No llores hoy lo que no supiste defender ayer / CARAS & CARETAS


  

El Parlamento acaba de perpetrar la infamia pergeñada por Luis Lacalle Pou.

Tras la inmoralidad del 30 de noviembre, cuando durante la votación del Presupuesto la Cámara de Senadores aprobó la derogación de la ley 19.771 (del gobierno de Tabaré) que obligaba a presentar comprobantes de los gastos incurridos en el marco de misiones oficiales, ahora han alcanzado el pico máximo de sumisión a los intereses de la clase dominante. Los oficialistas aprobaron un proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo que permite postergar hasta diciembre de 2021 la licencia y el pago del salario vacacional de 2019 a trabajadores del sector privado, a la vez que se priva, a los trabajadores que hubieran cobrado subsidio especial por desempleo, de la generación de licencia por el período no trabajado. Todo con la bendición de Mieres.

Tal como señaló Óscar Andrade, esto implica un financiamiento por parte de los trabajadores, contra su voluntad, a las empresas. La aprobación de este proyecto ampara la ilegalidad. Tiene razón el Boca cuando afirma que el Parlamento da un mensaje a los empresarios: “Los financiaremos, pero no con apoyos del Estado, sino con el salario vacacional y la licencia de los trabajadores”.

 

Pobrecito, mi patrón

Graciela Bianchi acusó a la oposición de no ser consciente de la situación crítica que vive el país. Así piensa la derecha. Si las cosas van mal, quienes deben sufrir las consecuencias son los de abajo; jamás los de arriba. Siempre el empleado; jamás el patrón. La mucama, el peón, el albañil que esperaba esos pesos para ponerse al día con sus deudas, tendrán que ver cómo solucionan sus problemas; porque el patrón tiene “un nivel de vida que mantener”. No le pidas que venda uno de sus automóviles para cumplir con sus empleados; no le pidas que consiga un préstamo al banco para estar al día con sus obligaciones. El neoliberalismo no es una ideología; es un modus operandi, un plan de explotación y robo descarado, profundamente inmoral.

Ni Bianchi ni sus cómplices tienen idea de lo que es pasar hambre y miseria, ni el dolor de un padre o de una madre por no poder dar a sus hijos cosas elementales, ni la vergüenza de pedir algo a sus vecinos para poder alimentar a su familia. No tienen idea de lo que sufrirá con esta medida una madre soltera. Mientras los patrones festejarán las fiestas con sus tradicionales bacanales, a los trabajadores les esperan unos días de mierda. No me jodan con que estoy usando malas palabras. Malas palabras son neoliberalismo, coalición multicolor, explotación, demagogia, mentira y cinismo. Podrán acusarme de ser irrespetuoso, pues sí. Es que cuando los de arriba pierden la vergüenza, los de abajo perdemos el respeto.

 

Lo confesaron y no quisiste oírlos

Cuando un periodista le recordó al entonces candidato Luis Lacalle Pou que el Frente Amplio había aumentado siempre los salarios por encima de la inflación y que teníamos el Salario Mínimo Nacional más alto de América Latina y el Caribe, el hoy presidente señaló que no sabía si eso era bueno, dando a entender que habría más empleo si los salarios fueran más bajos. Consecuente con aquella confesión neoliberal, desde marzo ha hecho todo lo posible para paraguayizar la economía. Hace pocos años, la ministra de Trabajo de Paraguay visitó Uruguay y se jactó de lo bajo que era el SMN en su país y que la mayoría de los empleadores pagaban por debajo de la cifra fijada por el Estado. Repito: se jactó, no se lamentó. Lacalle va por ese camino.

Uno de los popes neoliberales del Partido Nacional, Gustavo Licandro, que fuera subsecretario de Trabajo durante el gobierno de Lacalle I, clama por la eliminación de los Consejos de Salarios y el Salario Mínino Nacional. “Los Consejos de Salarios son los enemigos de los desempleados, solo son queridos por los negociadores y por los sindicalistas; pero, en definitiva, los Consejos de Salarios, para aquella persona que perdió su trabajo, le ponen una barrera tan alta que no logra recomponer su vida laboral”. 

Por supuesto que quien lo dice tiene el estómago y los bolsillos repletos. Por supuesto que si permitimos la explotación laboral, llegarán legiones de inversores al país, porque pagarán una miseria a los empleados; pero ¿en eso queremos convertir a Uruguay? ¿En una republiqueta bananera? El Partido Nacional y sus cómplices multicolores así lo están demostrando. Para ellos, el problema del país es que los trabajadores, jubilados y pensionistas ganan demasiado y bastaría con que comieran salteado para vivir muy bien con la mitad de los ingresos actuales.

No mintió Julio María Sanguinetti cuando durante una cena prometió a un grupo de empresarios negreros que la coalición iba a “desplumar al pollo, pluma por pluma, para que no grite tanto”. Efectivamente, uno a uno, van cayendo los derechos de los trabajadores con la excusa de la pandemia. 

El directorio de Antel acaba de aprobar un aumento cercano al 10% para los servicios de datos y al 7% para la telefonía móvil. En momentos en que la situación nos empuja hacia el teletrabajo, aumentan el costo de internet. Por otra parte, los recortes continúan dañando siempre a los más débiles. Primaria ha decidido dejar sin clases de psicomotricidad a unos 200 niños y niñas de jardines de Montevideo y Paysandú. El Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) no renovó el convenio de Educación Psicomotriz con la Universidad de la República por el cual se atendían a estos niños. También se perjudica, y en un momento crítico en lo económico y laboral, a las personas asignadas a estas tareas. Eso sí; para aumentar los salarios de los jerarcas políticos y comprar aviones y metralletas, siempre hay dinero.

 

Nos ganó el flautista

Mientras tanto, Lacalle II hace lo que mejor le sale: mantener amarrados los votos de militares y policías. No ha hecho nada positivo por ellos; pero sabe endulzarles el oído. Tras saludar a los policías en su día, mostró el regalo que una niña, hija de una mujer policía asesinada, le había obsequiado. “Una niña cuya madre policía fue asesinada me hizo este regalo. Desde ese momento me acompaña en mi escritorio”.

¿Está mal? ¡No! Está genial. ¿Quién puede ser tan miserable de no enternecerse ante esta escena? Ahora, policía que lees, salgamos brevemente del estado de hipnosis y extrema sensibilidad. ¿Qué gobierno fue el que multiplicó tu salario? No fue este. Por el contrario, Lacalle Pou te ha quitado salario real y aumentó las tarifas de los servicios públicos en plena pandemia. ¿Qué gobierno modernizó tu equipo, armamento y tecnología? ¿Qué gobierno terminó con la dictatorial costumbre de los oficiales de ponerte preso, como si fueras un delincuente, por una falta administrativa? ¿Con qué gobierno pudiste sindicalizarte? Fue en 2006; así que la respuesta es obvia. Antes, te daban de baja si protestabas por tus derechos. Sin embargo, el Frente Amplio, cometió un error garrafal y estúpido: creer que alcanzaba con dar a la Policía lo que jamás hizo otro gobierno. Fallamos en algo elemental, como hacer acto de presencia durante el velatorio de un policía asesinado por criminales o ir a visitar a un policía herido. Los homenajes a los héroes se hicieron de manera tardía y ni Dios se enteró de ellos.

Allí, en filas azules, teníamos el puñado de votos que nos faltaron para ganar la elección. Perdimos contra el flautista de Hamelin, y para eso, no tenemos excusas.

Tampoco son admisibles las excusas de los que votaron a la derecha y ahora se están lamentando. Por ahí andan algunos llorando porque cayeron los convenios laborales para cientos de miles de trabajadores y la Unatra se queja de que no podrá negociar otro convenio. “Lamentablemente implica, desde el comienzo, una pérdida de salario”, comentó el dirigente de la Unión de Trabajadores Rurales, Marcelo Amaya.

Sí, muy triste; pero no recuerdo marchas de trabajadores rurales copando las avenidas con sus caballos y banderas para defender al gobierno que los sacó de la explotación laboral de las familias blanquicoloradas.

Nadie tiene derecho a quejarse o mostrarse engañado; porque se les avisó, con la mayor insistencia, de lo que sucedería si retornaba la derecha. Increíblemente, mucamas, peones rurales, jubilados y personas de los sectores más reivindicados por los gobiernos frenteamplistas, votaron al representante de los intereses de la oligarquía. La cereza sobre la torta fue Sergio Puglia, votando al sector más homofóbico de todo el país. Votaron al más carismático, al más joven, al más marketinero, sin considerar que estaban eligiendo al peor enemigo de los humildes y al mejor amigo de los negreros.

Alguna vez, no sé en qué ciudad o país, vi un muro y en el muro un grafiti que rescataba una frase de John William Cooke: “Los pobres que votan a la derecha son como los perros. Cuidan la mansión; pero duermen afuera”.

Yo diría que también son como esos carneros que generan mucha lana, pero terminan esquilados.

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