversos instrumentos.

La coalición multicolor ofrece profundizar aún más el camino que ha devenido en la situación actual. Los resultados amenazan ser muy negativos para el país y en especial para los sectores populares.

La apertura irrestricta y el fomento del denominado agro negocio han llegado a un límite difícil de superar. Producción de soja, celulosa, exportaciones cárnicas dependen del clima en su magnitud y de precios internacionales de los que la actividad local es apenas receptora.

La acentuación del proteccionismo en los grandes mercados importadores y la pandemia del corona virus adicionan incertidumbre al “modelo”.

Gran comercio importador y sector financiero se encuentran también acotados por un mercado local que se reduce y el turismo amenazado por el retraso del tipo de cambio y el contexto de la región.

La política de reducción de salarios y jubilaciones, amén de recortes de gastos restringirán aún más el consumo interno.

Después del repunte natural fruto del reinicio de diversas actividades, las perspectivas son de estancamiento o crecimiento escaso para los próximos años.

En ese escenario, el gobierno representativo de la oligaquia local e intereses imperiales se encontrará en dificultades incluso para mantener la coherencia entre sectores económicos cuyo punto en común es trasladar la crisis a los sectores populares, pero cuyos intereses difieren especialmente en las políticas respecto al tipo de cambio.

GOTITAS DE ECONOMÍA

    • El presidente de la Asociación rural G. Capurro expresó su apoyo a la política del gobierno de no crear nuevos impuestos- claramente se refiere a las grandes riquezas- y recortar gastos – difícilmente se refiera a los intereses de deuda o subsidios a grandes capitales- Seguramente también está de acuerdo con las rebajas de salarios reales.
    • Complementó su discurso con alusiones a desigualdades sociales que “van a existir siempre” y “es justo que así sea”. Todo muy coherente con un sector social cuyos grandes latifundios, históricamente se asentaron en la apropiación de tierras que correspondían a la población originaria, convalidada jurídicamente por la dictadura de Latorre en el siglo 19.
    • Las exportaciones desde Uruguay en el mes de agosto descendieron 18.3% respecto al mismo mes del año 2019, según datos de Uruguay 21. En el acumulado del año la reducción es de 17%. Durante 2019, el 93% del valor exportado fue realizado desde 186 empresas que representan el 25% de las unidades del sector. Concentración que le dicen.
    • La privatización de PLUNA, primero con Varig y luego con Leadgate, significó fuertes pérdidas para el país. A eso se agrega un juicio insólito contra el Estado oriental. La historia se repite con diferentes nombres. ¿A quién sirven las privatizaciones?
    • El gobierno de Francia ha expresado su oposición a los acuerdos de “libre comercio” entre la Unión europea y el Mercosur. Se suma así a Austria y los países Bajos. Los agricultores europeos defienden sus intereses y los gobiernos los protegen.
    • El argumento es la defensa del medio ambiente. Mientras tanto grandes empresas químicas con sede en Europa venden agrotóxicos para las plantaciones de soja y otros monocultivos primarios. También trasladan fábricas de celulosa y otros eslabones de actividades contaminantes del territorio, agua, aire, vida, paisajes, hacia el sur.

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