PIENSA MAL Y ACERTARÁS Entre el secreto, lo que se oculta y lo que no se dice Por Alberto Grille / Caras & Caretas

 



La transparencia es un concepto impuesto en las sociedades modernas. Hoy día, no se discute que el cumplimiento de las normas que regulan el manejo de los recursos públicos, el acatamiento de Los fallos de las instituciones que ejercen el control, la cristalinidad de la gestión en la administración estatal y el acceso a la información pública son condiciones ineludibles para la democracia y la calidad de las instituciones.

El respeto de las normas éticas que son comúnmente aceptadas en la actividad política y en la gestión de las autoridades públicas es una parte sustancial de la convivencia de los diversos partidos políticos. La transparencia, la lealtad en el manejo de la información, el respeto de las minorías, el derecho de estas a observar a las mayorías y el uso de los dineros públicos son una garantía para los que controlan y también para los que son controlados, para el gobierno y la oposición.

Dicho esto, quiero decir que debería rechazarse, desde que el presidente Luis Lacalle Pou asumió junto al secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, la responsabilidad única y exclusiva en la negociaciones para obtener la vacuna contra la covid-19, que toda la información se mantuviera en secreto, la gestiones se ampararon en la confidencialidad y posiblemente se maneje como información clasificada en el marco de la creación de la Agencia Nacional de Inteligencia como lo sugiriera recientemente su director, Álvaro Garcé, en una nota periodística realizada por el diario El País en la que específicamente mencionó la posibilidad de que aspectos de la gestión estatal en el caso de la pandemia sean considerados secretos por relacionarse con la seguridad humana.

Hay que señalar que desde ese momento toda la información sobre gestiones para procurar vacunas fueron trascendidos de prensa, informaciones filtradas por la “mesa chica” del presidente, particularmente al diario El País y declaraciones de Lacalle y Delgado diciendo que se estaba “próximo a un anuncio” o que el mismo era “inminente”.

Por El País nos enteramos hace un mes de que una empresa alemana en el Parque de las Ciencias, llamada VA-Q-TEC, sería la contratada para proporcionar la logística de la vacuna de Pfizer, cosa que confirmó hace un par de días Teledoce, aunque ni hace un mes ni hoy día tenemos ninguna vacuna de Pfizer. ¿No le parece rara semejante anticipación? El hecho de que el Frente Amplio no haya cuestionado fuertemente este secretismo producido en el marco de la emergencia sanitaria no es obstáculo para que yo afirme que dicho ocultamiento es muy sospechoso.
Es más, también me llama la atención que no haya despertado sospechas en la mayoría de los dirigentes de la oposición que parecen tener cierta predisposición a comerse la pastilla.
No estoy hablando solamente de la compra directa de las vacunas y su logística por un monto que tal vez supere los 50.000.000 de dólares.

Tal vez la negociación suponga extremos que no deban conocerse o que el gobierno o los laboratorios involucrados no desean que se divulguen. Sin embargo, hay que saber que en la historia de este país, tal vez nunca se realizó una compra directa por esos montos y mucho menos con una empresa no estatal y por un gasto que carece de previsión presupuestal. Algún motivo habrá para tanto ocultamiento y mucho más cuando para ocultar se aparta al ministro de Salud Pública, al de Relaciones Exteriores y, por lo que yo sé, también a los embajadores de los países en donde están instalados los laboratorios y a los embajadores de nuestro país en esos países.

Hace unas semanas escribí que no era saludable que tanta plata se manejara sin control y sin transparencia, máxime que los medicamentos como las vacunas no tienen precio, sino que los laboratorios le ponen un precio que van modificando según la demanda y que suelen intervenir intermediarios o comisionistas en los negocios. Los herreristas conocen bien de esto.

Hay muchas dudas que se podrían abatir sin violar la confidencialidad de nada. ¿Serán negocios de gobierno a gobierno o con empresas privadas? ¿Habrá o no intermediarios? ¿Habrá cláusulas de inmunidad en los contratos, como los que se divulgaron recientemente? ¿Intervendrán comisiones asesoras sobre precios, calidad, juridicidad y otros, o no se sabrá cómo se seleccionaron las ofertas? ¿Quiénes integraran estas comisiones asesoras y quién las nombrará? ¿Habrá control parlamentario sobre los procedimientos o se salteará el mismo? ¿Intervendrá el Tribunal de Cuentas o no intervendrá? ¿Se podrá acceder a los expedientes mediante un pedido de información pública o se reservará la información?

Hay muchas preguntas que me hago y no tienen respuesta. ¿Por qué el presidente se pronunció pública y anticipadamente a favor de elegir la vacuna fabricada por Pfizer, sin haber recibido informe alguno que avalara dicha preferencia? ¿Por qué se desautorizó al ministro Daniel Salinas? ¿Por qué nunca se consultó al presidente del Casmu, Dr. Raúl Rodríguez, que declaró públicamente haber reservado 1.500.000 vacunas Sputnik V, que actualmente se suministran sin inconvenientes en Argentina? ¿Por qué el embajador uruguayo en China no interviene en las negociaciones con Sinovac?

Hay demasiadas cosas raras. ¿Qué dicen los decretos aprobados esta semana? ¿Van a ser publicados? ¿Aclararán algo o son tan generales que solo tienen el propósito de darle sustento legal al ocultamiento, como en el caso de la ley de creación del Fondo Coronavirus que autoriza a mantener ocultos sus gastos hasta unos meses después de un hipotético final de la pandemia?
Debo reconocer que las cuentas del Fondo Coronavirus sí fueron reclamadas por la bancada de legisladores del Frente Amplio y las mismas le fueron negadas.

Tal vez esto es lo más sospechoso. Alguien podría sostener que en una negociación de compra de vacunas, la confidencialidad es necesaria para facilitar o aun posibilitar la equidad de la misma, pero en la contabilidad de cómo se hizo uso de los recursos del Fondo Coronavirus no puede haber secreto. En qué se usó la plata no debe ni puede ocultarse; si se oculta, hay algún motivo. Y, tratándose de plata, el ocultamiento huele feo.

Unas pregunta para dejarla picando: ¿los otros integrantes de la coalición la tienen clara? ¿Están informados de esta cosas o están igual que yo? ¿Conocen los detalles de las gestiones? ¿Confían o ceden? ¿No les parece que se debería ser más transparente y leal con la oposición?

Yo creo que sacaría la pata del lazo.

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